domingo, 11 de abril de 2021

Quién quiere ver?

 

Y QUIEN QUIERE VER?

Con toda la paz y tiempo del mundo iba de un cantero a otro, removía la tierra, abonaba, cortaba hojas secas o marchitas, sonreía para sus adentros con cada nuevo brote descubierto, alguna flor tardía, alguna abeja bebiendo el néctar que se le ofrecía, no le molestaba el sol, al contrario, con su dos piezas y una gorra deportiva se sentía preparada para las inclemencias de una siesta veraniega.

A pocos metros recostada al sol, siguiendo el ritmo de cada melodía que su spotify le ofreciera, se encontraba su amiga, bronceada a más no poder y sintiendo que nunca era suficiente el sol que podría recibir su cuerpo.

Podían compartir horas así, sin necesidad de hablar todo el tiempo aunque estuvieran juntas, se ofrecían sendos mates, costumbre post pandemia, cambiaban la yerba, comentaban algo al descuido, llegaban los refrescos y algo para merendar mientras cada una seguía en lo que más placer le brindaba una tarde de verano con quien más confianza tenían en la vida.

El suave zumbido del filtro de la pileta se dejaba oir entre un tema y otro, los reggae habían dado paso a las melodías propias de musicales en inglés, pegadizos, fantasiosos, histriónicos y difíciles de reproducir con sus voces nada entrenadas.

La pseudo iguana levantó sus lentes de sol y se dirigió a la madre naturaleza, bajando un poco el volumen

_ Terminé el libro que  tanto te gustó….no me convenció_

_En qué sentido?_ le preguntó la otra, mientras clavaba la diminuta palita de mano y estiraba sus piernas que habían estado largo rato en cuclillas.

_Mmmmm no sé, me parece que ella vivió toda su vida con una venda en los ojos…o una venda no, un velo_

_Cuál sería esa diferencia?_ la observó a través de sus inseparables lentes de sol, jamás estaba al aire libre sin protección ocular aunque llevara gorra o visera..

_La venda te tapa todo, no ves, con los ojos me refiero, podes tocar, oler, escuchar…pero no ver, el velo es como mirar todo sin ver claro, como una nebulosa.

_ y cuál sería el problema?...creo que se creó una vida maravillosa, hizo lo que quiso o todo lo que pudo, siempre, murió sin que le reclamen o pasen facturas.

_ Pero no es real, si tenés familia no es real, nadie es tan libre_

_Ella sí, no se ató a la familia ni los cercenó a ellos, cada uno vivió según lo que le interesaba, lo que necesitaban…no se circunscribió a su trabajo o a lo doméstico, viajó todo lo que pudo, vivió en otros lugares, sacó las fotos que quiso, las comercializó…disfrutó de sus nietos y también de su pareja…eligió y vivió en consecuencia.

_ Mmmm yo creo que fue oportunista, veía solo lo que le convenía, y no es real que murió sin que le pasen facturas, en momentos muy importantes para algunos miembros de su familia ella no estuvo, estaba buscando amaneceres para capturarlos por el sólo hecho del placer que le provocaba, lo del negocio de las imágenes para lobby vino después.

_O sea que si se iba para ganar plata todo bien, si lo hacía en aras de su propio gusto o paz era abandónica?_ mientras conversaban, la dueña de casa, ya había traído la jarra con agua helada, limón y menta, a la que ralló una pizca de jengibre y la sirvió en dos grandes vasos helados, era una tarde ideal para estar así como ellas lo estaban…

_Convengamos que todos en una familia hacemos concesiones, sino sería in viable la convivencia, creo que ella se negó a ver las necesidades de sus hijos, las demandas adolescentes, los pooles interminables de  escuelas, deportes, cumpleaños, etc…tenía siempre alguien que la suplantaba , el marido, la suegra, la madre, las niñeras, la mucama…. Siempre alguien viviendo su vida._ la última frase llegó en medio de un refrescante chapuzón, el agua estaba fresca y limpia, en contraste con el dorado calor que el sol había impregnado en su cuerpo joven aún, aunque ya la “mediana edad” estaba cerca.

Su amiga la siguió, las gotas que el sol reflejaba sobre las pieles tostadas como castañas, las hacían ver como cuando eran adolescentes ambas, doradas, fibrosas, tonificadas por la benevolente naturaleza y genética, ayudadas por las clases de aerobic, salsa y caminatas según las diferentes etapas, sacaron un par de selfies en uno de los escalones de la vieja piscina, demasiado grande para mantener, pero cómoda y largamente disfrutada.

_yo creo que lo leíste con todos los prejuicios a cuesta, ella vivió su vida, esa era su vida, y su familia se gestó así, de hecho creó momentos maravillosos para todos, compartió su pasión, su alegría, y si tuvieron sus reclamos evidentemente no quedaron  plasmados en el libro_ con los pies jugando en el agua se quedaron en silencio ambas, cada una fue siguiendo la línea de sus pensamientos…la música se había silenciado en algún momento…el murmullo del agua y algunos pajaritos en los árboles del fondo les creaba un ambiente somnoliento, muy relajante…con los ojos cerrados y los rostros levantados no pudieron ver la sonrisa que se iban dibujando en ambos rostros.

_ Al fin de cuentas, y quién quiere ver? si tenemos que conformar a todos es imposible y si “la señora está contenta” la casa está contenta_

_Tal cuál!!!! Y en paz!!!!...hay veces que una ceguera selectiva ayuda a mantener el norte, eso de cabeza de familia fue injustamente endilgado a los pobres tipos durante años, ahora por suerte es más complementario… aunque el Know how por lo general es propio de las xx_ se tentaron, siempre terminaban riendo juntas, no se juzgaban entre sí, se aconsejaban solo si se lo pedían, sino, cada una apoyaba las decisiones de la otra, salvo que vieran dolor o sufrimiento, ahí eran implacables, decían lo que sentían con la seguridad de ser escuchadas, sin herir ni ofender, pero sin doblez u engaño.

La tarde iba cayendo, el verde se volvió algo más oscuro pero brillante aún, se secaron con los rayos que ya caían muy oblicuos dando esa tonalidad especial, la gold hour, como decían sus hijas adolescentes que se estaban calcinando en la playa donde era imposible poner un pie en el rio.

Eran afortunadas, se tenían, la amistad originada en ellas fue incluyendo a los maridos e hijos, se veían poco durante las semanas laborales, pero el verano, la pile y el sol eran suyos todo el verano, en una casa o en la otra, pero juntas.

 

Patricia Figura, abril de 2021.

viernes, 15 de enero de 2021

AHORA SÍ.

 

Ahora sí.

Suspirando levantó el camisolín que se había sacado unas horas antes, se fijó en el pliegue de la sábana arrugada consecuencia de una noche inquieta, nada, no sabía ya donde buscar y el tiempo corría no solo en el hermosísimo reloj vintage, sino en el restante para la hora de la entrevista.

Se paró en un ángulo de la amplia habitación intentando vislumbrar un pequeño montículo negro de delgado algodón.

Era la aguja en el pajar.

La puerta que conducía al baño y ante baño estaba abierta, fue a mirar por si lo había dejado a secar luego de lavarlo, pero estaba segura de haberlo colgado en la canilla de la ducha y  se había fijado mil veces en la última media hora.

“Odio todos los tapabocas del mundo” pensó son horribles y quedan peor, por supuesto que la culpa era del minúsculo rombo que hacía las veces de vacuna portátil y personal y no del gran desorden que la acompañaba desde que tenía uso de razón.

Volvió a prender el aire acondicionado que había apagado al estar lista, cambiada y perfumada para la nueva entrevista laboral, sintió que el fresco de la habitación se estaba esfumando al igual que su esperanza de encontrarlo.

Se fijó en las toallas que colgaban de la punta de su gran cama con antiguo respaldar y pie en bronce, estaba húmeda pero sola, no había arrastrado ninguna prenda al colgarla para que se seque…no quería entrar en desesperación, pero…

“Esta gente por qué no hace la entrevista por meet, zoom o videollamada como todo el mundo en este último año?”

El margen se iba agotando, se miró en el gran espejo oval, y vio cara de desesperación, no era la mejor propaganda para “venderse”, se había preparado tanto para conseguir ese puesto, estudiado mucho, cuidado su aspecto personal….para que se malogre por el único cubrebocas oscuro que tenía y que combinaba con el acertado atuendo, elegido cuidadosamente para el puesto que ansiaba ocupar.

“Hasta he aprendido a sonreír con los ojos”, parecía una banalidad, pero no lo era en absoluto, con los labios cualquiera con buena dentadura podía hacerlo, pero transmitirlo en la mirada…era todo un arte que le debía a la desgraciada pandemia que los iba invadiendo cada vez más.

Por favor, por favor, por favor imploraba en voz alta, juro que después de esto voy a a tener todo tan ordenado que… “no voy a encontrar nada de nada”.

Porque en su desorden ella se entendía, sabía qué eran y para qué cada uno de los objetos que invadían su habitación como los tesoros de la cueva de Alí Babá, si entrara y encontrara todo guardado en sus múltiples armarios, escritorio, mesitas y placards…no tendría la mínima idea de por dónde comenzar a buscar.

Desanimada se sentó en la punta de la cama…. “ya fue… me pongo cualquiera…es como ponerme ropa interior roja con medias negras…”.

Ya no había tiempo, tomó el primero que encontró en el cajón en que guardaba sus medias, siempre los ponía en una esquina, un papel asomó por debajo de algunos pares sueltos que todo cajón de media que se precie de serlo, tiene, sus compañeras estarían escondidas en algún lugar del lavarropas.

Tiró de la punta y lo leyó,

Primero con sorpresa, luego con incredulidad y después con alivio.

Igual fue hacia su móvil y se fijó en agenda, la fecha coincidía con la del pequeño papel ayuda memoria, fue a su agenda manual, la que cada día le regalaba una frase de los clásicos ingleses antes de dejar espacio para anotar los recordatorios….también coincidía.

La dichosa entrevista que tan emocionada, torpe, ansiosa e inquieta la tenía, era para dos días después, había confundido la fecha con la hora, lo cual era rarísimo en ella porque para todo lo que fuera estudio o trabajo tenía una memoria, capacidad y orden mental que dejaba asombrado a más de uno.

Se permitió reír, no sólo con los ojos sino a carcajadas, el sudor frio se retiró de su cuerpo, el suspiro de alivio la invadió y lo exhaló, ya está, ahora sí, ahora había tiempo, tal vez había llegado el momento de hacerse la vida un poco más fácil, que el caos que a veces bullía en su interior no cobrara vida entre sus cosas, en su baño, su cocinita, su minúsculo lavadero y su espaciosa y bella habitación que tanto esfuerzo ahorro y trabajo le estaba costando mantener , la independencia de una vivienda propia  le parecía que era algo sobrevaluado cuando llegaba el momento de pagar el alquiler, expensas, servicios e impuestos…pero al llegar cada día y dejar el mundo afuera se daba cuenta de que para ella no podía ser de otro modo.

Apagó el aire, abrió las ventanas de su pieza, corrió las cortinas, entró una brisa que no era caliente, al contrario, se sacó la ropa que llevaba puesta, se puso el short y remera de “estar adentro”, juntó las toallas, todas, las que estaban puestas en el baño también, se agachó y sacó un par de medias de debajo de la cama, juntó la ropa de los últimos tres días que estaban sobre la silla de su pequeño y muy coqueto escritorito donde la note ocupaba casi todo el espacio, siguió caminando por la casa, tomó la campera que estaba sobre la mesa del comedor y los dos repasadores húmedos de la mesada, puso todo a lavar, las prendas en el lavarropas y los repasadores en jabón blanco en un balde “como hacía la abuela”.

Se sintió mejor y envalentonada, sacó las sábanas de la cama y puso las nuevas, puso también música fuerte, de esa que la ponía bien arriba, calentó agua para el mate, apiló y clasificó los papeles de su escritorio, tiró la mayoría, le pasó una franela y acomodó las lapiceras en el primer cajón junto con su agenda.

Acomodó las sillas, que estaban para cualquier lado, y las puso alrededor de la mesa, descubriendo que le daba mayor espacio, sensación de amplitud, de comodidad, como se sentía divertida buscó ¡y encontró! un bello porta macetas para suculentas que su mamá le había regalado prometiéndose mentalmente pedirle algunas para que quede más alegre y evitar llenarlo de llaves, botones, tapitas y cualquier otra cosa que estuviese dando vueltas.

Las llaves!, puso una panera chiquita de mimbre al lado de la mesita que estaba junto a la puerta de entrada y las colocó ahí, las de la casa, las de la casa de sus padres y las copias también.

Atacó la cocina, pequeña y caótica, lavó no menos de seis vasos que se encontraban en la mesada, cubiertos usados de a uno cada vez que necesitaba y se iban amontonando, los puso a secar en la bacha del costado, guardó un par de ollas y asaderas secas adentro de la cocina, abrió la ventanita que daba al patio donde la sombra estaba ganando al impiadoso sol.

Se quedó mirando a través de ella, lo miró como si fuera la primera vez… era cuadrado, con lindas baldosas rojas y un cantero alegre que su madre había colmado de un verde lujurioso….tenía un par de reposeras abiertas, estaba pintado de un suave amarillo con paredes de contrastes en gris perla y un único y gran macetón de barro cubierto de petunias.

Ahora sí, se dijo, se iba a sentar con una cervecita helada y un tostado de  abundante queso derretido a disfrutar del ocaso de esa tarde que de todas maneras le había resultado muy provechosa, eso sí, el dichoso cubrebocas no había aparecido, tal vez estuviera en la “panza del lavarropas junto a las medias que solía tragarse”

 

Patricia Figura, enero de 2021.