viernes, 30 de septiembre de 2011

NO FUE HACE TANTO....

No fue hace tanto….

Los sábados eran los días de mudanza.
Se baldeaban las habitaciones desocupadas, abrían las altas y angostas ventanas de celosía, colocaban macetas con flores en los diminutos balconcitos para dar la bienvenida a los nuevos inquilinos.
En los años cuarenta, según me ha contado alguna vez mi mamá, era muy difícil que una pareja de clase media pudiera casarse con vivienda propia, ni siquiera alquilar una casa completa, por lo general antes de la boda recorrían  los barrios de su conveniencia, o las casas de los familiares y en cuanto veían el famoso cartelito “se alquila habitación “, comenzaban  a comparar unas con otras.
“Por esta calle pasa el tranvía”, “pero esta otra tiene dos baños”,“esta tiene la habitación del frente”, “demasiado cerca de la cocina”, “ está cerca de la casa de mamita” y luego de enumerar ventajas y desventajas…. Se decidían por la más económica…. Había que ahorrar antes de que llegaran los chicos.
Los muchachos de las familias se encargaban de trasladar los flamantes juegos de dormitorios, lustrados con esmero, una mesita chica con hasta cuatro sillas los que tenían la suerte de contar con piezas más amplias que las habituales.
Las madres y hermanas de las novias, acomodaban el ajuar bordado amorosamente por abuelas, tías y cuñadas en las largas tardes de invierno mientras escuchaban el radioteatro.
Todo era alegría y ajetreo, manos solidarias y atareadas, el mate iba y venía, los más chiquitos jugaban a las escondidas, el más viejito , sentado en una esquina controlaba que la dueña de casa ofreciera por ese día un plato de sopa de verduras a los trabajadores, los días de mucha humedad se “alambraba” por que la pintura recién terminada en el cuarto en cuestión no transpire para más tarde descascararse sobre los recién casados.
Se comenzaba así, desde abajo, sin una casa propia y el coche en la puerta, pero se iba avanzando, unos más otros menos, algunos tenían oportunidades que sabían aprovechar y llegaban a la cúpula de la empresa que los había visto entrar como cadetes, y con ellos mejoraba también la familia.
Había más sueldos fijos, más ayuda en los hogares, en la clase media de no hace mucho, no se necesitaban niñeras y pagar  a quien cuidara los niños y el hogar, si la mamá de la familia debía trabajar o gustaba en hacerlo, miles de manos se extendían para ayudar, “anda tranquila que yo te lo miro al nene”, eran casa amplias que albergaban a varias familias a la vez y entre todas formaban una.
Con todas las complicaciones de una convivencia o falta de  intimidad ,  con horarios para el baño, para lavar la ropa en el patio, la cocina por turnos el que no se conformaba con el calentadorcito en la pieza, pero había más charlas cara a cara, se sabía cuando uno estaba triste, cuando fallaba la salud o los trabajos peligraban…se contaban cuántos meses habían pasado de la boda en los nacimientos de los bebés, y si se extendía a después del año los susurros en el patio “capaz que no puede quedar embarazada la pobre” no se hacían esperar.
Para muchos, esa época fue mejor, yo creo simplemente que es distinto, se ganan algunas cosas y se pierden otras, los avances son muy buenos, pero es de necios ignorar que está el que los aprovecha para bien como el que abusa con ellos para dañar.
 También es cierto que la intimidad y la individualidad tienen un lugar preponderante en el momento de llevar a una familia adelante, si la persona no tiene su espacio, su lugar, su tranquilidad, mal puede compartir nada con otro, pero es innegable que ahora todo es más egoísta, más solitario en muchos aspectos y ese abrazo amigo, ese tiempo que transcurre lento con charlas descansadas , esas mesas largas donde siempre había algo rico para  compartir….no se dan como antes, siempre queda para más adelante, para cuando estemos más tranquilos, para cuando los chicos sean más grandes, para cuando terminemos de pagar el auto, las escuelas, los créditos…
¿Se vive más apurado para terminar de… qué?  porque cada una de esas cosas o de esas personas hacen a nuestra vida, entonces el apuro es por llegar al final de nuestra vida? que ya no hayan pendientes?.
Vivo muy en el hoy, y para tener acceso a  este mundo aggiornado, es menester subirse al tren y seguir el ritmo, nuestros hijos necesitan más estudios que los que teníamos algunos de nosotros, los idiomas son necesarios como la alfabetización, ya no basta con la buena presencia y el trato amable…. Hay muchos para un mismo puesto….
Pero es lindo escuchar historias nostálgicas y tomar algo de ellas para matizar el ritmo de hoy, tal vez, con ganas y esfuerzo se puede “sacar promedio” y llegar a un equilibrio, donde los abuelos y los nietos se encuentren, los matrimonios compartan actividades y visitas y no hagan tantas postas entre un trayecto y otro y los amigos compartan una charla de mates y bizcochos en lugar de la medianoche por chat.
Es cuestión de prioridades.

Patricia Figura, setiembre de 2011

miércoles, 28 de septiembre de 2011

CON EL BOLSITO EN LA MANO....

Con el bolsito en la mano

Lo vio como en una nebulosa, estaba medio dormida, era la madrugada de una noche fría, de invierno…. Ella estaba calentita en su cama gigante llena de almohadas, con libros a un costado y la tele prendida en el canal de cine.
Le costó darse cuenta que el sonido del timbre era real, lo había incorporado a su sueño, tanta insistencia terminó por sacudirla, se fijó la hora en el reloj despertador, las dos de la madrugada.
Con cara de perrito faldero esperando la alegría de su dueño, él estaba firme y congelado, el bolso le colgaba de las correas largas, extrañada le preguntó qué hacía a esa hora en su casa.
_ Ya está, me fui de casa, te elegí a vos_ entró como disparado hacia el cálido interior, el siamés le pasó entre los tobillos como era su saludo habitual, un poco molesto por tanta actividad a deshora.
_¿Cómo?, ¿Qué decís?.... no te entiendo, y tampoco creo que sea necesario que vengas a “informarme” en plena madrugada sabiendo que en cuatro horas tengo que estar en mi trabajo….no podías esperar hasta una hora razonable?_ estaba molesta, odiaba que le interrumpieran cualquier actividad a la que estaba entregada y el sueño era sagrado, en su trabajo debía estar muy despierta y con todas las pilas puestas.
_Y dónde  voy a pasar la noche? Te estoy diciendo que por vos terminé mi matrimonio, que te elegí, me vine y me decís que porqué te desperté?_ se frotaba las manos frente al hogar a leñas artificial, en el trayecto marcó el piso con sus suelas húmedas, dejó su gigantesco bolso en el paso, el sobre con los documentos del auto en el sillón y la gruesa campera sobre una de las sillas del juego de comedor.
Ella lo miraba incrédula y exasperada….vivía sola desde hacía más de diez años, estaba acostumbrada a que cada cosa estuviera en su lugar, a llegar a su departamento pequeño pero con sus necesidades primordiales, baño cómodo y cocina con ventanas amplias, y que solo su gato estuviera allí….nada de ruidos ni personas dando vueltas …. Su bunker, su paz.
_ No me harías un cafecito con algo para comer, fiambre, cualquier cosa?_ para èl no había dudas…. Estaba donde tenía que estar.
_La decisión no te permitió cenar?.... a ver, a ver , a ver…. No quiero ni puedo discutir a esta hora, porqué no te vas, me dejas dormir que tengo que salir al aire en pocas horas y NECESITO ESTAR DESPEJADA…. Vos mañana venís más tranquilo y charlamos_ necesitaba volver a estar sola, tranquila, que juntara sus cosas que dejó desparramadas en tres segundos y atravesara la puerta de calle.
Se conocieron casi un año atrás, ella le hizo un reportaje para el dìa del animal…. Era veterinario, y los chicos podían llevar sus mascotas durante el horario del programa y participar de premios y juegos.
A ella le encantó su apariencia física, muy de su tipo, verlo con los chicos, los chistes durante el programa, su cancha con la profesión, sus respuestas a las consultas telefónicas… fue como un golpe, lo invitó a un café en agradecimiento por haber colaborado con su programa.
Con la producción decidieron incorporarlo a un bloque semanal en vista del éxito obtenido en la prueba piloto, comenzaron a verse, a charlar, a reírse muchísimo juntos, lo invitó a su departamento y pasaron horas increíbles haciendo el amor…. él le gustaba, la provocaba, no era demandante y respetaba su independencia, su libertad, después supo que él no la tenía, era casado, no tenía hijos.
Se veìan dos o tres veces por semana, generalmente a la tarde, las siestas de ella eran del gym y dormir porque madrugaba siempre, hasta los sábados, alguna que otra noche cuando su mujer tenía las reuniones con amigas, él preparaba pastas y miraban alguna peli juntos… DESPUÈS SE IBA A SU CASA Y ELLA FELÌZ EN SU INTIMIDAD, SU MUNDO, SUS COSAS INALTERABLES.
Ahora le estaba dando a entender que “la había elegido”….ella ya se sentía “elegida”…para lo que ella tenía que compartir, se sentía satisfecha y completa, no quería que las cosas cambien….no lo quería ahí a todas horas.
_No me entendes….no me puedo ir a ningún lado, porque me fui de mi casa, hablé con mi mujer y me traje casi toda mi ropa acá, para que vivamos juntos, ya no voy a tener que salir corriendo ni mentir, tenemos todo el tiempo del mundo_ le explicaba como si ella fuera corta, como si no entendiera la “sorpresa” que él le estaba dando.
_En algún momento yo te di a entender que quería que las cosas cambien?.... alguna vez te hice un planteo porque los cumpleaños, navidades o lo que fuera son de la familia? Me quejé alguna vez de que después de dos o tres horas juntos te tengas que ir?....Si ese era tu plan, hablar con tu esposa, te hubieras buscado primero donde vivir, porque acá es imposible, se me paran los pelos de sólo pensarlo…. Si hubiese querido eso para mí, estaría casada, en pareja, o conviviendo…. Si estoy en esta relación es porque es lo que tengo para dar…. Si la ayudé a tu mujer a seguir casada haciendo del complemento que vos no encontrabas en tu casa… bienvenido sea, que lo tome o lo deje, no me interesa, es un tema de ustedes…. Pero a mí no me metas, mi vida está muy bien como está y si alguna vez quiero formar una familia o pareja bajo el mismo techo, te puedo asegurar que no es ahora, no es eso lo que busqué en vos.
_Ella se enteró de lo nuestro, unos cuantos le fueron con el cuento…. zafé varias veces…. pero anoche se armó y…. bueno…. me echo del departamento, sabes que se lo regaló el padre para que no alquilemos….se quiere divorciar… me dijo que no la merezco.
Ella lo miró sin hablar…con burla ante la “elección” de él….lo vio débil y mentiroso…. alzó el gato para que no saliera y se dirigió a la puerta de calle….”andate por favor”… le pidió con calma…. Él imploró con los ojos, pero sabía que sólo lograría enfurecerla, se puso la campera, tomó los papeles del coche y el bolso que nunca debió bajar como para plantar bandera y salió tan rápido como entrara una hora antes.
“Espero poder volver a dormirme”,” odio salir al aire con ojeras o los párpados hinchados”… dejó una luz baja en el estar, apagó la tele en su dormitorio, acomodó sus mullidas almohadas y el acolchado con flores diminutas… se dispuso a retomar su sueño exactamente donde lo había dejado.


Patricia Figura, setiembre de 2011

viernes, 23 de septiembre de 2011

A LA FAMILIA DE ENFRENTE.

A la familia de enfrente.
Soy vecina de uds desde hace once años, tal vez unos meses menos, sin embargo no se sus nombres ni el apellido que los une.
Si los encontrara en otro contexto que no fuera la cuadra de casa, seguramente no los reconocería, al menos no de manera individual…pero si los he ubicado  como familia, ya que desde siempre he perseguido tal fin, la familia sólida, padres unidos e hijos creciendo en un hogar seguro.
Gracias a Dios, hace unos años puedo contar con eso, más allá de todo lo que conlleva criar hijos, sostener un hogar, luchar con las injusticias, rogando por poder salir adelante después de cada prueba, que puedo asegurarles que han sido muchas.
He rezado muchísimo por ustedes, desde que supe lo que le pasaba a la mamá del hogar, nunca más pude apartarlos de mis pensamientos, le pedí a Dios y a San Expedito ( que me concedió aún lo que ya creía perdido para siempre), que los abrazara muy fuerte, que el dolor que los aturde y hace ver todo como en un sueño… no los anestesie como familia, que puedan encontrar consuelo en ese álbum gigante de recuerdos que seguramente deben tener, fueron muchos años de tenerse unos a otros, aunque en este momento la sensación sea de que faltaba tanto por compartir.
No se si voy a darles esta carta, no tengo un significado en la vida de ustedes, pero mil veces estuve a punto de cruzarme, de hacerles saber que mi querida familia se hacía cargo del dolor que estaban y están sintiendo… pero no supe hacerlo, no se dar un pésame, porque no hay nada que se pueda decir a quien está viviendo el primer día de su vida sin la mamá dando vueltas por la cocina, o la compañera de tantos proyectos que seguramente habrán ido cumpliendo con amor, paciencia, tolerancia y respeto.
A lo mejor sólo quiero expresarles mi tristeza por lo que les toca pasar, o tratar de que sientan que hay más brazos tratando de ofrecer consuelo, soy una convencida de que quienes amamos y nos han amado no se van, aunque extrañemos su conversación o su perfume, de alguna manera los seguimos encontrando  porque una parte de ellos siempre va a vivir en nosotros.
Un abrazo gigante, de la vecina del pasillito de enfrente, que también es mamá y esposa de personas muy buenas y queridas.

Patricia Figura.

Setiembre de 2011.

martes, 20 de septiembre de 2011

"Mancebo que casose con mujer brava" Cuentos del Conde Lucanor.

Entremés del mancebo que casó con mujer brava

Original de Alejandro Casona
Adaptación por Kevin Krogh

PRÓLOGO

(Sale PATRONIO ante la cortina y habla al pueblo.)

PATRONIO---Ahora escuchad, señores, si os queréis divertir con un antiguo cuento. Y sabed
que soy Patronio, criado y consejero del muy ilustre Conde Lucanor, el cual ha por costumbre
consultarme en cuantas dudas le acaecen. Y es la duda esta vez que a un su criado le tratan
casamiento con una moza muy más rica que él y de más alto linaje; y siendo así que el
casamiento es bueno no se atreve a llevarlo adelante por un recelo que tiene. Y es el recelo, que
la tal moza es la más fuerte y la más brava cosa que hay en el mundo, y tan áspera de genio que,
a buen seguro, no habrá marido que con ella pueda. Por eso yo, Patronio, consejero fiel, quiero
sacar hoy al teatro este cuento que viene aquí como de molde, para que a vosotros y a mi amo
sirva de ejemplo. Y es La historia del mancebo que se casó con una mujer brava, y del arte que
se dio para dominarla desde el punto y hora en que se casaron. Escuchad la historia, que escrita
está en un famoso libro, primero de los libros de cuentos que por estas tierras de España se
escribieron. Y vaya el gozo y la reflexión que os cause a la mayor gloria de su autor, el infante
don Juan Manuel, que hace setecientos años fue en Castilla cortesano discreto, poeta de cantares
y autor de libros de caza y de sabiduría. (Se retira PATRONIO y suben al tablado el MANCEBO y el
PADRE DEL MANCEBO.)

ESCENA PRIMERA

PADRE---Te digo, hijo mío, que lo pienses mejor antes que a esa puerta llame. Que la tal moza
es muy más rica que nosotros y de más alto linaje; y malo es que la mujer aventaje en prendas y
fortuna a su marido.

MANCEBO---Cierto es. Pero piense Ud. también, padre, que siendo Ud pobre, nada tiene que
darme para vivir a mi honra. Y siendo eso así, si no me concierta el casamiento que le pido,
forzado me veré a hacer vida menguada o a irme de estas tierras en busca de mejor ventura.

PADRE---Mucho me maravilla tu intento y osadía. Tanto más cuanto que en todo sois diferentes.
Tú eres pobre y ella es rica. Más tierras tiene de las que tú podrías andar a caballo en todo un día,
aun yendo al trote.

MANCEBO---No repare Ud en eso; que si ella tiene fortuna, yo se la aumentaré con mi esfuerzo.
Y si sus tierras son tantas que no se pueden andar en todo un día, aun yendo al trote, ¡yo se las
andaré a galope!


PADRE---Más hay: y es que cuanto tú tienes de buenas maneras, otro tanto las tiene esa moza de
malas y enrevesadas.

MANCEBO---Llame a esa puerta, padre. La moza es brava, pero brava y todo, es de mi gusto. Y
si su padre nos la concede, yo sabré cómo se han de pasar las cosas en mi casa desde el primer
día. Llame sin miedo.

PADRE---Puesto que tú lo quieres, sea. No dirás luego que no te advertí con tiempo. Pidamos
ahora la moza y quiera el cielo que no nos la concedan. ¡Ah de la casa! (Llama con su cayado y
se descorre la cortina mostrando la casa de la moza. Está solo el PADRE, ocupado en
seleccionar unas semillas.)

ESCENA II

PADRE RICO---Dichosos los ojos, señor vecino. ¿Qué cosa le trae a mis puertas?

PADRE POBRE---Esto es, señor y amigo, un ruego que vengo a hacerle para este hijo mío.

PADRE RICO---Sepa yo qué es ello.

PADRE POBRE---Ud, amigo y señor, tiene una sola hija…

PADRE RICO---Una sola, cierto; pero así me pesa como si fueran doscientas.

PADRE POBRE---Y yo solo tengo este hijo. Antaño, cuando los dos éramos pobres, juntamos
nuestra amistad. Hoy vengo a rogarle, si así le cumple, que juntemos también nuestros hijos.

PADRE RICO—(Aparta su quehacer y se levanta pasmado.) ¿Cómo es eso, vecino? ¿De
casamiento se atreve a venir a hablarme?

PADRE POBRE---Ya le advertí al mancebo de su riqueza y nuestra humildad. Pero él se
empeña…

PADRE RICO---(Avanza hacia el mancebo, que retrocede perplejo.) ¿Que este mozo quiere
casar con mi hija? ¿No me engañan mis oídos?

MANCEBO---Ésa es nuestra súplica. Si lo tiene Ud. a bien.

PADRE RICO---¡Y cómo si lo tengo a bien! ¡Dios te bendiga muchacho, y qué peso vienes a
quitarme de encima! (Lo abraza.)

PADRE POBRE---Luego… ¿nos la concede?

PADRE RICO---Lograda está la moza, y nunca oí tal, que hombre alguno quisiera casar con ella
y sacármela de casa. Pero por Dios que yo sería bien falso amigo si antes no le advirtiera lo que


cumple en este trance. Que amigos somos, y Ud. tiene muy buen hijo, y sería gran maldad
consentir en su desgracia. Porque ha de saber que así es de áspera y brava mi hija igual que una
tarasca. Y si el mancebo llegara a casar con ella, más le valdría la muerte que la vida.

PADRE POBRE---Tate, tate, señor, no tenga de eso recelo, que el casamiento es a su sabor. Que
el mancebo bien sabe de qué condición es ella, y con todas sus prendas, la quiere.

PADRE RICO---Siendo así, no se hable más. Yo te la doy de muy buen grado, hijo mío. ¡Y que
el cielo te saque con bien de este negocio! (Se oye dentro griterío de riña y estrépito de platos
que se rompen.) No se espanten: es la moza, que está discutiendo amigablemente con su madre.
(Llama a voces.) ¡Hola, muchacha! ¡Señora! Sal acá, que hay grandes nuevas. (Salen Madre y
Moza muy airadas disputándose un paño, del que tiran ambas.)

MADRE---¡Suelta digo! ¡Suelta!

MOZA---¡Con las uñas y a tiras ha de ser, que es mío, mío y mío!

PADRE RICO---Mas ¿qué es esto, señora? ¡Hija indomable! ¿Así os presentáis? ¿No veis que
huéspedes tenemos?

MOZA---(Desabrida, mirándolos de hito en hito.) ¿Y qué huéspedes son estos, ni por qué han de
importarnos?

PADRE RICO---Este mancebo, hija mía, es tu marido.

MOZA---¿Mi marido? ¿Esto?… (Hace él una reverencia y ella ríe.) Gracias por el regalo. ¿No
me pudo encontrar cosa mejor en la feria, padre?

MADRE---Me espantaría yo, marido, si algo hiciera con seso. Pues qué, ¿con el más desarrapado
de la villa había de estrellarse nuestra hija?

PADRE RICO---Calle por una vez, señora, y no replique más. Es mi voluntad y ya está hecho.
Mañana será la boda.

MADRE---(Furiosa.) ¡Su voluntad, Su voluntad! ¿Y qué voluntad es la suya, bragazas? ¡Ay mi
hija, mi pobre hija!…

PADRE RICO---(Refugiando su confidencia junto al vecino.) También la madre es buena,
amigo. Pero ¡a esa ya no hay quien me la saque de casa! (Se corre la cortina y vuelve PATRONIO.)

ESCENA III

PATRONIO---Ya veis aquí, señores, cómo principia el cuento. Pronto hemos de ver cómo se
adoba y acaba. Fuerte es la moza; y bien tajado el mancebo. Lo que sea de su casamiento y
fortuna, ahora lo sabréis. Yo me voy a retirar, que el cortejo llega, y yo salí para advertiros esta
razón: que el casamiento se hizo y ya traen a la novia a casa de su marido. (Saluda al cortejo de


bodas, que viene por la plaza, y sale. El cortejo sube al tablado. Vienen dulzainas, tamboriles y
panderos. Luego, el PADRE RICO y LA MADRE; detrás los novios y parejas de mozos y mozas
coronados de guirnaldas. Trenzan una danza de cintas y figuras. Cuando el baile termina, entre
relinchos y gritos, el PADRE RICO toma a la MOZA de la mano y la aparta a un rincón.)

PADRE RICO---Casada eres, hija mía; óyeme ahora un consejo: obedece y sirve a tu marido,
que más sosiego hay en obedecer que no en mandar.

MADRE---(Tomando a la MOZA de la mano y llevándola al otro extremo.) Casada eres, hija mía;
óyeme ahora un consejo: no te dejes ablandar ni por buenas ni por malas; que al que lame las
manos, a ese le dan palos.

PADRE RICO---Ea, señores, retírese ya el cortejo y déjese a los novios en su soledad hasta otro
día. (Hacen la despedida, entre risas y abrazos, y salen todos cantando. El Mancebo descorre la
cortina y entra con la novia en su casa. Está puesta la mesa y sobre ella un candelabro
encendido. Al fondo, por una ventana, se ve la cabeza del caballo rumiando en el pesebre.
Mientras la MOZA se quita sus galas y guirnaldas, se oye el canto del cortejo alejándose.)

ESCENA IV

MANCEBO---Digo, mujer, que no se cumple con nosotros las costumbre de esta tierra, que es la
de adobar cena y mesa a los novios sin que nada falte.

MOZA---Pues qué, ¿no ve Ud. ahí todo?

MANCEBO---No veo que hayan dispuesto el aguamanos.

MOZA---¡Aguamanos! ¿Con esas sale, marido? Coma y calle, que bien acostumbrado estará, de
vuestra casa, a comer sin lavaros.

MANCEBO---No tal, que siempre he sido pobre, pero limpio. ¡Lavarme quiero! (Espera. Al ver
que no le atiende, da un puñetazo sobre la mesa alzando la voz.) ¡Lavarme quiero! (Mira
alrededor.) ¡Eh, tú, don perro: dame agua a las manos! (Otra pausa esperando.) ¡Cómo! ¿No
oíste, perro traidor, que me des agua a las manos? ¡Ah! ¿callas? ¿No obedeces? ¡Pues aguarda y
verás! (Sale furioso entre cortinas y da de cuchilladas al perro, que aúlla espantado.)

MOZA---Pero ¿qué ha hecho, marido? ¿Al perro ha matado? ¡Miren qué empresa de hombre!

MANCEBO---Le mandé traer agua y no me obedeció. (Limpia su espada en el mantel y vuelve
los ojos airado alrededor. Se dirige al gato, que se supone al otro lado.) ¡Eh, tú, don gato: dame
agua a las manos!

MOZA---¿Al gato habla, marido?


MANCEBO---¡Cómo, don falso traidor! ¿También tú callas? Pues qué, ¿no viste lo que fue del
perro, por no obedecer? Prometo que si poco ni más conmigo porfías, lo mismo te he de hacer a
ti que al perro. ¡Dame agua a las manos ahora mismo!

MOZA---Pero, marido, ¿cómo quiere que un gato entienda de aguamanos?

MANCEBO---(Le impone silencio secamente.) Qué, ¿no te mueves todavía? ¡Ah, gato
traidor!…¡Aguarda, aguarda tú también! (Sale entre cortinas. Se oyen unos maullidos estridentes
y vuelve a entrar con el gato ensartado en la espada. Lo tira contra el suelo.)

MOZA---¡Ay mi gato, mi pobre gato querido!…(Lo levanta por el rabo, comprobando que está
muerto. El Mancebo mira en torno cada vez más furioso. Se oye en el patio el relincho del
caballo.)

MANCEBO---Y ahora vos, don caballo. ¡Dame agua a las manos!

MOZA---¡Eso no! ¡Téngase, marido, que perros y gatos muchos hay, pero caballos no tiene Ud.
otro que ése!

MANCEBO---Y bien, mujer, ¿piensa que porque no tengo otro caballo se ha de librar de mí si
no me atiende? Guárdese de enojarme, o si no, ¡yo juro a Dios que tan mala suerte le he de dar a
él como a los otros! (Mirándola fijamente avanza hasta ella, que retrocede comenzando a
espantarse.) Y no habrá cosa viva en la casa a quien no hiciera lo mismo. ¡Eh! ¿oíste, don
caballo? ¡Dame pronto agua a las manos!

MOZA---(Se santigua.) ¡Ánimas del Purgatorio! ¡Loco está!

MANCEBO---Qué, ¿no te mueves? ¡Pues toma tú también! ¡Toma! (Le suelta un pistoletazo. El
caballo cae redondo.)

MOZA---¡Dios nos valga, marido! ¡Muerto es el caballo!

MANCEBO---Pues qué, ¿he de mandar yo una cosa y no se me ha de obedecer en mi casa? (Tira
la silla de un puntapié. Vuelve a mirar a todos lados con furia. Fija los ojos en ella y dice
reposadamente:) Mujer…, dame agua a las manos.

MOZA---¿Agua? ¡Ahora mismo! ¿Por qué no me la pidió a mi antes, marido? (Corre y vuelve
con aguamanil y toalla.) Deje, no se moleste; yo mismo se las lavaré.

MANCEBO---Bien está. Dame ahora la cena.

MOZA---Sí, sí, sí…, la cena…, ahora mismo. Lo que mande, señor. Aquí está la cena. (Le sirve
prodigando sonrisas. Queda en pie mientras él cena.)

MANCEBO---¡Ah!, cómo agradezco al cielo que hiciste a tiempo lo que te mandé. Que si no,
con el enojo que tengo, otro tanto te hubiera hecho a ti como al caballo.


MOZA---¿Y cómo no le había de obedecer, marido? Bien sé yo que no hay gala que tan bien
siente a una mujer como servir y honrar al señor de su casa. Mándeme cuanto quiera, que yo le
juro…

MANCEBO---¡Calla!
MOZA---Sí, sí, sí, perdón.
MANCEBO---Mala está la cena.
MOZA---Sí, sí, sí, mala está.
MANCEBO---Que no vuelva a suceder.
MOZA---No, no, no, no volverá. Yo misma la prepararé mañana.
MANCEBO---Yo me voy ahora a la cama.
MOZA—Sí, sí, sí.
MANCEBO---Y cuida que nadie me turbe ni desasosiegue, que con la saña que tuve esta noche


no sé si podré dormir. ¡Esa silla!
MOZA---Sí, sí, sí, la silla… (Se apresura a levantarla y ponerla en su lugar.)
MANCEBO---¡Alumbra!
MOZA---Sí, sí, sí.
MANCEBO---¡Y silencio!
MOZA---Silencio. (Le acompaña con el candelabro hasta el umbral, cediendo el paso con una


reverencia. Sale el MANCEBO. Fuera se oye nuevamente la canción de bodas. La MOZA se vuelve
aterrada imponiendo silencio en todas direcciones.) ¡Eh, locos!, ¿qué hacéis? ¡Callad, no turbéis
a mi marido; si no, todos, todos somos aquí muertos esta noche! (Va apagándose la música lejos.
Ella impone silencio hacia el público andando en puntillas, mientras corre la cortina
suavemente.) ¡Silencio! ¡Silencio! todos, por Dios…, que duerme mi señor! (Queda el teatro a
oscuras un momento. Canta el gallo del alba y empieza a amanecer.)

ESCENA V (Ante la cortina)

(Sale sigilosamente el PADRE DE LA MOZA y escucha con la mano en la oreja.)

PADRE RICO---Nada… Por mi fe que es sospechoso tanto silencio. ¿Qué habrá pasado aquí?
(Llama.) ¡Mi yerno!… ¡Mi yerno!… (Sale en Mancebo.) ¡Eh!, ¿qué tal?


MANCEBO---Ya está mansa la tarasca.
PADRE RICO---Imposible. ¿Mansa mi hija?
MANCEBO---Como una cordera.
PADRE RICO---Maravilla grande es ésa. ¿Pues cómo te la pudiste arreglar para conseguir tal


milagro?
MANCEBO---Tirando fuerte de la rienda desde el principio. Le mandé traer agua al perro, y
como no lo hizo, lo maté a cuchilladas delante de ella. Hice luego lo mismo con el gato. Y
después, con el caballo. Así que cuando le mandé traer agua a ella, lo hizo volando por miedo a


correr la misma suerte. Y yo le juro a Ud. que, de hoy en adelante, va a ser su hija la mujer más
bien mandada del mundo. Y juntos tendremos muy buena vida.
PADRE RICO---Diablo, diablo, rapaz…, y qué gran idea me estás dando. Si yo pudiera hacer lo


mismo con la madre…, ¡que también es buena!


MANCEBO---No sé que le diga, mi suegro, sino que nunca segundas partes fueron buenas. Y
que se acuerde de aquellos versos del Conde Lucanor:
“si al principio no muestras bien quién eres,


nunca podrás después cuando quisieres.”
Silencio. Ahí viene su mujer.
PADRE RICO---Por tu alma, rapaz, ¡déjame esa espada!
MANCEBO---Tómela. Y que el cielo le ayude. Adiós, mi suegro. (Sale. Descorre la cortina. El


PADRE adopta una gallarda actitud apoyado en su espada, y entra la MADRE.)

ESCENA ÚLTIMA

MADRE---¿Qué hace Ud. aquí, marido, tan temprano y con una espada desnuda?
PADRE RICO---(Autoritario.) ¿Y quién eres tú para preguntarme nada señora?
MADRE---¡Cómo! ¿Que quién soy yo, dice?
PADRE RICO---Habla cuando te manden y mucho cuidado con enojarme.
MADRE---¡Hola, marido! ¿esas tenemos? (Canta el gallo en el corral.)
PADRE RICO---Y antes de replicar más palabras, mira bien lo que voy a hacer. Eh, tú, don


gallo: ¡tráeme agua a las manos!



MADRE---Pero ¿qué hace don Fulano? ¿Al gallo está hablando?

PADRE RICO---Silencio, y ojo a lo que va a pasar aquí. ¡Eh, gallo traidor!, ¿no oíste que me des
agua a las manos? Qué, ¿no obedecerás por las buenas? ¡Pues aguarda, aguarda!… (Sale furioso
al corral, donde se oyen cintarazos y algarabía de gallos y gallinas.)

MADRE---Ya… ¡Arroz se nos prepara! (Se remanga los brazos esperando tranquila. Vuelve el
PADRE trayendo al gallo por el cuello.)

PADRE RICO---¿Viste lo que fue de este gallo maldito por no me obedecer?

MADRE---Sí, bien lo entiendo. Pero tarde se acordó, marido. Por ahí debiera haber empezado
hace treinta años, que ahora ya nos conocemos demasiado, y de nada le valdría conmigo aunque
matara Ud cien caballos. (Arrebatándole el gallo y golpeándole con él.) ¡Ande adentro,
bragazas! ¡Ande, ande!… (Telón)

viernes, 16 de septiembre de 2011

IDAS Y VUELTAS...

IDAS Y VUELTAS.

La relación era un vaivén.
La relación era enferma.
Al menos para los que la vivían desde afuera.
¿Ellos podían no darse cuenta del daño que se hacían?.
¿ La angustia que generaban en los que los amaban?.
Sufrían juntos, sufrían separados….
 Nunca llegaban a estarlo del todo o el tiempo suficiente como para que la herida cicatrice….el histrionismo o la simple debilidad les ganaba y otra vez un período de paz….¿de paz?.
Guantes de seda, amabilidades, compartir un helado, risas, mirar una película juntos, algunas cenas y quedarse a dormir uno en casa del otro.
Pero él no podía con su genio.
Sus sonrisas no eran sólo para ella, sus gestos amables tampoco, no podía evitar las miradas abiertas y sexuales a ciertas … amigas por decirlo de alguna manera.
Susurros telefónicos, conversaciones con doble sentido,  encuentros casuales, excusas para llevar las charlas a terrenos más íntimos, personales.
Ella era la primera en darse cuenta cuando él estaba fantaseando con otra.
Ella lo sentía inquieto, distraído, evasivo.
Crecía la tensión… lo buscaba, lo llamaba mil veces al celular, se conectaba al chat, entraba a su perfil, inventaba salidas para tenerlo bajo su mirada, lo buscaba en las noches, en las madrugadas, se frustraba, comía de más, se sentía mal, se angustiaba, lloraba horas y horas, le gritaba a sus hijos… que no eran los de él….se rendía, lo amenazaba con irse lejos, quería que se sintiera culpable de su tristeza.
_Te estás inventando cualquier cosa….son amigas, contactos del face como tiene todo el mundo…así nunca vamos a estar bien_ la congoja que demostraba, ¿era real?.
Obviamente lo cansaban los planteos y los llantos de su pareja, la mirada acusadora de los chicos, las indirectas de las compañeras de trabajo de ella cuando coincidían en alguna reunión o cuando la llevaba a la oficina.
Sabía que la quería y mucho, cuando estaban bien, se divertían juntos, les gustaba la misma música, tenían amigos en común, odiaban los deportes, ninguno llegaba a fin de mes con sus ingresos, no había grandes viajes ni lujos.
Pero le encantaban las mujeres…ajenas, solas, mayores, menores, no podía evitar sentirse atraído y dejarlo en claro, aunque supiera de antemano que no pasaría nada, que la persona en cuestión no compartía el interés o bien, que sólo se llegaría hasta el escarceo verbal.
 Era más fuerte que él, no renunciaba a intentar un acercamiento, una palabra que despertara y disparara la imaginación de la ¿presa? de turno.
Las charlas con los amigos estaba salpicada de miles de anécdotas, ninguno era santo de la devoción de nadie,  sus mujeres gozaban del autoengaño o de la lamentable justificación “son hombres, son así”.
Por supuesto que lo que menos eran era justamente hombres, no tenían el límite de la lealtad, la integridad, el dominio de sus instintos por sobre la tentación vulgar de cambiar de cama, de brazos en los cuales distraerse solo un rato, sin problemas ni responsabilidades.
Luego de la repetida y desgastada discusión llegaba una vez más el tiempo de separación, donde ella no respondía los mensajes de texto, pedía días en su trabajo, lloraba y angustiaba a los que la amaban y querían alguien que la valorara a su lado.
Le parecía que sin él poco tenía sentido, recordaba sólo los buenos momentos y desdibujaba los malos, comenzaba a convencerse de que ella era la obsesiva, la que no manejaba los celos, la que veía fantasmas donde no los había.
Su debilidad y el trabajo de hormiga de él hacían el resto.
Y el círculo comenzaba una vez más.
¿Hasta cuándo?. Hasta que la dignidad le desprendiera la venda a ella?. Hasta que en el camino de él se cruzara alguien que realmente lo enamorara hasta el punto de ganarle a sus miserias?
 Para que haya un victimario… debe haber una víctima, alguien que permita la presión, el maltrato moral, la manipulación y la vejación….
O tal vez no se trata más que de dos personas en igualdad de condiciones que no saben que se puede vivir una vida de a dos desde la entrega mutua, el respeto y la lealtad, encontrando el placer, la diversión, el sosiego, uno en los brazos únicamente del otro.


Patricia Figura, setiembre de 2011

viernes, 9 de septiembre de 2011

UN BARRIO CUALQUIERA....

Un Barrio Cualquiera.
En realidad… no como cualquiera, uno de los pocos que quedaban en la ciudad que no se veía privado del sol por grandes edificios, esos que hacen competencia unos con otros para ver cuál llega antes al cielo, o más cerca.
Era casi como un pequeño pueblo, los primeros habitantes se conocían de casi cincuenta años atrás, cuando no había asfalto, calles señalizadas, agua corriente, cloacas ni gas natural.
Ellos mantenían vivas las historias y anécdotas de como llegaron los “avances” al lugar, cuando los mosquitos eran espantados por las ramas de paraíso en las noches de calor sofocante, mientras los vecinos se sentaban en la puerta con sus grandes sillones de lona y madera oscura, el vasito de agua fresca a un costado, o el sifón y la cubetera con hielo que rápidamente pasaba a estado líquido… dejando un agua  de una transparencia dudosa luego de que las manos entraran y salieran.
El carnaval era una fiesta aparte, los sábados a la tarde, luego de una siesta pegajosa, ninguno se salvaba!, podían jugar en la calle, era raro que pasara algún coche, los chicos chapoteaban, llenaban las bombitas con agua  en las canillitas bajas de los jardines o pasillos, los grandes se corrían unos a otros con baldes, mangueras, los fuentones de la ropa sucia y dicen que una vez uno de ellos usó hasta la pelela de el más chiquito de sus hijos.
Cuando la batalla llegaba a su fin entre las carca jadas generales y la desesperación porque “no te mojen” aunque todos estaban hechos sopa,  llegaba el momento del mate, sentarse en la sombra y preparar la picada para la noche, cada uno aportaba un plato para el baile, los más jóvenes se encargaban de la música y de adornar los árboles con bombitas de colores ( siempre había quemadas por reponer, enchufes que no funcionaban, cortocircuitos, etc), los hombres del barril y en eso venía la parte delicada “había que pincharlo”…. No lo hacía cualquiera, esa ceremonia le correspondía al zapatero de la esquina mientras su mujer arremetía con el padrenuestro.
Los más chicos ponían la nota divertida en el desfile de disfraces, creativos, disparatados, nada de los alquilados de hoy donde te encontràs con cincuenta hombres arañas y cien mujeres maravillas.
Estaba la viuda….que lo era desde que la conocían….la señora del camionero, coqueta, simpática, charlatana, las amigas, esas que compartían el primer mate de la mañana y a la noche se quedaban hasta tarde mientras los maridos escuchaban la radio, la esposa del empleado del ferrocarril, ellos eran los primeros en “entrarse” a la noche, ya que el pobre hombre tenía el turno de las cuatro de la madrugada….. las jovencitas que caminaban de esquina a esquina donde se encontraban a conversar con algún pretendiente, recibían su primer beso, se desprendían de la primer lágrima de amor y planeaban los asaltos en la casa de los que tenían más patio.
Ahora todo era diferente, ya nadie se animaba a quedarse hasta media noche sentado en la puerta, con suerte, conversar un rato entre idas y venidas, la almacén de la esquina donde antes era la excusa para charlar, una de las paradas que hacían las amas de casa junto con la verdulería y la fresca carnicería, fue reemplazada por un modernísimo autoservicio.
Una heladería luminosa con sus luces de neón estaba donde antes fuera el taller de calzados, la gomerìa se cerró cuando el gomero partió para el otro mundo a los casi noventa años.
Mucha gente joven fue intercalándose en el barrio, trabajando todo el día y los fines de semana lavando sus modernos automóviles, saludos cordiales, algún comentario amable, pero ya no eran un grupo, eran un conjunto de personas viviendo en un determinado lugar cada uno imbuidos en sus propias existencias.
No se puede ir contra las épocas….los avances llegan y a veces en lugar de acercarnos, nos alejan para poder “acceder” a ellos, igual, dentro de todo seguía siendo un barrio, con sus dimes y diretes, chismes, los muy viejitos y la sangre joven de los chicos de hoy, las calles ya no se convierten en “cancha” o pista de baile, no se podría parar el tránsito, tampoco quedan ya los que organicen esas fiestas.
Pero los árboles añejos y frondosos  siguen estando como centinelas y felices testigos de un tiempo no tan lejano…. Que  dicen los que lo vivieron, “ fue mejor”.


Dedicado a los barrios de la infancia, el de los abuelos, y a todos aquellos que dibujen una sonrisa en el recuerdo.


Patricia Figura, setiembre de 2011.

jueves, 8 de septiembre de 2011

"un destello en la oscuridad"...mùsica de michael Kamen.

http://www.youtube.com/watch?v=QMSf9r--9zA&feature=related

hace 18 años atràs vì esta pelìcula y me encantò... el tema musical me transportaba, me parecìa que yo misma lo habìa ejecutado alguna vez en el viejo piano de mis abuelos.... ahora sè que es imposible, ya que su autor es michael kamen, que ha compuesto para otras pelìculas muy trascendidas tambièn.
hoy pude volver a escucharlo, y trae antiguas emociones a mi.... de los diferentes momentos que atravesaba mi vida en las dos ocasiones en que vì esta pelìcula y escuchè esta mùsica..... lo comparto.