domingo, 15 de agosto de 2010

INCREÍBLEMENTE ESTO ME SUCEDIÓ.

Increíblemente, esto me sucedió.

Fue  no hace mucho, estaba caminando por el Boulevard de mi ciudad mientras mis pensamientos vagaban muy lejos de allí.
 El caminar es mi ejercicio preferido así que lo hago cada vez que puedo, aunque eso no me impide hacer un”stop”, en por lo menos dos panaderías, para “cargar mis pilas”.
Ese día era diáfano, sin ser caluroso, mi ritmo era constante y mis imágenes mentales se sucedían veloces e hilvanadas una con otras, en mi mano derecha sostenía una bolsa de papel hecha bollo esperando encontrar un cesto donde arrojarla.
En mi recorrido había frondosos árboles que se mecían al compás de un viento suave y esporádico, vendedores ambulantes, niños en los semáforos que hacían malabares y de repente soltaban todo para arrojarse,  encima de los conductores, esperando una moneda.
También ajetreados trabajadores que hablaban por sus celulares mientras con la otra mano sostenían maletines o carpetas.
Cuando estaba por cruzar una de las numerosas calles que lo atraviesan siento el inconfundible llamado:¡mamá, mami, mamá!, en un instante pensé “pero mis nenas están en el colegio”, aún así sentí que era la destinataria del llamado.
Todo sucedió en apenas un instante.
No tendría más de cuatro años, los ojos brillaban entre incrédulos y felices, se soltó de un tirón del atónito señor que la llevaba de la mano y corrió a abrazarme.
Instintivamente me coloqué a su altura y con fuerza la estreché entre mis brazos.
Él se acercó rápidamente, era el padre, confuso me pidió disculpas y los bracitos gordos intentó soltar de mi cuello, mientras yo colmaba de besos esas mejillas rosadas y suaves.
Por fín la nena se apartó un poquito para mirarme de frente,_¿vos sos  mi mamá?, ¿ me ibas a buscar al jardín? No me gusta “ese” perfume_. Con sus enormes ojos me hacía mil preguntas más, mi asombro e incredulidad seguramente se reflejaron en mi rostro cuándo escruté el del padre.
_Mi esposa falleció hace casi seis meses, todavía de alguna manera ella la espera, de lejos tenía un estilo parecido al tuyo y las ganas de abrazarla supongo que hicieron el resto con su imaginación_ los ojos cansados de él me decían que también la extrañaba.
_ No mi cielo, no soy tu mamá, aunque me encantaría_ ¿cómo consolarla y darle esperanza cuando lo que ella había sufrido era un “cuco” para mí?¿ si el miedo a los brazos vacíos tanto de madres como de hijos era un fantasma que invariablemente rondaba mi mente inquieta?. Mis labios se negaron a hablar y mis manos a soltar las suyas, así como el desencanto se instaló en su carita linda y redonda.
_Vamos, vamos mi amor, que la abuela te espera, hoy te hacía milanesas con papas fritas, ¿te acordás?_ la levantó y le habló con mucha ternura, la nena lloriqueaba, quería a su mamá.
Con un distraído “disculpame” él comenzó a alejarse hacia un coche estacionado, sin pensarlo lo llamé.
_Esperá, no sé ni qué decir ni como ayudar_ él me miraba con una mezcla de resignación e impaciencia_ tengo hijas, una, la chiquita, más o menos de la edad de la tuya, si querés te doy el teléfono de mi casa, los fines de semana mi marido y yo las llevamos a los juegos o a la playa a lo mejor para ella es un distracción, una alegría y para vos…_ dejé la frase sin terminar.
Él apenas esbozó una sonrisa, titubeó como diciendo que no había solución para tamaño dolor, pero miró a la gorda que apoyada en su hombro me observaba y lentamente me ofreció una tarjeta de su billetera.
_Generalmente estamos los dos a la tardecita, si logran dibujarle una sonrisa durante toda una tarde va a ser mucho más de lo que familia y amigos han conseguido en meses_ la acomodó en el asiento trasero del coche, la saludé prometiendo que iba a llamar para invitarla a jugar.
Se alejaron, emprendí mi regreso, quería volver a mi hogar, hablarle por teléfono a mi amor, esperar a mis nenas con la mesa tendida y el puchero de pollo que tanto les gusta.
Ese mismo fin de semana la buscaríamos para jugar, le ofreceríamos música y colores, algo para esperar, una esperanza,  la sorpresa de un llamado para jugar… y con el tiempo, mi perfume, terminaría por gustarle.


Patricia, noviembre de 2007






1 comentario:

  1. Patricia , lograste conmoverme por completo y no pude evitar que la vista se me nublara ...precioso dentro de su tristeza , maravillosamente escrito !
    gracias
    Ani

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