sábado, 9 de abril de 2016

ESOS BELLOS OBJETOS....

Esos Bellos Objetos….

¿Cómo encontrar explicación a una contradicción tan irrefutable de su manera de ser?.
No se molestaba demasiado en buscarla, ni en tratar de hacerle entender a nadie su manera de ser…. era así, y le gustaba respetar tanto como que la respeten.
No aceptaba que nadie se inmiscuyera en sus decisiones, pero si tenían algo que aconsejar, lo sopesaba en la soledad de su hogar y sólo si venía de personas muy muy queridas y que la conocían mucho.
No le interesaba nada que le impusiera más cadenas que las absolutamente necesarias para vivir en sociedad, no soportaba sentirse atada a nada, menos que nada a cuotas eternas para comprar zapatos, carteras, viajes, cosméticos…. pero a la  vez, tenía absoluta consciencia de elegir cosas bellas, sabía lo que le sentaba bien y potenciaba sus atributos desdibujando sus defectos.
No tenía paciencia ni voluntad para el esfuerzo que significaba tener una casa de película, con cada  rincón digno de una fotografía, sacaba todas las telas de araña cuando las descubría, no lo hacía sistemáticamente “todos los sábados”, lavaba los pisos a diario pero jamás los enceraba, si comenzaba a hacerlo después debería seguir aunque no tuviese ganas, y los días de humedad tan abundantes en su ciudad sería un pastìn…no, no le importaban tanto como para esclavizarse con eso, los baños siempre limpios, desodorizados, con toallas mullidas, que  sequen bien, suave…. pero jamás coincidían las cuatro permanentes en color o tonalidad…ni siquiera en la gama de un color.
Las sábanas se cambiaban y lavaban en el momento una vez a la semana en invierno, dos en el verano….nunca un día fijo o determinado, eran arrebatos del momento, así fuesen las diez de la noche…eran reemplazadas por otras que “ajustaran muy bien en la parte del cubre colchón”, lisa por supuesto la parte de abajo  y con un hermoso estampado  cuidadosamente elegido para la superior y almohadas.
Tenía la sensación de que si vaciaba su hogar de todos sus bellos y funcionales muebles, con sus preciosos y  pocos objetos de adornos, sus tres bibliotecas, y la amada colección de portarretratos sería casi para derrumbe….no prestaba atención al color de las paredes, ni a las aberturas, eso le hubiera insumido un tiempo y un dinero importante, le era útil y operativa….en realidad lo global desaparecía de su mirada, sólo iba a sus pequeños tesoros acunados con amor, aunque hubiese regalado a manos llenas casi todas las cosas de valor y que estaba segura de que jamás usaría, como la cubertería de gamuza ( le ocupaban un lugar que necesitaba para los cubiertos de mango que eran prácticos y cortaban bien) los jueguitos de café que nadie tomaba, dejó sólo los de porcelana porque amaba su diseño y material, lo mismo con las tazas de té…., con adornos traídos de diferentes lugares como souvenir, dejando sólo aquellos que eran de piedras, originales, bellas, hipnóticas… le daban placer de sólo mirarlas, amaba con la vista y el tacto esos  pocos y personales objetos….aunque estaba segura de que jamás compraría nada de eso, eran regalos, de gente que le era o había sido muy querida, pero no se le hubiese ocurrido comprarlos ella…ahí perderían todo encanto.
No era para analizarlo….era parte de su impaciencia para recorrer tiendas, shoppings, ,etc….era parte de su impaciencia para abrir un paquete de regalo, sea chico, grande, mediano, humilde u ostentoso…. era saber que quién lo había elegido la conocía, sabía lo que provocaba su sonrisa, su secreto placer de recorrer con la vista, tocar y disfrutar de esos pequeños y bellos objetos especiales que de una u otra manera habían llegado a su mano, a su vida, formaban parte de su entorno, de su cotidianeidad, de fondo en las fotografías familiares, de momentos festivos como los cumpleaños de sus amores, como telón del transcurrir de su vida, que con todas las imperfecciones que pudiera revestir era sin lugar a dudas su mejor obra.


Patricia Figura, abril de 2016