martes, 13 de enero de 2015

BOCANADAS DE AIRE....

BOCANADAS DE AIRE

Empezó a sentir que la sangre volvía a su cuerpo.
Casi sin darse cuenta la tensión que le hacía doler la cabeza y la mandíbula iba cediendo.
El alma iba volviendo lentamente a su cuerpo, cada vez más cansado….pero con el cansancio feliz, el del agotamiento físico, el que le daba libertad y placer….no el de la opresión, la angustia, el encierro, las mochilas sin resolver aún sobre sus  delgados hombros.
Comenzó a defender con uñas y dientes esos espacios mínimos
Sus recreos mentales.
Su libertad física y espiritual.
Después de tantos años de vida familiar, tranquila hasta donde puede serlo, de millones de pequeñas y grandes responsabilidades que le llevaban todas las horas del día, de SU día…un día que no volvía para ser vivido o revivido a su antojo….algo en su interior se había agotado, se había cansado, necesitaba un espacio suyo, sin la invasión de los que amaba y la amaban.
Dicen que el hombre es un animal de costumbres.
Y ella los había acostumbrado a resolverle las cosas, a organizar, a manejarles los ingresos para cubrir cada cuenta, cada bache, cada capricho….cada trayecto en auto para ir a natación, baile, patín, idiomas, colegios, pediatras, oftalmólogos, dentistas, y así hasta el infinito.
Por supuesto todo había funcionado sobre rieles.
Hasta ahora.
Cuando expresó su cansancio, la sensación de no ser dueña de sus horas, de estar siempre en función de los demás, de sentirse una heladera tapada de recordatorios con imanes, le dijeron que era stress, que todos al final del año se sienten así, que es normal, que ya llegan las vacaciones….la familia la entendía pero “había que seguir”…. Las ruedas no se pueden frenar de golpe porque provocan vuelcos.
Se inventaría un sistema ABS propio…. pero no estaba dispuesta a seguir así.
Comenzó a tomar clases de natación.
Era un tema pendiente, de chica no le gustaba el físico típico de las nadadoras y siempre tuvo la fantasía de que si hacía ese deporte iba a quedar igual, de grandes hombros y caderas estrechas, casi masculinas.
Lloviera o tronara, respetaba sus horarios de clases, que los demás hicieran los malabares que ella había hecho durante años, pero era la mejor alumna, asistencia perfecta….. y salía con la satisfacción de hacer algo por ella, su salud, su paz.
Se dio cuenta de que era una actividad solitaria, algo quedaba inconcluso, la cabeza le seguía funcionando a mil entre brazadas y brazadas…estaba incompleta, no era un recreo de punta a punta.
Previa charla familiar entre todos,  ya que de alguna manera les incumbía, se anotó en una clase de salsa.
Obviamente no gastronómica.
Ahí no solo había movimiento, cansancio “del bueno”, sino que conocía nuevas personas, se divertía, realmente se aislaba de todo y de todos,
Ni que mencionar que la rutina en la casa varió.
Los chicos protestaban, se olvidaban de cargar las tarjetas de colectivo, la llamaban al celular y en esas horas podía pertenecer realmente a un muerto, las cenas eran minutas la mayoría de las veces y más de una vez dejaban de ir de sus amigos acostumbrados a tener la comodidad de la remisera full time, ya que siempre hacía demasiado calor o frío para ir caminando.
Ella volvía siempre con una sonrisa, cansadísima, feliz….los primeros viernes de cada mes se hacía el gran “salsòdromo” como ella decía y podía ir gente de todas las edades a aprender unos pasos y después quedarse hasta la media noche a bailar.
Ese día estaba “insoportable” según los chicos.
El marido observaba los cambios entre divertido y fastidiado…..y un poco celoso también.
No es lo mismo un andarivel a que una tabla de lavar caribeña se le pegue a tu mujer como estampilla…pero tampoco era un cavernícola…era claro como el agua de que todos habían estado demasiado cómodos durante muchísimo tiempo….él se hubiese muerto de aburrimiento mucho antes.
Pero la rutina cuando juega a favor es tentadora.
Nunca había tenido que dejar de hacer algo para cubrir las actividades de los chicos, salvo que le quedaran de paso, había vivido tal y como se le había antojado, trabajado el tiempo que necesitaba y de la manera en que le quedaba a gusto para sostener a su familia.
Como ella no tenía horarios fijos…tenía libertad.
Libertad de ocuparse de todo y de todos.
Ahora estaba más plena, satisfecha, hasta su piel parecía más luminosa….se sentía atractiva y se notaba.
Estaba sumido en esos pensamientos cuando se dio cuenta de que mientras preparaban el desayuno ella le hizo una pregunta
_Perdón…. Estaba distraído, ¿qué me dijiste?_
_Si esta noche querès venir conmigo a salsa…. Es la clase abierta de los viernes. _ la miró sorprendido por la invitación, ella defendía sus espacios como una leona, alzò una ceja interrogante.
_Por qué?....digo, es justamente tu lugar privado, tu mundo, tu gente, lo que tanto quisiste que respetemos a rajatabla._ terminaron de poner la mesa con las tostadas y la manteca mientras hablaban y el café ya estaba humeante
_y lo hicieron….a su manera, a veces un poco egoísta y recriminativa por parte de los chicos, pero lo hicieron, después de todo fui yo la que di de comer al chancho._ era sincera, se recostó en la mesada mientras él servía sendas tazas, los chicos aún dormían.
_Entonces?_ los ojos siempre sonrientes de él le dibujaron la sonrisa a ella.
_Que tengo ganas de compartirlo con vos, eso nada más, no renuncio ni claudico…. Te invito este viernes a divertirte conmigo_
_Pero yo no sé bailar!!!!!!!!1 y no sé si tengo ganas de ver al morochopuromùsculo como se te refriega mientras yo aplaudo_ lo dijo de una manera tan graciosa que no pudo evitar reírse…tampoco lo desmintió, no le dijo que su profe era un excelente bailarín de un metro cincuenta, regordete y de mejillas coloradas siempre a punto de explotar.
_Bueno, como quieras_ le contestó divertida_ la invitación sigue en pie y los chicos tienen permiso para pizzas y amigos hasta las dos de la madrugada, en casa, claro.
_No terminaban a la media noche???_ le preguntó sorprendido.
_ Di un margen por si después querías invitarme a otro lado_ le contestó sugestivamente mientras se llevaba la taza de café a los labios.
_ A las siete de la tarde estoy acá…. y andà diciéndole al grandote ese…. Que se prepare si quiere ver un buen espectáculo…. No tendré sus abdominales pero tengo la ventaja de saber qué es lo que le gusta a mi mujer_ se rio por su expresión seria al hablar y por supuesto no le hizo ningún chiste al respecto aunque se la dejó picando, se despidieron de buen humor, cada uno tenía muchas cosas que hacer hasta la hora de la cita, en la lista mental de él figuraba buscar en google “pasos de salsa”…. No era cuestión de que le pasen el trapo delante de “su chica”.



Patricia Figura, enero de 2015