viernes, 21 de noviembre de 2014

El hilo rojo, la visiòn de Paulo Coelho.

Paulo Coelho dijo:
“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.
Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.
Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”
Recuerda:
“UN HILO ROJO INVISIBLE CONECTA A AQUELLOS QUE ESTÁN DESTINADOS A ENCONTRARSE, SIN IMPORTAR TIEMPO, LUGAR O CIRCUNSTANCIAS. EL HILO ROJO SE PUEDE ESTIRAR, CONTRAER O ENREDAR, PERO NUNCA ROMPER”.
Lo leì en otro blog que compartieron por face y lo comparto con uds porque me gustò.



CAMBIO DE PLANES.....

CAMBIO DE PLANES

Idas, vueltas, idas, vueltas…..pensar en círculos, vivir en círculos, soñar en círculos, llorar en círculos…. Con la incapacidad visceral de fijar una meta y lograrla yendo en línea recta hasta el final.
Y eran tantos los que de manera directa o indirecta esperaban una decisión, un rumbo, un “por fin sabemos hacia donde apuntamos”
Nadie debería “colgar” su vida de las determinaciones ajenas, sin embargo es una disección casi imposible en algunos aspectos.
Un grupo de amigos.
Cada uno con sus encrucijadas.
Cada uno involucrando tangencialmente a otros destinos, otras personas otros derechos a la paz…. A la certidumbre.
Una enfermedad repentina, cruel, agotante….para el que la padece tanto como para los que rodean a la victima.
Encrucijada con decisiones rayando en lo cruel, persona mayor, sin familia propia, poco querible, pero ser humano al fin, familiar, no se podía abandonar, tampoco sostener financieramente,  ellos mismos siendo adultos con hijos a cargo no podían hacer frente a las demandas de tiempo y dinero que exigía el prolongado tratamiento.
¿geriátrico pagado con la magra jubilación?, ¿interminables horas de trámites para conseguir los medicamentos que solo demorarían el triste final? ¿Qué se encarguen otros? ¿Quiénes?.
Angustia laboral, malas finanzas, mala suerte, malas personas aprovechando un hecho desgraciado del destino.
Urgiendo un cambio inevitable, soltar el trabajo que se hizo sangre en las venas durante casi treinta años, cuando se esta cansado, no se ve claro, el árbol inmediato tapa todo un bosque…y en medio de las decisiones el sufrimiento familiar ante la inseguridad, ante el no saber cómo hacer frente cuando el torrente de gastos propios de vivir siguen su curso aumentando invariablemente su caudal.
El amor y la tentación tironeando de ambos brazos de una sola persona.
La tentación que se volvió amor?
O es la imposibilidad de compartir al antojo de ambos todo el tiempo disponible lo que hace tan fuerte el vínculo?
Un tira y afloja que deteriora, agota, cansa….los enoja tanto entre ellos como con sus familias respectivas.
Esporádicos momentos robados a la vida estructurada de cada uno, a la lealtad de quien confía, a la credulidad que supieron ganarse de quienes están a su lado, hacen que el calvario se sostenga día a día.
La piel que aprendió lo que era arder….no se conforma con menos.
Al menos no mientras exista quien provoque tal sensación.
¿Cómo se termina con el dolor de sostener lo insostenible? ¿Después de la tormenta siempre vuelve la calma? ¿Se puede retomar la vida que se tenía antes de conocer un mundo de sensaciones distintas? ¿Se pueden acallar las voces sibilantes que endilgan cobardía a quien solo evita lastimar más de lo que cree estar haciéndolo?
Una carrera universitaria eternamente inconclusa.
Excusas permanentes para la falta de voluntad frente a los libros.
El estigma grabado a fuego de que el “no se puede no existe”.
La negación de entender que por más que una profesión te guste y mucho, no sos capaz de atravesar el camino para lograrlo.
Culpa. Por el tiempo perdido, sin reconocer que nunca lo es.
Por lo invertido económicamente.
El famoso “si llegué hasta acá”.
Y la infelicidad atemperada por horas de terapia, placebos, discursos de seres queridos que intentan ayudar.
Diferentes dilemas, todos importantes para el que los lleva como pesada mochila al hombro.
Somatizaciones.
Preguntas y repreguntas.
Charlas entre amigos para apalear el nudo en el pecho, la imposibilidad de suspirar fuerte para expulsar la angustia que genera la incertidumbre.
El que espera desespera…. Es cierto. Cansa. Enferma.
Porque una vez que la decisión está tomada…. el miembro queda amputado, la gangrena se detiene, se aprende a vivir con la determinación que se tomó sabiendo que el abanico es imposible de mantener abierto para siempre.
O vamos hacia la derecha.
O a la izquierda.
O al frente.
Asumiendo que en cada una de las decisiones perdemos las otras.
Sino, hay que resignarse a vivir en un círculo que no tiene fin.
Ni paz
No hay dolor que no se encapsule
Y a veces…. Si uno está muy convencido de que lo que decidió fue con la mejor intención posible, pensándolo, y eligiendo desde el corazón, la tranquilidad y la felicidad llegan….y también si se mantiene fiel a lo que dicta el alma ese ser que estaba dolido, aprende a disfrutarlas sin culpas ni facturas pendientes.

Patricia Figura, noviembre de 2014



lunes, 3 de noviembre de 2014

UNA TREGUA....

UNA TREGUA.

Se quedó pensando en las palabras de su marido.
Miraba sin ver recostada en el sillón de su ambiente preferido.
La casa vacía por fin.
Y a la vez totalmente invadida.
Por ecos de tantos años de habitarla, remodelarla, decorarla, tirar abajo, volver a construir, decidir, compartir, soñar, discutir, llorar….últimamente había demasiado de esto.
Los silencios podían cortarse con la misma facilidad con que en un tiempo no muy lejanos cortaban las esponjosas tortas que acompañaban los mates compartidos.
Vivía con ellos pero totalmente apartada.
Pendiente de los mensajes del chat.
Pendiente de esa mezcla de alegría , evasión y angustia que le generaban.
No estaba allì.
No estaba con ellos.
El techo cobijaba a la familia, pero los sitios estaban delimitados invisiblemente, como esos láseres que se activan en los museos internacionales cuando cierran.
¿Cuándo comenzó todo? ¿Cuándo se sintió ajena en su propio hogar?
Tampoco era tan así.
Se sentía parte de su casa largo tiempo soñada.
Le gustaba el funcionamiento familiar que habían logrado.
La economía casi estable tanto tiempo perseguida.
No lo reconocía a èl.
No se reconocía a ella misma cuando estaba con èl.
Estaba agotada
Física y emocionalmente.
Era el perro que persigue su cola sin que nadie la frene.
Tampoco se dejaba frenar….no sabía en qué punto quería hacerlo ni qué camino seguir.
Su esposo no se la hacía fácil.
No emitía queja ni reclamos.
No entablaba ninguna discusión que pudiera llevarlo a tomar la determinación de que alguno de los dos tenga que abandonar el hogar familiar…..o los dos.
Llevaba meses de diatribas.
Se hablaba y contestaba hasta en sueños.
Nadie podía tomar la decisión por ella, ya que era la que no se encontraba en el que fuera su lugar…él nunca se lo planteó.
Después de tanto tiempo de fría cortesía y una gran distancia, él de alguna manera estaba bajando la guardia.
Tampoco tenía demasiado sentido seguir juntos si nada compartían.
La cama ya no era un festín de helados y películas.
No había impaciencia para que los chicos se durmieran temprano.
Al contrario.
Suspiró por millonésima vez.
Quería magia…. Que todo haya pasado, terminado….que fuera dentro de cinco años con las consecuencias que fueren….pero que todo esté pisado.
Era una mochila tremenda para un cuerpo tan pequeño.
No podía sentirse una villana porque sus tiempos, necesidades, prioridades y sentimientos hubieran cambiado tanto.
O tal vez no cambiaron, simplemente ahora lograba “verse”.
La noche anterior, su esposo de alguna manera le ofreció una solución….temporaria si se quiere, pero por lo menos era sentir que hacía algo con toda esta tormenta que no la dejaba pensar ni ver mucho más allá.
Tomarse un mes los dos.
Tan solo un mes después de tantos años, para decidir cuál era el punto final de esta historia…o el punto y coma, pero terminar de una vez con la tristeza de los puntos suspensivos.
Vivir cada uno de esos días sabiendo que todo podía terminarse en tan breve tiempo…que lo que no se hiciera por la pareja en ese mes, ya no se haría, intentar no herirse ni pasar facturas, saber que si había lugar para hacer el amor, podían ser las últimas veces, si había un viaje familiar…. Tal vez no hubiese otros…. Las reuniones con amigos, los comentarios de una novela o noticiero, el trayecto al trabajo….vivirlo con sensación de intensidad y final….y ser sinceros a la hora del balance, poner todas las cartas sobre la mesa porque cada uno podía sentir totalmente distinto al otro al cabo de ese tiempo compartido.
Respetarse.
No sabía si tenía fuerzas para “ultimatuns”….pero la idea no estaba del todo descartada.
Un mes sin tapujos ni disimulos.
Un mes sin poner “cara linda” cuando no lo sentía.
Un mes sin la obligación de “suavizar” nada.
Y a la vez disfrutando como algo que puede no volver.
Nunca fue de las ruletas rusas ni de los juegos de azar….era muy metódica para algunas cosas….tal vez valía la pena considerarlo.
Le pidió un par de días para darle la respuesta si aceptaba ¿el juego? O no.
Tomó el celular para ver la ventanita del Messenger que tanto la despejaba.
Había mensajes de sus amigas.
Esbozó una sonrisa y se dispuso a contestar.


Patricia Figura, noviembre de 2014