miércoles, 18 de agosto de 2010

NENA BIEN (vecinos de enfrente 2)

Nena Bien ( vecinos de enfrente 2)
Volver de la luna de miel fue casi como crecer un poco más de lo esperado o calculado.
Su huevo se estaba fisurando y no era el centro del mundo como en su mimado hogar de hija única de padres bien.
Bien referido no sólo a la tranquilidad financiera, sino que volcaban en ella amor, paciencia, tiempo, todo el de la madre, el que dejaba libre la carrera del padre.
Se casó con su obsesión, uno de sus vecinos de la vereda de enfrente, con el mayor, misterioso, ajeno, enigmático, seductor, atento, estudioso, trabajador, ambicioso…trepador.
El día de su  boda se dio cuenta que su amigo, el vecino menor, ahora su cuñado, estaba enamorado de ella, para su mentalidad romántica, casi infantil, y mucho de desdibujada por sobredosis de novelas de semanario, era el corolario perfecto para la chica que todo lo tiene, privilegiada, con grupo de amigas de la misma índole, jóvenes, displicentes, enamoradizas y flotando fuera de la superficie terrestre.
Sorprendidos por su esposo que en dos palabras puso la situación a nivel adulto y terminó con el tête a tête, reanudó el camino hacia la fiesta, aristocrática si se quiere en la opulencia, muy de nuevo rico en cuanto a la ostentación.
En su viaje de bodas pudo ver que si bien su marido se mantenía al margen de lo que era su conversación banal, o su debilidad por los shopings, se mostraba muy dispuesto y seductor a la hora del amor.
Ella no se sorprendió de las habilidades de él ya que había fantaseado con eso muchas veces, llegó más que ansiosa aunque muy insegura ante esa barrera de intereses y personalidades que había entre los dos.
Era plenamente consciente que si no fuera quien era él no se hubiese casado con ella, única heredera en estas épocas donde la inteligencia y el empeño no son suficientes para el progreso profesional, determinaron su suerte y obtuvo su capricho mayor…ese marido que la llevaba loca.
Descubrió también que ella  era una debilidad para él.
No ocultó que estaba muy satisfecho con la buena disposición de su flamante esposa, la instó  a seguirlo más allá de las convenciones, dedicó muchas horas a descubrir qué cosas le provocaban más placer a ella, que abandonando su timidez  no dudaba en seguirlo, buscarlo y aprender todo lo que a él lo volvía …un simple terrenal más.
Le dio a entender muy claramente que la relación con su hermano si bien podía continuar con las actividades compartidas en el club, no iba a tolerar acercamientos ni momentos de intimidad, ella secretamente estaba impaciente porque él la viera, con su nuevo aire de ¿mujer? Seguramente no iba a dejar de notar el cambio en ella, sin duda si antes le gustaba ahora buscaría la manera  de intentar seducirla…o pegársele tipo adhesivo con mil actividades compartidas.
Para su sorpresa cuando volvieron a verse un domingo en el club,  él se mostró bromista y encantador, pero no compinche, no le transmitió una secreta complicidad con la mirada ni le propuso ir a nadar juntos… al contrario enseguida después de saludar  se fue a anotar a un torneo de dobles mixtos con una de sus amigas.
Su marido y su padre también se habían anotado, pero ninguno la invitó, hicieron pareja con dos jugadoras natas, que no solo la tenían re clara sino que llegaron como contrincantes a la final   de  media tarde.
_ Qué pasa, por qué no te quedaste a compartir la gloria? Hasta tu papá nos felicitó, me dijo que iba a cuidar su puesto no vaya a ser que ahí también lo deje afuera._ estaba satisfecho como un gato relamiéndose, se reía y su humor taciturno y distante parecía relegado por el momento.
_ Hubieras podido invitarme a formar pareja con vos… me hubiera resultado más divertido que estar mirando como los hombres de mi familia se sacaban chispas._
Estaban en un lugar apartado, cerca de una construcción abandonada, donde alguna vez fue la administración.
_Por qué iba a hacer eso si mi pareja en el tenis tiene un saque infalible y un revés que a más de uno dejó de a pie… nosotros no hubiésemos llegado a la final_ su tono lógico y didáctico la enervó, dejó de caminar y se enfrentó a él que por lo visto no pensaba discutir lo obvio.
_Para divertirnos… para hacer algo juntos, que importancia tenía ganar un torneo estúpido que te llevó todo el día… por qué todo tiene que ser competitivo  y demoledor hacia los demás, es un juego de domingo…jugar por placer y mi saque no será infalible pero mis parejas hasta ahora nunca me recriminaron el revés_
_ Y  me voy a anotar en un torneo si no pienso prepararme para ganar? No estaba paleteando, era un juego de competición y para no poner lo que hay que poner me quedo en las reposeras tomando sol…no me divierte entrar en una competencia con la idea de abandonar a mitad del juego._  ya sabía que él no iba a seguir la conversación… se limitaría  a alejarse y a dejarla hasta que su enojo se disipe.
Eran las situaciones tontas como esa donde ella sentía siempre que perdía pie, firmeza, presencia… su amigo se había divertido en el juego y protagonizó un par de payasadas en la cancha que a su pareja la mantuvo atenta y más que alegre, estaban tentados y por supuesto no llegaron ni a semifinales, se fueron a tomar algo al bar y si bien le guiñó un ojo al pasar no la invitó a ir con ellos.
Nostálgica escuchó sus carcajadas  que venían de las piscinas, estaban nadando, aún a lo lejos se notaba el clima de distención que había entre ellos… y lo extrañó,  con su cuñado nunca se sentía torpe o inmadura, se reían de los mismos chistes, se divertían juntos, jugaban horas enteras al truco y nadaban hasta quedar convertidos en pasas de uvas.
La solución obvia para ese día mal parado fue llevar a su marido al único terreno donde ella la jugaba de par.
_No discutamos, ya me aburrí más que suficiente_ le dijo mientras de frente y frotándose apenas, lo rodeó con los brazos y lo besó despacio, mordiéndole apenas los labios, enseguida él se enganchó en el juego y toda la euforia del partido ganador la volcó sobre su mujer… a escondidas y parados, con urgencia en ese lado abandonado del club y con el miedo a ser sorprendidos por otros deambulantes .
_Las cosas que me hacès hacer…_ por supuesto que el reproche no era en serio… la vida le sonreía, gol de media cancha con suegro influyente y la nena más que materia dispuesta… tenía berrinches de malcriada… pero iba muerta con eso, no se engancharía con pavadas, ni escenitas de novela,  no estaba en sus planes  hacerle de juguete… para los caprichos, claro,  para la intimidad estaba dispuesto a jugar lo que sea…confiaba en no aburrirse como le había sucedido anteriormente, que cuando la novedad pasara no se inclinara hacia otros brazos abiertos y trepadores como él…sabía que se había prostituido, el precio era el matrimonio, pero no le disgustaba… al contrario, estaba satisfecho como nunca, no era celoso, le gustaba que su mujer provocara interés y admiración en los ojos masculinos… .
 Ella mientras se acomodaba la mini y su ropa interior, también pensaba…¿Siempre tendrá que ser así? ¿Y cuando él ya no responda a su mínimo roce, más que dispuesto en cualquier lado aunque sea público? ¿Cuánto dura la novedad? ¿Qué recursos tendría si la costumbre los invadía? .No podría tenerlo alzado y jadeante todo el tiempo, menos con su personalidad tan esquiva. ¿Qué futuro habría en una relación de esa naturaleza? Obvio que si sólo era ése su punto en común…tenían fecha de vencimiento…no temía una separación, sabía de sobra pese a vivir en una burbuja, que los planes de él eran a muy largo plazo… pero… y los de ella? . Podría enfrentar el desinterés de él? Esperaba que se dedicara a los chicos, colegios, pediatras, trayectos escolares y las mil cosas que su madre había hecho por ella, mientras, ajeno y distante se dedicaba a su carrera?.
Sólo a su carrera?.
Suspiró y él la miró fijo, extendió la mano que ella tomó, no le preguntó qué pensaba…ni el motivo de su suspiro, él mismo parecía distante y remoto…otra vez su atención  fija en su propio mundo.
Fueron caminando hacia los otros pabellones, el asado estaba en marcha, los hombres comentaban las anécdotas del torneo, su marido le dio un beso rápido ( al que ella se aferró mentalmente) y se unió al grupo, ella se acercó a su madre y a su suegra que estaban conversando mientras compartían un mate tardío.
A lo lejos vio que su cuñado con cara de pícaro le ajustaba el corpiño de la bikini a su amiga, el sol se estaba yendo y ya no importaban las marcas, se reían, la ayudó a levantarse y se unieron a dos o tres más que tan sólo unos meses antes ella hubiera estado sin duda con ellos…mejor aún, sería la compañera incondicional de su vecino menor, su mejor amigo, que aparentemente recogió el pase con altura y evitaba crearle problemas inútiles… sin sentido.
Ella sintió que no pertenecía a ninguno de los grupos que la rodeaban.
Debería tomar un rumbo distinto.
Si no quería salir lastimada…a ella tampoco le gustaba perder.

Patricia Figura, marzo de 2010

3 comentarios:

  1. Se pone bueno, pero ya lo está pagando y apenas vuelven de la luna de miel!

    ResponderEliminar
  2. Hmmmmmmmmmmmmmmm: Espero el final calladita la boca.

    ResponderEliminar