lunes, 11 de julio de 2016

FUE LO MEJOR....

FUE LO MEJOR….

Con sus pequeños pies hundidos en la arena de cenizas volcánicas, miraba el paraíso que se abría frente a su horizonte.
No estaba segura de estar despierta.
Que realmente estuviera viviendo y disfrutando de tanta paz luego de las tormentas emocionales de los últimos años.
La brisa suave le iba secando el cabello que volaba libre de planchitas y productos para mantenerlo brillando al sol.
El sol no le era esquivo, pero en la semi penumbra de las palmeras podía casi dormir con los ojos abiertos…. Llenándolo de todo lo que la rodeaba….para atesorar y rememorar cuando tuviera que volver  a la realidad.
La vida adolescente y adulta le iba pasando con imágenes que hacían revertir cualquier pronóstico de estar alguna vez exactamente donde ahora estaba.
Pero era verdad.
Estaba ahí.
Con él.
Toda su estructura, metodismo, sincronía, conservadorismo, prejuicios…. Todos quedaron derrotados ante la pasión…. O tal vez se debiera decir amor.
Luego de años de enamoramiento frustrado y no correspondido,  a los dulces dieciocho se enamora perdidamente de un amigo de amigo….esas personas que se cruzan en el momento ¿justo?.
Menor que ella, carácter fuerte, caprichoso, hijo único acostumbrado a que todos bailen a su ritmo, dio vueltas a su alrededor, fue encantador, romántico, atrevido, pícaro, compartían el amor por la música, el placer físico…. La elevó el séptimo cielo.
Y la estrelló de la peor manera.
Se enfermó…. lloró, suplicó…..no encontró consuelo.
Pasaron los años, se puso de novia con un compañero de estudio, lucharon contra lo financiero, las ideas cerradas de él, la religión, las amistades, las vacaciones que provocaban la eterna pelea de ir siempre al mismo lugar a encontrarse con la lejana pero aguerrida familia de él.
Tuvieron hijos a los que amaron cada uno a su manera.
Así durante veinte años…. Lograron todo lo económico que se propusieron como meta.
Familia hermosa de fotografía.
¿Por qué ella lloraba tanto a escondidas? ¿Por qué cuando se reía hasta salírsele las lágrimas con sus grupos de amigos del colegio lo hacía  por face, a escondidas, ahogando con la almohada sus carcajadas para que él no escuchara?
Detestaba todos los grupos que pudiera tener su mujer, salvo los del templo, claro, pero esos no se manejaban on line.
Y un día cualquiera, cuando su alma estaba marchitándose de a poco….se choca de frente con un camión que le da vuelta su vida sin remedio y sin poder detenerlo.
Se encuentra con quien la hiciera tan desdichada como feliz en el pasado.
Y ya no hubo paz ni sosiego.
La calma terminó.
Él descargó su mejor artillería sobre quién tenía la batalla perdida antes de de intentar dar pelea a lo que su cuerpo reclamaba con ardor.
Volaron los mails, las poesías, letras de canciones que se acomodaban a su historia….encuentros furtivos, esconderse, alud de mentiras…..las exigencias de él para que ella aclarara las cosas en su familia.
Terminar con la convivencia de años que él llevaba con una colega.
Llanto desesperado por parte de ella.
Sola, sin cómplices para la mentira que la vida le obligaba a vivir para seguir respirando.
Los interminables proyectos de su marido que la asfixiaban.
La actitud implacable de su amante.
Creyó volverse loca de tanta presión. En realidad estaba sola, quienes supieron de su calvario no entendían que volviera a ponerse a su merced, no era confiable, no había cambiado tanto.
Agonía, con algunas bocanadas de aire.
Hasta que logró quedar sola en su casa con sus hijos.
La tensión de disfrazar sus encuentros, escapadas, la mirada del marido que nada lograba entender, hacía que todo se viera cubierto por un velo de dolor.
Presión, presión por parte de la familia, los amigos, el amante, el marido.
Angustia, rebeldía, enojo, alejamiento, impotencia.
Basta.
Todo terminó….es difícil tomar la decisión de desilusionar, desencantar a quién ve por nuestros ojos, quién ofrece ser felpudo antes que nada….más sabiendo que a partir de ese momento, luego de ser “el amor” se pasa a ser “yo, la peor de todas”…..como se pudo, tratando de lastimar lo menos posible y sin dar mayores detalles dolorosos la verdad fue dicha.
Más allá de las cuestiones legales que se pondrían en marcha.
Más allá del desbarajuste de idas y venidas con los chicos.
Más allá de tener que soportar la “opinión bien intencionada de los que los quieren”.
Estaban disfrutando libremente de este viaje de a dos, horas de letargo, charlas, caminatas, hacer amigos, música…. Amor.
Sus hijos no eran de la partida, por supuesto, ellos estaban con su papá, que por primera vez en veinte años, no pasaba sus vacaciones de invierno en el hogar paternal, sino que había volado con sus retoños al primer mundo....tal como están las cosas, pareciera que fue lo mejor.
Lo vio venir caminando desde el bar de la playa con sendos tragos y su característico sombrero de vacaciones, esbozó una sonrisa feliz.
Más allá de cómo siguiera todo, hoy estaba ahí, en el paraíso, con quién la tenía obnubilada al punto de que nada ni nadie más existía por el momento.
Fue lo mejor….para su marido también, aunque ahora no lo reconociera, tenía todo para estar con una persona que compartiera y no luchara contra sus ideas….tiempo al tiempo, todo pasa, pero también, si se deja de lado la comodidad de “seguir así día a día vegetando”…todo llega.

Patricia Figura, Julio de 2016.


sábado, 9 de abril de 2016

ESOS BELLOS OBJETOS....

Esos Bellos Objetos….

¿Cómo encontrar explicación a una contradicción tan irrefutable de su manera de ser?.
No se molestaba demasiado en buscarla, ni en tratar de hacerle entender a nadie su manera de ser…. era así, y le gustaba respetar tanto como que la respeten.
No aceptaba que nadie se inmiscuyera en sus decisiones, pero si tenían algo que aconsejar, lo sopesaba en la soledad de su hogar y sólo si venía de personas muy muy queridas y que la conocían mucho.
No le interesaba nada que le impusiera más cadenas que las absolutamente necesarias para vivir en sociedad, no soportaba sentirse atada a nada, menos que nada a cuotas eternas para comprar zapatos, carteras, viajes, cosméticos…. pero a la  vez, tenía absoluta consciencia de elegir cosas bellas, sabía lo que le sentaba bien y potenciaba sus atributos desdibujando sus defectos.
No tenía paciencia ni voluntad para el esfuerzo que significaba tener una casa de película, con cada  rincón digno de una fotografía, sacaba todas las telas de araña cuando las descubría, no lo hacía sistemáticamente “todos los sábados”, lavaba los pisos a diario pero jamás los enceraba, si comenzaba a hacerlo después debería seguir aunque no tuviese ganas, y los días de humedad tan abundantes en su ciudad sería un pastìn…no, no le importaban tanto como para esclavizarse con eso, los baños siempre limpios, desodorizados, con toallas mullidas, que  sequen bien, suave…. pero jamás coincidían las cuatro permanentes en color o tonalidad…ni siquiera en la gama de un color.
Las sábanas se cambiaban y lavaban en el momento una vez a la semana en invierno, dos en el verano….nunca un día fijo o determinado, eran arrebatos del momento, así fuesen las diez de la noche…eran reemplazadas por otras que “ajustaran muy bien en la parte del cubre colchón”, lisa por supuesto la parte de abajo  y con un hermoso estampado  cuidadosamente elegido para la superior y almohadas.
Tenía la sensación de que si vaciaba su hogar de todos sus bellos y funcionales muebles, con sus preciosos y  pocos objetos de adornos, sus tres bibliotecas, y la amada colección de portarretratos sería casi para derrumbe….no prestaba atención al color de las paredes, ni a las aberturas, eso le hubiera insumido un tiempo y un dinero importante, le era útil y operativa….en realidad lo global desaparecía de su mirada, sólo iba a sus pequeños tesoros acunados con amor, aunque hubiese regalado a manos llenas casi todas las cosas de valor y que estaba segura de que jamás usaría, como la cubertería de gamuza ( le ocupaban un lugar que necesitaba para los cubiertos de mango que eran prácticos y cortaban bien) los jueguitos de café que nadie tomaba, dejó sólo los de porcelana porque amaba su diseño y material, lo mismo con las tazas de té…., con adornos traídos de diferentes lugares como souvenir, dejando sólo aquellos que eran de piedras, originales, bellas, hipnóticas… le daban placer de sólo mirarlas, amaba con la vista y el tacto esos  pocos y personales objetos….aunque estaba segura de que jamás compraría nada de eso, eran regalos, de gente que le era o había sido muy querida, pero no se le hubiese ocurrido comprarlos ella…ahí perderían todo encanto.
No era para analizarlo….era parte de su impaciencia para recorrer tiendas, shoppings, ,etc….era parte de su impaciencia para abrir un paquete de regalo, sea chico, grande, mediano, humilde u ostentoso…. era saber que quién lo había elegido la conocía, sabía lo que provocaba su sonrisa, su secreto placer de recorrer con la vista, tocar y disfrutar de esos pequeños y bellos objetos especiales que de una u otra manera habían llegado a su mano, a su vida, formaban parte de su entorno, de su cotidianeidad, de fondo en las fotografías familiares, de momentos festivos como los cumpleaños de sus amores, como telón del transcurrir de su vida, que con todas las imperfecciones que pudiera revestir era sin lugar a dudas su mejor obra.


Patricia Figura, abril de 2016

miércoles, 17 de febrero de 2016

TODO BAJO CONTROL....

TODO BAJO CONTROL….

Sus ojos se dirigieron directamente al cuenta kilómetros del coche de su esposa, ni siquiera podía mirar en calma, la ansiedad por controlar…. lo controlaba a él.
Sesenta km en las últimas doce horas.
Mucho.
Si fue de la madre en la ciudad vecina estaba casi justificado.
Cuando le preguntó esa mañana qué pensaba hacer ella no lo mencionó….durante seis horas matutinas estaba encerrada en su box laboral.
Restaban seis horas.
En las cuales de las cuatro veces que la había llamado, sólo respondió una vez.
Le dijo que estaba en la peluquería retocándose los reflejos.
La peluquería quedaba a escasas diez cuadras.
Luchó durante los diez años de casados para que no tuviera auto propio.
La excusa del doble seguro, doble cochera, doble gasto de combustible y mantenimiento, a regañadientes lograba convencerla.
Se complicaba mucho turnarse con el coche familiar y las actividades tanto laborales como escolares y extraescolares de los chicos.
A medida de que los años pasaban, las discusiones llegaban a puntos realmente fuertes.
Cuando cobraron el seguro de la madre de ella, no había excusa para  dilatar la cuestión, podían permitirse los extras porque la tranquilidad familiar lo valía, era preferible economizar en otra cosa, se habían mudado de casa y si bien la cochera no era totalmente cubierta, los coches entraban.
Fue todo un tema la elección.
Cada vez que ella estaba por cerrar la operación, él encontraba una falla importante en la chapa, motor, sistema eléctrico, o papeles.
Decidió entonces su esposa hacer una entrega y pagar el resto en cuotas de un plan adjudicado.
La palabra cuotas y deudas lo hizo transpirar aún más que la supuesta falta de control en los movimientos de ella.
Le encontró un usado en relativo buen estado, útil para andar por la ciudad, cuidando su uso, no era para grandes trayectos.
Ahora, antes de entrar al hogar familiar, con la llave extra se sentó al volante a mirar como lo hacía diariamente, y sin asomo de culpa, lo que le “informaba” el coche.
Había tierra seca en las cubiertas….eso sí era más que extraño.
Tierra seca? Sesenta km?....el tanque de nafta en la reserva no era demasiada novedad.
Sabia que ella era imprevisible, independiente, si él no “ajustara las tuercas” ….no estaría nunca en la casa, no le gustaba que trabajara fuera del hogar y menos en una oficina donde el ochenta por ciento eran profesionales hombres, con los cierres de los pantalones  falseados….eran conocidos, el mundo era un pañuelo.
Pero contra eso no había podido luchar y por otro lado el dinero se necesitaba.
El era el encargado de llevar minucioso control sobre los sueldos de ambos, sino… sería imposible el ahorro y el progreso, estaba convencido de eso.
No era tonto, ella siempre estrenaba hermosas prendas “compradas fueras de temporadas” según le decía “regalo de las chicas”, “no puedo ir a trabajar en harapos, no seas roñoso”….pero eso estaba calculado, protestaba para que ella sintiera el límite, sino no entrarían en la casa la cantidad de trapos y calzados que ella compraría compulsivamente.
Ella era hermosa, brillante, querible…hasta que se enojaba, hasta que explotaba, podía llegar a estar semanas sin hablarle más que lo justo y necesario…ahí él iba cediendo a cuenta gotas, pero el control le salía de las venas, era más fuerte que él, lo hacía con todo, con las tarjetas de crédito, con los horarios, con los alimentos, con los lugares para vacacionar…. con el dinero de reserva….ése era su punto débil, la cuenta que solo él y su hermana conocían, ambos eran iguales y tenían dos cuentas por orden recíproca que ninguno de los cónyuges conocían….ellos eran hermanos, juntos aunque el mundo colapsara, educados en el ahorro extremo, casi avaricia en una de las formas de la idolatría, se comprendían mutuamente, esas cuentas que engrosaban año tras año, eran sus refugios, sus premios, sus seguros si todo se venía abajo.
Por el retrovisor vio que ella venía con las bolsas de los mandados casi doblando la esquina, esperando a que el torrente de autos que el semáforo había dado pase, le dejara la senda peatonal libre.
Se bajó y cerró, fue caminando hacia ella que aún no lo había visto.
Le sonrió y le dio un sonoro beso en los labios, la abrazó.
Tomó una de las bolsas, le preguntó por los chicos, ella conversaba animadamente, él elogió el nuevo color de cabello, “sí, había ido a la peluquería después de todo” … le preguntó por su día de trabajo,  respondió con “lo mismo de siempre, ya te conté cuando llamaste”….ella planeaba mentalmente la cena, y organizar un poco de papeles que había traído de su trabajo, las horas no le alcanzaban, lo escuchaba vagamente en su discurso diario, con las repetidas quejas y repreguntas, se encerró en su mundo, asentía con la cabeza mientras su mente ya estaba en otro lugar.
Llegaron a la puerta del hogar familiar, caballerosamente él abrió y le dio lugar para entrar, ella se quejó de que todavía tenia que buscar al más chico antes de guardar el auto, él se ofreció a hacerlo así ella podía quedarse cocinando y no cenaban tan tarde, le hacía mal a su hernia de hiato.
Ella se encaminó a guardar todo, y sacar del freezer unas presas de pollo, que acompañarían con arroz amarillo y ensaladas que ya estaban limpias, no le respondió, dejó todo listo y se dirigió al living a buscar su cartera y las llaves del auto, no quería dejar de pasar a pagar por la boutique antes de que cierre, la zapatería y la casa deportiva, ya era diez y después le cobraban todo con recargo, no tenía intenciones de usar la tarjeta de crédito, no tenía ganas de dar explicaciones del resumen si lo abría él antes que ella.
“amor!!!!!.....venís enseguida?????….iba a ir yo….vamos a acostarnos tempranito…. así estrenamos tu nuevo color de cabello…” le dijo en tono jovial mientras ella se estaba yendo, a ver si le decía algo de la peluquería….¿sesenta km? ¿En la ciudad?.
Ella se hizo la que no lo escuchó, saludó a la vecina de enfrente que salía a caminar con su marido, subió al coche, sintió el perfume de él en el interior…. revoleó los ojos… dejó el fastidio de lado, no lo iba a cambiar…. Se miró en el espejo, le gustó el cambio, había valido la pena la distancia y meterse en ese nuevo barrio sin asfaltar en las afueras, la chica era simpatiquísima y trabajaba muy bien, le iba a mandar un mensajito a su amiga agradeciendo el dato.
Dio marcha atrás, puso primera cuando el semáforo de la esquina frenó los coches y fue en busca de su hijo, estaba cansada y aún le quedaban las cuentas por pagar.



Patricia Figura, febrero de 2016

viernes, 22 de enero de 2016

EL PATITO FEO....QUE NO ERA CISNE.

El Patito Feo... que no era Cisne.
Ella había nacido fea, literalmente.
No como la mayoría de los recién nacidos,  que con los primeros gramos y días transcurridos comienzan a embellecerse.
Era decididamente una criatura sin gracia.
Sus amantes padres, cuyos otros hijos eran de lo más común y corriente, sin nada ostensible que destacar, ya fuera en un sentido o en otro, la miraban sin decirlo abiertamente a medida que iba creciendo.
Su carácter cambiante no ayudaba para nada, su gesto algo bobalicón era engañoso, poseía una viveza innata que bien manejada era su mejor capital.
No tenía demasiadas amigas en el colegio, sólo determinado grupo que demostraban que no  “discriminaban” incluyéndola en algunas de sus reuniones, claro, ella no les hacía sombra, no distraía las miradas de los chicos que les gustaba, no era siquiera simpática si no se lo proponía realmente.
Adolescencia difícil, familia sólida, presente, poco demostrativa… sus hermanas le daban consejos para sacar mejor partido de su cabello que era sano y abundante, su madre recorrió cuanto dermatólogo pasaba por la obra social para luchar contra el acné juvenil, pero para desesperación de todos ella se encogía de hombros y seguía su camino.
Cero deportista.
Absoluta sordera si de estudiar algún instrumento se trataba.
No le interesaba en lo más mínimo la vida de club y los consabidos grupos que allí invariablemente se formaban.
Su carácter fue agriándose con el tiempo, terminó sus estudios secundarios, fue al viaje de quinto a regañadientes, nadie tuvo que hacer de “campana” para cubrirla en un beso furtivo.
Varias crueldades de esas llamadas “inocentes bromas de chicos” fueron volviéndole el gesto más adusto y hosco aún.
Odiaba los espejos…. Cuando tuviera su propia casa no tendría ninguno, aún a riesgo de salir disfrazada a trabajar.
Hizo el terciario en tiempo record y comenzó su vida laboral, sus hermanas se fueron casando, su único hermano también, vivía sola con sus padres, pero era como tener caseros…. Ella hacía su vida, con sus horarios, sus padres hacían la suya, por acuerdo mutuo ella pagaba impuestos y servicios y su madre se encargaba de que hubiese siempre algo para comer y la ropa limpia.
No la invadían y ella a ellos menos.
Curiosamente no era una persona insegura.
Era posesiva de lo que consideraba de alguna manera “suyo” pero no era dependiente de nadie, al contrario, eficiente en su trabajo fue ascendiendo rápidamente…. Eso la obligaba a tener en cuenta su aspecto.
Era prolija, tenía un guardarropa básico pero absolutamente combinable, le gustaba armarse “equipos”, “oufits” para no tener que perder tiempo pensando qué ponerse para trabajar, reuniones sociales o vacacionar.
Por una cuestión de salud se impuso hacer algo de gimnasia tres veces por semana, no le interesaba aumentar de peso y tener que ocuparse de  sí misma más de lo necesario.
Eso la hizo sentirse mucho mejor, más elástica, más esbelta, le daba otro porte…para el cumpleaños, sus compañeras de trabajo, que tenían la costumbre de hacer regalos temáticos anuales, es decir, con el de la primera ya sabían qué les tocaba a las otras, le obsequiaron un Boucher en uno de los mejores salones de belleza de la ciudad.
La conminaron a que lo utilice….antes de un viaje laboral por una fiesta en la casa matriz a la que iba con otros directivos de la empresa y representantes de firmas, pidió turno y se internó llevando en parte su portafolio para adelantar temas pendientes.
Por una vez no odió los espejos.
Los años le habían dado algo….experiencia, un dejo de inteligencia en la mirada, actitud y los genios del spa un estilo que le iba como anillo al dedo.
El que sabe, sabe y cada uno a su juego.
Tal vez no era tan difícil mantener la imagen que le devolvía ese cristal implacable a veces y dadivoso otras, como en esta ocasión, tampoco había sido un total sacrificio, un par de horas cada quince días, mantener ese nuevo color de cabello que la iluminaba y suavizaba el rostro, un make up casi disimulado, un toque en las pestañas.
No la habían disfrazado de otra persona.
No se sentía un maniquí llena de afeites que le quemaran las manos por ir a lavarse la cara.
No tenía un peinado que la obligara a la esclavitud.
Era algo muy sutil y que la hacía girar ciento ochenta grados en su aspecto.
Sintió una oleada de gratitud y placer.
Tomó su maletín y en un arranque sin precedentes pidió un nuevo turno por propia voluntad.
No se había transformado en un bello Cisne….pero se veía mejor de lo que siempre se había visto, daba otra imagen, sonrió y se dio cuenta de que la favorecía, tenía lindos dientes….calzó sus gafas de sol, con eso era intransigente, nada de Febo en su piel, no lo toleraba, una vez leyó un artículo que decía que con dinero, cualquier mujer podía ser bella, ella no compartía esa opinión….podía mejorar su aspecto, darle estilo y dignidad…pero la belleza era otra cosa.
Como fuera, estaba satisfecha, se sentía mejor que nunca consigo misma, recorrió un shopping  cercano y eligió un par de prendas para llevar, calzado de vestir y otro más cómodo para andar, mientras su celular vibraba con llamadas urgentes que se dio el lujo por una vez de postergar.


Patricia Figura, enero de 2016

martes, 5 de enero de 2016

LA PROFE....

LA PROFE

Sus dedos largos, con uñas sin esmaltes y anillos de plata pulida, tamborileaban como al descuido sobre el escritorio del aula escolar.
La mirada perdida en sus pensamientos, miraba casi sin ver.
Silencio de examen.
Los alumnos de la secundaria batallaban en una de las “últimas oportunidades” para salvar la materia….una de la cinco o seis que la institución o el ministerio” sugiere” para dar posibilidades a los adolescentes de aprobar,
Y así se llegaba al nivel terciario…casi naufragando, pero esa era otra historia.
Una cabeza rubia, cabizbaja, que si bien jugueteaba con la birome, no parecía escribir demasiado, llamó una vez más su atención.
Algo le pasaba….hacía días que estaba taciturno, ceñudo, la miraba tan penetrante como siempre, pero no se dibujaba su sonrisa rápida y contagiosa, no estaban las bromas que parecían no tener fin y que matizaban sus días…sin decir nada daba media vuelta y se iba.
Todos sus alumnos eran queribles, divertidos, educados, graciosos…pero él era especial, marcaba presencia, demandaba su atención como si no tuviera más de cinco años, le hacía acordar a sus propios hijos  siempre en pugna uno con otro para acaparar sus sentidos.
El resto de sus compañeros se reían  de las demandas de él, de sus declaraciones de preferencia sobre cualquier otra profesora que haya tenido o pueda tener.
Si bien ella cortaba de manera risueña pero firme los calurosos saludos adolescente, guardaba en su corazón cada una de sus demostraciones, era un bálsamo lo que recibía en el trabajo en contraste con su realidad familiar.
El egoísmo de su esposo, cómodo en sus salidas con amigos, siestas eternas, poco románticas, su escapismo en el control remoto del televisor…sus hijos con exigencias y celos entre ellos.
Nada muy diferente a lo que pasa usualmente en la mayoría de los hogares en donde se hace malabares para sostener la economía familiar y donde de a poco se van alejando entre sí….o se acercan para el pase de facturas.
“Siempre hay un hijo que da y otro que recibe”….o al menos es lo que ella sentía con respecto a sus propios padres, ahora, en el ocaso y deterioro, reclamaban su presencia, muy diferente a cuando estaban sanos y fuertes…absolutamente dueños de sí.
Sus ojos se fijaron en  él, la hoja no estaba en blanco, suspiró aliviada, se anotó mentalmente comentar con la preceptora acerca del cambio en su actitud y semblante, cuando su alumno estaba así era inútil intentar conversar o ayudarlo.
“Profe sos la más linda de todas” “Profe, esa remera me habla a mí?” refiriéndose a la inscripción en idioma extranjero en que invitaba al supuesto lector a conocer su interior, “Profe… este tema es para vos” y ahí mismo, en pleno salón improvisaba un karaoke con alguna letra que dejara clara su devoción..
Esbozó una sonrisa involuntaria y él justo levantó la vista.
No le respondió con ningún gesto que hubiese sido lo habitual, apenas una mueca de costado.
En una semana comenzaría el receso escolar, el año que viene si bien sería alumno de la institución, ya no de ella.
Era un grupo hermoso, se trabajaba estupendamente bien con todos, habían compartido viajes de estudio, cenas, actos, estaba invitada a la recepción de quinto que ya se estaba planificando.
Los iba a extrañar muchísimo!!!...lo iba a extrañar.
¿Qué sería lo que  le pasaba? ¿Por qué estaba con esa expresión tan triste? ¿Por qué no confiaba ni en su mejor amigo?.
Suspiró, se disponía a pararse y recorrer entre los bancos cuando él se acerca y le extiende su examen.
La mirada cómplice se pudo percibir por un instante, enseguida sus ojos perdieron la luminosidad y a ella el alma se le estrujó.
Murmuró entre dientes un saludo y abandonó el aula, tal como podían ir haciendo a medida que terminaban.
Uno a uno fueron terminando, se saludaron, acordaron la fecha de entrega de calificaciones, ella acomodó sus cosas, se colgó el bolso sin prender el celular hasta no salir del colegio, preparó las llaves del coche, no quería derretirse en el asfalto después de caminar tres cuadras.
En un recodo, al doblar por uno de los pasillos, lo encuentra reclinado contra la pared, con las carpetas a un costado, la mirada fija en ella, titubeó como si fuera una adolescente que no sabía bien qué hacer…saludarlo al pasar, guiñar un ojo a modo de saludo tal como hacía usualmente para no andar a los gritos, agitar una mano…no había nadie más, sus pazos retumbaban en el silencio de una escuela medio desierta a mediados de un diciembre caluroso.
_Profe…._ dijo él muy bajo y sin su estridencia habitual, separándose de la pared_ te voy a extrañar…mucho, sos la mejor.
Le dejó un beso suave en la mejilla, no esperó un gesto de ella ni una respuesta, un “yo también los voy a extrañar”, dio media vuelta y se alejó por el portón vidriado que ella misma atravesaría minutos después.
Algo le apretaba en la garganta, sus ojos se humedecían rápido últimamente, tenía calor, no sabía todavía qué les iba a dar de almorzar a toda su troupe, se acordó que habían quedado empanadas de la noche anterior, “que coman eso a medida de que se vayan levantando”, salió al sol refulgente, se calzó las gafas de sol, encendió el celular, tenía diez whatsapp que ver, revisó que no fueran urgentes y cerró la pantalla.
El fin de año estaba cerca.
No había hecho las compras navideñas.
Su marido estaba particularmente cargoso con el tema vacaciones.
Ella solo quería un poco de paz…suspiró de nuevo y se encaminó hacia su coche, su familia, su vida.


Patricia Figura, enero de 2016

lunes, 4 de enero de 2016

TODO PUEDE SER...

TODO PUEDE SER…
Seguramente la mayoría de las personas que la conocen, creen que su vida “ya está escrita”, que va a ser siempre así, con una rutina marcada casi por inercia.
Rutina asestada continuamente por imprevistos familiares e infantiles….pero no por eso menos monótona.
La casa les iba quedando chica, aún cuando faltaban años para terminar de pagarla, dos dormitorios y otro que nunca se terminó, utilizado para “cachivaches”, cocina diminuta en el espacio de lo que sería un pasillo, comedor atestado de juguetes, útiles, libros escolares, restos de cartulinas y goma eva (que pueden servir para algo), computadora, televisor, equipo de música, DVD, mesa larga que ocupa el resto de la estancia con seis sillas de las cuales sólo cuatro pueden ser usadas por personas de peso  relativamente normal¿?...las otras son para los más chicos o para los que les guste la aventura.
Si se entiende por aventura sentarse y no saber en qué momento quedan totalmente descoladas y  el piso de cerámicos económicos puede cumplir las veces de un poco mullido asiento.
Salir a trabajar antes de las siete de la mañana, repartiendo los niños en el colegio, marido en el trabajo y por último rezar para encontrar estacionamiento que no sea medido, es su comienzo de un día relativamente bueno, cuando se complica puede ser por motivos varios, fiebre, dolor de muelas, garganta, estómago de alguno de los infantes que no entienden que  NO ESTÀ CALCULADO NI EN EL RELOJ NI EN EL PRESUPUESTO FAMILIAR QUE SE ENFERMEN.
Claro que las ruedas pueden amanecer en llanta por algún desconsiderado clavo que se haya atravesado en su trayecto el día anterior, o que misteriosamente la batería cumpla su ciclo a esa hora inoportuna cuando están todos con mochilas, bolsos, materiales de tecnología y bolsos de natación escolar a hora tan temprana.
Disfrutaba mucho de su trabajo, realmente le encantaba, lo vivía desde el corazón, era también un poco su lugar de descanso, siempre había un recreo para conversar con sus compañeros, organizar cumpleaños, despedidas, bienvenidas, vísperas de feriados y cuanta excusa pudieran inventar para sacudirse un poco la desidia de encima.
Pero lo que sería una gran sorpresa para todos los que la conocen, es que en ese trabajo había también un “incentivo laboral”.
Si, tal cual….una ¿motivación?. Lo cierto es que más allá de que era “su” secreto, lo disfrutaba, lo guardaba celosamente, y le servía para regodearse con la imaginación durante las tediosas horas en que el cielorraso parecía a punto de caérsele encima en las noches de insomnio.
No sabía si el destinatario de sus más atrevidas fantasías sospechaba de la incipiente pero vertiginosa amistad que estaba naciendo entre ellos.
La sonrisa de él cada vez que conversaban le iluminaba el resto del día, se había hecho como un mini ritual de saludo e intercambio de bromas, siempre estaba la expectativa de que algo pudiera ocurrir y él faltase, o que ella no lo cruzara….y el nudo en el estómago cuando en un instante  aparecía en su campo visual….hacía que todo valiera la pena.
Mientras hacía las compras, bañaba al menor, ayudaba en los exámenes a los mayores, se aburría a solas con su marido, aguantaba las quejas de su suegra, ayudaba a su madre….volaba, se iba, imaginaba los diálogos que tendría con su compañero, las conversaciones que sacaría como al descuido, evaluaba las posibles salidas ingeniosas de él… porque era muuuuuuuuuuy ingenioso según ella.
Con eso se conformaba.
No se planteaba dejar a su familia.
Ni separarse de su marido que era tan bueno como anodino.
Ni que hablar si tuvieran que dividir las economías…. de los dos no harían uno, tenían las dos tarjetas de crédito a punto de estallar, la del súper con margen cero, los sueldos eran buenos, pero ellos eran mejores para antojarse con cuanto bicho electrónico existiera así que no había manera de tener un saldo positivo en cuanto a los números.
Tampoco se imaginaba siéndole infiel.
Estaba cómoda con lo que tenía….hasta cosa de un mes atrás.
Todo puede ser…y los giros de 180º existen no solo en las geometrías.
Él la agregó a whatsapp, y ella agrandaba y achicaba su foto de perfil doscientas veces al día, ahí se enteró de que su malsana relación matrimonial había llegado a su fin, por fin había cortado amarras y comenzaba a estar en paz, a disfrutar de un poco de sosiego, charlas, amigos, una comida entre semana sin importarle si tenía que sentarse a cenar a media noche, ella leía con avidez sus comentarios, no sabía que él estaba mal en su matrimonio, las pocas veces que lo había visto con ella, no demostraban nada, ni amor, ni desamor, ni alegría, ni euforia….NADA.
Tácitamente, cuando se encontraban en el ambiente de trabajo, no mencionaban sus charlas on line, ignoraba si él lo hablaba con sus amigos, ella era celosa de esa relación, ni siquiera lo comentaba con sus dos mejores amigas.
Hasta que un día….como suele pasar en las novelas que son  menos creativas que la propia realidad, se encontraron en la salida y los dientes blancos y parejos de él le hicieron brillar los oscuros e inteligentes ojos de ella.
Pareció lo más natural del mundo saludarse con un abrazo espontaneo y un cálido beso en la mejilla.
Compartir un helado de chocolate y vainilla en la fresca confitería de la esquina, reírse mucho…muchísimo, mandar un mensaje que se quedaba hasta más tarde a sus hijos, agregarse en el face “después de todo somos compañeros de trabajo y podríamos armar un grupo cerrado”,  mirar la hora y que las últimas tres hayan pasado como diez minutos. .. Todo era más que natural, nada planificado, fue surgiendo y ella amó esas horas, se sentía OTRA VEZ ELLA MISMA.
Ya no era la malabarista que cuando terminaba agotada la esperaba otra jornada igual…era una mujer que se sentía fantástica conversando con un hombre que le resultaba interesantísimo.
Le costó poner fin al encuentro, sabía que algo tan espontaneo, fresco, divertido y con sabor a “primera vez” no iba a volver a darse de casualidad.
La esperaba toda una madrugada de dulce desvelo.
Seguramente al otro día comenzaría a “arengar la tropa” casi al alba, en su ansiedad por no llegar tarde.
Estaba exultantemente feliz.
Cargó combustible, compró helado para su familia, llevó muchísimas papas fritas para los chicos, una cerveza helada para acompañar la picada, pondría la mesa chica en el patio, escucharía los grillos en sus duetos con las chicharras que anunciarían más calor para el otro día.
No importaba…se sentía muy contenta.
¿Como continuaría todo?….no tenía ni la menor idea.
Todo puede ser…todo puede pasar.


Patricia Figura, enero de 2016