martes, 31 de enero de 2012

AMIGAS DE VACACIONES....

AMIGAS DE VACACIONES.
Se veían todos los eneros durante los últimos veinte años.
Habían pasado mil cosas en la vida de cada una en ese transcurso de tiempo.
Eran seis parejas en realidad.
Al menos así comenzaron la amistad veraniega.
En una playa esteña, muy tranquila para ir en familia, ideal por la seguridad, el entorno, cierto cómodo aislamiento del ajetreo del centro.
Poseían  un grupo de bungalows pertenecientes a una empresa de tiempo compartido, eran los dueños en esa época del año, podían canjearlo por otros lugares con otros dueños, todos en algún momento lo habían hecho, para conocer la nieve en el invierno, otros destinos, otras culturas, pero el grueso de esos años fueron pasados en las doradas arenas del país vecino.
Cuando comenzaron a coincidir en la playa, el trato se dio naturalmente, los hombres armando equipos de futbol, de truco, las mujeres tomando sol y supervisando a los más chicos que armaban sus castillos, saltaban las olas cercanas a la orilla o demandaban una siesta bajo las carpitas rompe vientos cuidadosamente armadas.
En el caluroso mes de vacaciones  todos eran más o menos iguales, en el descanso, por lo general solo se hace eso “descansar” aún de lo que en el resto del año puede ser un taladro en la mente de cualquiera.
En la vida real eran muy diferentes.
Una era una súper profesional, ambiciosa, trepadora… desleal a veces, no le importaban demasiado los medios, sólo el fin, su año transcurría entre tribunales, colegiados, estudios jurídicos, sesiones de masajes, gym,  deliverys, alguna escapada al cine en los jueves de amigas y los encuentros sexuales con su marido los sábados por la noche luego de una película o una salida a cenar con amigos.
Las tres que se unieron último al grupo, en realidad también se veían mucho durante el año, la amistad transcendió los límites del tiempo de retozo, tenían puntos en común, cuando comenzaron a tener hijos en edad escolar, descubrieron que iban al mismo colegio, incluso dos al mismo grado, eso hizo que compartieran trayectos, contraturnos, peloteros, cumpleaños y las eternas llamadas para jugar cuando alguno “estaba aburrido”.
La quinta tenía toda la apariencia de ser una esposa cómoda, del norte del país, entregada a la docencia, despilfarrando su sueldo en cuanta cartera, zapato o fruslería se le cruce, enterrada en créditos que luchaba por ocultar a su marido, vivía siempre sin una moneda y con el corazón en la boca…sus hijos eran los más grandes de los grupos familiares, fue la primera en comenzar con los problemas de salidas adolescentes, a discutir en plenas vacaciones porque no los veía nunca, dormían durante el día y por las noches disparaban a cuanto boliche estuvieran a cincuenta km a la redonda.
La integrante final…era la intriga, sencilla, muy reservada, clásica, a través de los años era la que seguía bajando a la playa, de la mano con su esposo casi al amanecer, caminaban juntos, desayunaban con los chicos a la vuelta, hacían excursiones, no se apoltronaban en el lugar como si estuviesen soldados….sus comentarios siempre eran amables, organizaban los asados en el quincho del lugar, los chicos se les pegaban como dulce de leche, cuando los propios crecieron, los siguieron acompañando la mayoría de los años, y en los últimos tres, se sumaron también los dos nietos de sendos hijos.
Si bien la típica foto de todas en las reposeras bajas, bronceadas y sonrientes se repetía año tras años, muchas cosas fueron cambiando, veinte años pasan volando, pero arrasan con algunas cosas y afianzan otras.
Las distancia entre la súper ejecutiva, dedicada a sus propios egoísmos y su esposo era màs que evidente, llegaban puntualmente el primero de mes y se iban el treinta y  uno, fueron pocos los veranos que faltaron a la cita implícita, una vez por el avanzado embarazo de ella, único hijo que casi de inmediato y tras haber cumplido con su “deber” de dar un descendiente a su esposo, entregó a la niñera full time y se internó literalmente a recuperar sus formas y sus clientes.
Durante los primeros años la niñera viajó con ellos, de esa manera, la vida nocturna de los lugares aledaños, no les escapó  a sus vacaciones, también se ocupaba de que hubiese algo de comer, yogures y frutas en la heladera y todo se mantuviera libre de arena, impecable.
En los últimos años, era más que obvio que el capital había aumentado casi tanto como la indiferencia que crecía entre ellos…ese mes parecía ser un impasse, la intersección de dos conjuntos… un único período donde todo se mantenía estable y en una relativa armonía.
Las tres que prolongaban su trato durante la vuelta al hogar, con el correr de los años, fueron comprando sus casas, pasaron épocas de complicaciones en la salud, uno de los maridos perdió el trabajo, ese año, alquilaron el bungalow a una pareja de extranjeros, el siguiente a amigos cercanos, recién al cabo de tres años lograron organizar precariamente sus finanzas como para volver a ser parte del grupo, pero no fue igual,  otro de los maridos de ese pequeño grupo más cercano al resto había fallecido, era uno de los más divertidos y compañeros, el que siempre estaba de buen humor y encontraba una salida para todo, volver y no encontrarlo fuer durísimo.
La maníaca de los créditos, mantenía su look impecable, era la que tenía la colección de bikinis que jamás repetía de un año a otro, los lentes de sol pagados en cuotas con la tarjeta de crédito, las vouiton, y cualquier otro implemento de nuevo rico, pero en su estadía en la esteña jamás tenía una moneda en su billetera, era el marido el que pagaba hasta los helados de los chicos, más de una vez se los vio discutir siseantes porque ella quería “absolutamente” todo lo que pasaran ofreciendo.
Sus hijos una vez recibidos fueron a vivir al exterior, era un peso para el marido, los extrañaba, los necesitaba… ella solo hablaba del viejo continente y del lugar que tenìan en èl sus hijos… los había criado bien, estaba orgullosa y planeando “un viajecito” para visitarlos, si reparaba en la mirada algo aburrida de su esposo, no lo demostraba, cualquiera haya sido el trato entre ellos, enero era sagrado, la foto de la pareja feliz que ahora hasta la podía compartir por facebook.
Los “novios” como llamaban a la pareja de caminantes, compartían algunas arrugas ya, ella no era un prototipo de rubia bronceada y con lolas a estrenar, era demasiado real, dulce, muy compañera, trabajaban muchísimo los dos para poder sostener a través de los años ese refugio, que era como la prolongación de su hogar.
Durante esos años compartieron con sus padres algunos veranos, otros con los “novios y novias “ de sus hijos, jamás dejaron de ir, conocieron otros lugares, pero esa playa era el lugar de descanso, donde los cuatro tenían tiempo para charlar hasta tarde, compartir una mesa todos los días, dar largos paseos y tirarse al sol largas horas en charlas con amigos.
Veinte años parece muchísimo, pero pasan volando… pueden ser sólo veinte fotos que en sus sutiles cambios cuentan tu historia, o la de otros, algunas plenas de sonrisas, otras vacías de algunos afectos, las menos con algunos integrantes nuevos…. Los años no pasan en vano, es una frase de abuelas, pero uniendo lado a lado, la primera y la última, viendo los gestos en cada una te das cuenta que es verdad, hay desvíos que ya no se pueden tomar y caminos que jamás se van a desandar, no hay como siempre digo, una vida para vivir y otra para ensayar.

Patricia Figura, enero de 2012

miércoles, 25 de enero de 2012

FUE HACE TANTO TIEMPO... (el final).

FUE HACE TANTO TIEMPO… (EL FINAL)

Verse reflejado en los ojos de ella lo golpeó casi tan fuerte como le golpeara el corazón cuando la conociera diez años atrás.
Ver ese terror, el horror de saberlo un vulgar raterito, un alienado, un posible asesino, cuando antes lo mirara con agradecimiento, ternura, pasión y finalmente con pena.
Que ella supiera que no supo enfrentar su ausencia, que todo lo bueno compartido no pudo convertirlo en un capital emocional que lo llevara a construir algo bueno de su vida… lo llenaba de vergüenza…de oprobio.
Se perdió en ese laberinto de callecitas de tierra, barro y basura que constituía “su barrio”, descorrió la frazada a cuadros que hacía las veces de la puerta de su choza… vio todo ese abandono, fetidez, pudrición como si fuera la primera vez.
En un segundo eterno y revelador, todas las imágenes pasaron por su mente atormentada, agobiada y neblinosa…. Vio a su madre, dentro de su humildad, pulcra, amorosa, planchando con esmero sus guardapolvos escolares, juntando peso sobre peso para los cuadernos, lápices, libro de lectura, yendo a los actos a sentarse en primera fila y rogando al fotógrafo que tomara la sonrisa de su hijo con su cámara.
A su padrastro llevándolo a cocoyito cuando iban a los corsos para que pudiera ver bien toda esa fiesta de brillos, plumas y lentejuelas.
Se vio a si mismo trabajando, honradamente, desarrollándose, era un pibe de barrio, pero encantador, prolijo, seductor…y una vez en su vida fue muy feliz con una mujer mayor que él, que venció su tristeza, soledad, desamparo en los brazos apasionados de quien la creyera inalcanzable.
Finalmente lo fue.
Y no pudo soportarlo.
Destruyó todo lo bueno que tenía a su alrededor, hirió a quienes lo amaron e hizo un desastre de su vida joven…. pero vieja y gastada a la vez.
Se acercó al camastro desvencijado donde dormía, descosió un costado del colchón de lana, sacó un rollo de dinero y lo escondió entre sus ropas, tomó un par de pantalones, remeras, ropa interior, las metió en un bolso y se fue… como si lo persiguieran demonios, corrió, le urgía salir de esa inmundicia, tomó un colectivo que ya estaba andando, pagó el boleto, no se coló como era usual, se recostó en uno de los últimos asientos y cerrando los ojos, dejó que las lágrimas fluyeran.
Consiguió una pieza en una pensión no demasiado alejada del centro de la ciudad, pagó un mes por adelantado a la casera con aspecto de buldog, era una habitación espaciosa propia de las casas viejas, con piso de gastados listones de madera que crujía a cada paso suyo, contaba con una cama, mesita de luz, un ropero apolillado pero que le sobraba espacio, una mesa de bar con dos sillas, el baño compartido con otras cuatro habitaciones le pareció un lujo casi olvidado, al igual que la humilde y pulcra cocinita.
Se anotó en un par de cafeterías que aceptaban muchachos a comisión, también en un curso de la cruz roja, para asistencia en dispensarios y centros de salud.
Cuando su aspecto cambió y se pudo volver a mirar en el espejo sin sentir asco ni rechazo, volvió por primera vez al antiguo barrio donde comenzara todo.
El corazón se le estrujó un poco al ver la casa donde ella viviera con su hijita, pero estaba cambiada, los nuevos dueños la habían reformado por completo, llegó hasta la esquina y con paso decidido se encaminó a la que fuera su casa, su hogar.
Escuchó las voces de su madre y su padrastro hablando de las flores antes de acercarse demasiado, estaban regando el jardín, le dolió verlos tan viejitos, pero a la vez le hizo bien darse cuenta que entre ellos nada había cambiado, que pese a haberlos abandonados ellos continuaron con sus vidas, igual de compañeros, íntegros.
Frente a ellos solo pudo llorar, desconsoladamente pidiendo perdón, no entendían nada, hacía rato que lo creían muerto o preso…muy despacio se fueron acercando, lo rodearon con sus brazos cansados de trabajadores, lo consolaron, como cuando era chico y los más grandes lo peleaban… después llegó el tiempo del perdón, las explicaciones, la bienvenida, le ofrecieron su antigua habitación, ellos estaban grandes, les vendría bien un poco de compañía y ayuda, él prometió pensarlo.
A los dos años de esa siesta fatídica en que los ojos del terror le demostraron toda la miseria humana en su esplendor, dio un vuelco para bien, en su cambio contaba con un ingreso regular, una pareja, un hijo por venir, se sabía bendecido por sus padres, estaban agrandando un poco la casa para que tuvieran más independencia…su mujer también trabajaba algunas horas por semana de doméstica, estaba tranquilo, ¿feliz?... Le hubiera gustado reivindicarse a los ojos de ella, que la última mirada no fuera la del horror, que viera su cambio, que logró  hacer algo bueno para él y para los suyos.
Pero la vida, así de caprichosa y cambiante no los volvió a cruzar, no pudo ver la aprobación en los ojos de la única persona que había tenido el poder de operar dos cambios tan drásticos y rotundos en él.
Hasta varios años después…. Una siesta soleada, con perfumes de azahares y brotes primaverales, una mujer menuda, de largos y brillantes cabellos que se sacudían robando destellos al sol al inclinarse en un stand de artesanos, le llamó la atención… y el nudo en el estómago le dijo que era ella.
La saludó con un hola apenas susurrado, y esa sonrisa que ella conociera de otros tiempos, con dientes  parejos y blanquísimos… ella al principio se quedó mirándolo extrañada, después sonrió, y las chispitas volvieron a sus ojos, no había miedo, no había horror ni repulsión…entendió que si alguna vez fue otra cosa que una persona decente, formaba parte de otra época, frente a si tenía un atractivo hombre bien plantado, fuerte y de mirada franca.
Cruzaron algunas palabras, quería que ella supiera lo importante que fue en su vida, en más de un sentido y a través del tiempo.
Ella se alegró por el cambio operado en él.
Si, ella estaba bien, se había casado nuevamente, tuvo dos hijos más, la vida había sido generosa, se puso feliz de saber que él también era padre,  seguramente era excelente en ese rol, se despidieron con un tranquilo abrazo y buenos deseos.
“Esta tan linda como siempre… siempre fue distinta, y una vez, aunque solo sea por un tiempo no muy largo…. Fue mía.”

Patricia Figura, enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

SOLO UNA VEZ...

SOLO UNA VEZ.
El trayecto era larguísimo…. Pareciera que mucho más que a la ida.
Valía la pena sobremanera, las playas eran doradas y el mar se aprovechaba aún en días nublados, puesto que el calor era imperante.
Unos pocos días que se llevaron los ahorros de dos extensos años, cada moneda separada y atesorada para poder viajar todos en familia.
Se consideraba propio el mérito de seguir siéndolo.
Miles de indirectas pasadas por alto, bromas que no lo eran tanto, ser sostén económico en el grueso de cada proyecto o progreso.
Pero así crió sus hijos, y tuvo sus fiestas familiares con el marido al lado posando para la foto que luego sería comentada por amigos, hermanos, compañeros de estudios…su pantalla que ojalá fuera real.
¿En qué momento el novio enamorado, firme, presente, encantador y celoso se transformó en un marido aburrido de su esposa?.
¿En qué momento  comenzó a renegar de hacerle el amor?
Encuentros espaciados, sin pasión, sin brillo en los ojos…. cumpliendo antes de que llegaran los reproches y las peleas, saliendo airoso a duras penas…. teniendo en mente a qué mujer, que no era la suya precisamente.
Pero la foto era perfecta para ella, la de afuera, la que compartía con el ¿público?
El solo hecho de pensar en vivir una realidad de divorciada la estremecía, salir con amigas solas y a la espera de conocer a alguien, volver luego de cada fin de semana a la rutina diaria, sabiendo que no pasó nada nuevo, que los que valen la pena por lo general están acompañados y los que se muestran demasiado entusiasmados y con “proyectos juntos” es porque en realidad la mujer se quedó con el hogar familiar y la mitad de su sueldo, por lo tanto hay que buscar donde acollararse.
No, eso estaba muy bien para reírse con las historias de amigas, mates de por medio, o en las salidas de “solas” sabiendo que volvía a su hogar, haciendo la vista gorda al millón de pequeños detalles que le demostraban que su mente tenía una familia y su vida real otra muy diferente.
Pensó que en las vacaciones algunas cosas cambiarían… las horas de ocio, lejos de los problemas cotidianos, de los familiares que “con buenas intenciones” intentaban abrirle los ojos, recostados al sol, las pieles calientes y el compañerismo propio de la alegría compartida provocarían el acercamiento, que la buscara por las noches, en las siestas, cuando los chicos estuvieran entretenidos afuera con los amigos propios de los días de verano.
Pero se dio solo una vez…y  por iniciativa de ella.
Ni siquiera los comentarios sobre otros cuerpos semidesnudos y bronceados como castañas lo encendieron como para acercarse a quien tenía al lado… su libido la descargaba paleteando, con un picadito, o en esas misteriosas “demoras” cuando se ofrecía a buscar algo en el pueblo cercano.
Las lágrimas amenazaron con brotar detrás de sus grandes lentes oscuros, miraba a través de la ventanilla, los campos sembrados se escapaban raudos, igual que sus pensamientos, los carteles indicadores le hicieron saber que ya estaban cerca de su ciudad, de su mundo, de la vida que luchaba por sostener aún a precio de resignar su necesidad sexual, su autoestima, y bancarse su angustia teñida de envidia cuando las otras parejas hacían comentarios divertidos sobre sus intimidades, o sobre los maridos demasiado demandantes….”Dios da pan….” Se decía más de una vez.
Pero dentro de lo que fue eligiendo, los resultados eran buenos, salían con otras parejas, que si bien acentuaban su soledad, también era un momento para compartir con él, que de otra manera, se instalaría frente a la computadora o la tele ignorándola.
Seguía siendo “la casada” de cuatro hermanas mujeres, la única que había dado varios nietos a sus padres, que tenía una hermosa casa para recibirlos a todos,  organizar asaditos en el jardín trasero, y toda la atención de hija mimada y nuera querida de sus casi ancianos suegros a los que tenía en su bolsillo.
La fotografía coincidía con sus sueños de adolescente, más de  una década luchando para que no se borroneara, no se desdibujen sus integrantes….para que no se divida.
Tenía que sacar esos pensamientos de su mente….era lo que había elegido y jamás había querido intentar otra cosa, una vida distinta con alguien diferente a su lado.

Patricia Figura, enero de 2012

martes, 10 de enero de 2012

PARA QUE SIGAN JUNTOS.

PARA QUE SIGAN JUNTOS.
En honor a la verdad, se intentó de todo.
Hasta quedar a merced de ellos mismos.
Para que no haya peleas, discusiones, abandonos…para que la realidad no los supere, para que la economía no los desborde, para…. Muchísimos “para” más.
Se conocieron en la etapa final de la adolescencia de ella, él, unos años mayor, tenía uno de esos trabajos seguros, con todo un sueldo para sus caprichos, pilchas, viajes, juegos electrónicos, regalos, aunque pronto comenzó a endeudarse…. Sin administración coherente no hay dinero que alcance.
Ella intentó ordenarlo.
En  parte se desordenó también.
Pero eran dos… y cada uno vivía con su familia, así que la comida jamás faltaba, tampoco la luz, el agua caliente en el invierno, la buena refrigeración en el verano, de alguna manera la familia al sostenerlos colaboró en el desmadre.
Crisis de celos, escenas histriónicas, escapadas a los boliches con amigos que estaban libres y solteros, la madre cubriendo con un “si, ya llegó, está dormido”… “¿para qué provocar peleas?”. “Es lógico que quiera salir con los muchachos…. “Ella lo persigue, lo asfixia… lo va a terminar cansando…” justificaciones que terminan involucrando a quien las manifiesta y después queda en el entretejido sin poder salir….y cada vez con mayor compromiso, una cosa es una pareja de novios, pero cuando ya formaron una familia… en aras de “salvar la pareja” y que el hijo en cuestión no vuelva con su bolso al hogar, se llega a un punto en que la madre  (suegra del otro) queda a merced, fagocitada, agotada.
Porqué tomarse semejante responsabilidad con la vida de otro?.
Porqué cubrir tantos baches ajenos?
Porqué ir rellenando fosas que elijen cavar?.
Nunca entendí semejante baile de disfraces.
“Por los chicos….si doy una mano es porque me dan lástima” y así seguir sosteniendo una realidad que no es más que una fotografía.
Sacar créditos que de antemano sabía que ellos no iban a cubrir, extensiones de tarjetas de crédito donde los intereses mensuales iban formando un alud….juntar aguinaldos para cubrir lo más urgente…pagar las visitas médicas cuando la obra social de ellos no cubrían al profesional.
Llegar al agotamiento, estar ahogada sin necesidad.
“Si no les damos una mano… se van a terminar matando”…discusiones con el esposo que desde un principio dejó en claro que cada pareja debe sostenerse por si misma, y enfrentar con madurez sus decisiones….pero la madre, que también era suegra, prefirió seguir sosteniendo la pareja que ya era una familia, ayudarlos a comprar un  vehículo para que pudieran trasladarse todos juntos, pagar las cuotas atrasadas del colegio para poder tener acceso al año siguiente, solicitar un nuevo crédito personal para poner a cero la recargada tarjeta y así darla de baja antes que queden todos inhibidos.
A estas alturas el matrimonio daba por sentado que ella era una prolongación de sus ingresos, que si bien eran buenos, la pésima administración y control los llevó a la cornisa.
Cada vez que debían renovar un alquiler, las discusiones entre la madre y el padre se tornaban agotadoras, hirientes, tormentosas…. Pero finalmente firmaban la garantía y de alguna manera se continuaba.
Los chicos sentían a la casa de sus abuelos como si fuera propia, la heladera, el despensero con las masitas dulces, el patio grande con la pileta de lona instalada para pasar el verano ( en el diminuto departamento de ellos era imposible) era casi un desafío a los otros nietos que siempre se sintieron un poco ajenos.
No faltaron las discusiones entre cuñados.
Los hermanos más de una vez intentaron hacer entrar en razones a la pareja, sobre todo a él que llevaba su sangre, “pensà en la vieja, no da más, no tenès derecho a esquilmarla de esa manera” “ si le pasa algo a ella, se las van a tener que arreglar igual,¿ porqué no la cuidas un poco?. “Todos formamos familia y sin embargo no jorobamos a nadie, al contrario, los invitamos, los atendemos, intentamos darles un poco de paz y descanso”.
Pero la madre con tal de mantener la tranquilidad y la unión de sus hijos, se cuidaba muy bien de demostrar su cansancio o preocupaciones, ella quería tenerlos a todos cerca y reunidos, que no haya problemas familiares, si un hijo necesitaba algo, no iba a ser ella quien se lo niegue.
Hasta que no dio más.
En menos de un año se fue deteriorando.
Intentó hacer como si nada pasara, pero el día a día la agotaba, la perspectiva de que el encause no era posible, la sumía en crisis de llanto, angustia, se fue enfermando.
Por supuesto que los primeros en correr fueron los otros, los que estaban acostumbrados a hacerse cargo, a manejar situaciones límites, a responder por sus actos.
El eterno protegido negó completamente la situación.
Nada le podía pasar  a su madre.
Jamás, imposible.
Los hermanos se pusieron firmes y por una vez el padre fue terminante.
Ella no tenía fuerzas para seguir, la sangre que tenía, la había entregado hacía mucho.
Por supuesto que ellos siguieron con su caos, eran incapaces de manejarlo, pero ya sin el sostén incondicional, las cosas se hicieron muy cuesta arriba, los alquileres cada vez más altos les llevaban muy buena parte de sus ingresos, las anginas u otitis de los chicos los sacaban completamente de presupuesto, alcanzaba para la comida y poco más, los colegios se hicieron insostenibles  y el auto debió ser vendido para cancelar los créditos pedidos con desesperación y alevosía.
Demasiados años y demasiadas personas viviendo a merced de otras, las realidades que no se sostienen por sí mismas… no son tus realidades….es un holograma, un dibujo.
Tampoco se puede pretender que las cosas cambien de un día para el otro, que las vendas caigan, que las responsabilidades se asuman.
Pero no hay peor daño que  los padres pueden hacer, que ser tutores eternos de sus hijos, una cosa es ayudar y proteger, dar una mano, otra es criar seres incapaces de enfrentar la vida, con todo lo que eso  implica y arrastrar a otros en la caída.

Patricia Figura, enero de 2012

jueves, 5 de enero de 2012

PREFIERO ESTAR SOLA.

http://www.youtube.com/watch?v=eOasXgNcSgU

Creo que no hay nada peor que sentirse solo estando acompañado.
Esas parejas que en una comida frente a frente deambulan con la mirada, buscando algo para comentar, simplemente guardar silencio o buscar la presencia de otras personas con la excusa de ser sociables, cuando la realidad es que en la intimidad no tienen màs nada que hacer.
Nunca es tarde para revertir, siempre se puede respetar a quien estuvo junto a uno con quien se tuvo hijos o nietos, pero el "desaparecer" a los ojos propios es peor aùn que desaparecer ante los demàs.

Para aquellos que siempre se plantean la vida y la intentan mejorar comparto esta canciòn que me gustò mucho.

besos

patri.

martes, 3 de enero de 2012

No eran Inalcanzables....

No Eran Inalcanzables…

Veredas desiguales, algo levantadas  por raíces de añosos paraísos, pasar con el triciclo o la bici justo por esos promontorios en la infancia era algo así como hacer turismo de riesgo….daban la vuelta manzana buscando justamente los desniveles para salir airosos pedaleando más rápido aún.
Las edades oscilaban entre los cinco y los ocho años, un grupo de nenas y nenes formados por vecinos de la cuadra y algunos nietos que pasaban las vacaciones escolares y feriados en casa de sus abuelos.
A media mañana iban “brotando”  en los zaguanes, porches, tocando timbre a los rezagados, sentarse al fresco de las sombras agitadas a comer algunas manzanas frescas, chocolates semiderretidos, helados caseros y peras jugosas y chorreantes que dejaban los dedos pegajosos y algunos pisos de los pasillos también, ya que estos últimos contaban con canillas bajas ideales para  menesteres como lavarse las manos, cargar las bombitas, sacar agua con la manguera o bañar las muñecas cuando los varones no estaban incluidos en los juegos.
Los carnavales acarreaban todo tipo de actividades, elegir los disfraces para cada uno, la ubicación en la “comparsa”, conseguir los bastidores para el estandarte y ayuda de los grandes para armarlo y que no se desarmara en los primeros metros de la agitada danza de quien lo portara, siendo el líder, el más alto y fuerte como para sostenerlo durante la hora que duraba recorrer la manzana ofreciendo baile, música (había hasta tres tambores de verdad) y algunas gracias…. que los vecinos disfrutaban y colaboraban con propinas para la fiesta final.
Había peleas que parecían irreconciliables, dimes y diretes, idas y venidas de los que intentaban “amigar” a los ofendidos….eso también era divertido, pero sólo por un rato, faltaba gente, no se podía organizar nada, ni un partido de futbol mujeres contra varones, ni el colectivo desvalijando todos los jardines de sus juegos para juntar una cantidad razonable de asientos….no era cosa de que todos viajaran parados.
También se jugaba a la mamá, los esposos estaban siempre afuera trabajando para que no molesten ni rompan las muñecas nuevas encargadas al Niño Dios.
A la siesta nadie molestaba, era sagrada de los mayores, solo después de las seis se salía otra vez para tratar de armar algo entre las piernas estiradas de las madres en sus sillones, las tías que venían de visita y las abuelas que después del baño de la tarde y oliendo a talco y agua de colonia, disfrutaban de un rato previo a la cena.
Infancia tranquila, soñada, segura….los grandes no se iban todo el día a trabajar dejando chicos encerrados, conectados a un teléfono para supervisar que no corrieran peligro, no quedaban huérfanos a edad muy temprana, victimas de infartos, acv, o accidentes en calles superpobladas de autos, 4 x4 o motos de altas cilindradas.
Parecían intocables, protegidos y seguros, a ninguno se le ocurría comentar la realidad económica del otro…. Todos eran amigos y los regalos eran disfrutados entre todos…¿sino de qué servían?.
Por supuesto que fueron creciendo, dispersando, algunos se mudaron, otros al entrar en la adolescencia ya no se encontraron, no compartían los mismos gustos ni estudios ni compañeros de deportes o salidas.
Y por supuesto no fueron Inalcanzables…. La vida les llegó a todos, con algunos fue más gentil que con otros, algunos supieron elegir con más acierto sus caminos…. para los menos, por suerte, fue muy cuesta arriba.
También hubo sorpresas, golpes repentinos de buena suerte, frutos merecidos de largos años de lucha y trabajo que fueron recompensados.
También desidia y estancamiento.
Hubo de todo….los brazos amorosos y protectores de los mayores no pudieron cobijarlos para siempre.
Pero en los momentos de mayor encrucijada, en las decisiones difíciles, en las pérdidas o pruebas límites, cada uno contó con un lugar seguro para volver con el alma, para encontrar sosiego, paz, desensillar hasta que aclare, y era esa infancia compartida, segura, tranquila y feliz, con patios perfumados, el chancleteo de las abuelas, algún piano y violín sonando como música de fondo el mejor lugar para salir adelante en la vida adulta, ofreciendo a su vez lo mejor de sí mismos a sus hijos.

Patricia Figura, enero de 2012.

Para los chicos del barrio de mis abuelos, Gustavo (hoy es su cumple), Fabi,  Marìa Alicia, Daniel, Leticia, Carina, Marcelo, Pablito y Edgardo…. Y a todos los que disfrutaron de una infancia con juegos en “la puerta” convirtiendo las casas vecinas en mundos maravillosos que sòlo ojos infantiles pueden ver.