domingo, 30 de junio de 2013

LA CARTA....

La Carta.

Estaba tomando un café de media mañana mientras corregía innumerables pruebas de cierre de trimestre cuando escuchó la voz del cartero.
Distraída mente pensó que hoy en día nadie escribía cartas, sobre todo cuando un mail hacía que el destinatario recibiera en segundos la noticia que por el correo tradicional llevaría cuanto menos una semana y otro tanto la respuesta.
Un susurro, la distrajo, un ruido suave de algo deslizándose sobre la madera, con las pantuflonas cómodas y calentitas caminó hacia el living por donde el sol entraba ampliamente y convertía a sus pisos en un baño de dulce de leche.
Un sobre.
¿Una carta?
Apoyó la taza regalo de sus hijos donde bajo una hermosa Sarah Kay rezaba la frase “Te Amo Mami”, sobre la mesita ratona y tomó el sobre…. Era para ella.
La letra familiar y querida de su amiga le dibujó una sonrisa gigante en el rostro.
¿Otra de sus locuras? ¿Qué significaba una carta de quien se comunicaba por chat varias veces por semana? .Tampoco vivían tan lejos aunque ambas y por diferentes motivos estaban siempre a las corridas prometiéndose unos mates compartidos.
Con cuidado de no romper el papel y agendando la idea mentalmente de llamarla para reír juntas de esta nueva manera de comunicarse, sacó la única hoja cuidadosamente doblada.
“Querida Amiga: Seguramente estarás extrañada de recibir esta carta.
                             Teniendo en cuenta que nos mantenemos muy en contacto por medios mucho más modernos que un papel escrito, sé que te va a asombrar, pero la verdad es que me nació hacerlo así…. Volcar sobre esta antigüedad (muy de nuestra época) sentimientos también añejos, me parece la forma más ¿adecuada?....no sé, pero acá estoy escribiéndote sin saber si te la voy a enviar.
                             Siento que te debo unas sinceras disculpas…. Viejas, de hace mucho.
                             Te parecerá loco, pero siempre me sentí en falta.
                             Nunca ocultaste lo que sentías por él (ya sabemos de sobra a quién me refiero), estabas enamorada, o al menos en ese entonces era el título que se le daba a ese estado, ahora los chicos lo definirían distinto y lo resolverían con más libertad.
                             Te brillaban los ojos, te ponías colorada, mirabas esa minúscula foto, que conseguimos juntas, por lo menos mil veces al día.
                             Soñabas con él dormida y también despierta.
                             ¿Lamentablemente? Jamás te correspondió más que como amigo.  
                             Salvando tu orgullo ante lo que sentías un dolor y un desaire, intentaste poner una máscara que no engañaba a nadie…. Al menos no a mí.
                            Cuando él me invitó a salir por primera vez solos y no junto a todo el grupo, tu imagen no se apartaba de mi mente, pero nos divertíamos tanto los dos, éramos tan parecidos en los gustos, charlábamos tanto, que la tentación pudo más.
                            Me negué a ver la tristeza detrás de tu sonrisa.
                            Si bien habían pasado unos años de tu pública ostentación sobre lo que sentías o creías sentir por él…. era como que en algún lugar de mi mente él “era tuyo”.
                     Pero no pude con lo que él me hacía sentir….sos testigo de que cuando realmente va por algo, lo hace en serio, a full y si bien fuiste generosa y ante mi mudo interrogatorio cuando te lo conté y quedé en silencio mirando tus ojos buenos, siempre me persiguió  ese nudo de estar basando mi felicidad en tu tristeza.
                     Puedo ver la sorpresa en tu hermoso rostro de amiga mientras lees esto, seguramente te preguntarás si estoy más loca de lo habitual o menopáusica, ninguna de las dos cosas…es una deuda, con vos, conmigo….te parecerá raro, pero fuera de las primeras salidas, nunca volví a hablar de esto con él.
                       Tal vez quiera zanjar el tema tal como lo hubiéramos hecho veinte años atrás, con nuestras famosas “cartitas”, incluso con nuestros códigos secretos ¿te acordàs?
                      Bueno, te parecerá tonto, pero me siento mejor, sabes que quiero mucho a tu familia, porque es tuya, tus hijos son un poco míos también y te sé una esposa feliz.
                      Finalmente todo resultó bien, no podría compartir mi vida con otra persona que no fuera él, mi amigo primero, mi novio después y mi marido desde hace más de quince años
                     Besos…. YO. “

Por supuesto que el café estaba helado….se recostó en el sillón y releyó la carta una vez más….de alguna manera ella también tenía un punto suspensivo sobre el tema.
Ella era su amiga del alma y no había podido compartir lo que esa unión le provocó en el primer momento, sabía que él nunca se hubiera fijado en ella, la quería mucho, pero como amiga, nada más, no tenía sentido encapricharse cuando evidentemente, lo otro era real.
Al no poder agotar el tema con ella tal como hacía con todas sus emociones, el único desahogo que se permitió fue llorar durante muchas noches, por orgullo, por ¿amor?, por celos, por bronca.
Pero emergió fuerte, nueva, sin resentimientos y con el tiempo pudo compartir todo con ellos.
Aceptaba íntimamente las disculpas, en algún recóndito lugar creía merecerlas.
Por fin se rió con ganas, como siempre le pasaba con todo lo que compartía con ella, volvió a la cocina, tomó el teléfono y apretó directamente el número que la comunicaba con su alocada compinche, cuando escuchó la voz tan querida, no pudo evitar la tentación de hacerle una pequeña broma… ¿una venganza tarida?...disfrazó el tono y le dijo “acabo de leer tu carta…. tenemos que hablar”



Patricia Figura, junio de 2013

miércoles, 19 de junio de 2013

OTRO VIAJE MÀS...

Otro viaje màs….

Lo vio preparar las valijas una vez más.
Estaba alegre, feliz, elegía cuidadosamente la ropa veraniega, cara, con estilo, donde predominaba el blanco que resaltaba su bronceado permanente y los colores intensos propios de las prendas de su hobby.
Una maleta chica sólo para el calzado, perfumes y efectos personales.
Su humor cambiaba invariablemente con los preliminares a estas “escapadas” con los chicos del grupo,  en la mejor etapa de la juventud, solventes, seguros.
En apariencia ella acompañaba, demasiado bien sabía que las facturas eran imposibles de pasar, terminaban en discusiones que no llevaban a ningún lugar salvo fisurar el equilibrio cuidadosamente logrado tras veinte años de convivencia.
Crecieron juntos, fue un continuo tómalo o déjalo, tuvo que aprender a dominar los celos ante un marido con naturaleza de líder que lograba una permanente atracción sobre el sexo opuesto.
Sonrisa pronta.
Ojos que podían ser tan dulces como helados ante el fastidio.,
Certeramente infiel.
Ella se volvió hábil en encapsular sentimientos molestos.
Excelente recompensa.
Los mejores magos de la eterna juventud a su disposición.
Caprichos que jamás hubiera soñado cuando todo comenzó y no eran más que estudiantes con muchos sueños.
Aprendió por el camino más difícil a ser involuntariamente la acompañante del centro de atención de fiestas y reuniones….entablaba cualquier conversación que la mantuviera ajena y al margen de las destinatarias de la simpatía de él…”una noche no dura más que eso”, sabía que aunque  alguna de las invitadas se sintiera especial en acaparar su interés, todo terminaba cuando él subía al coche con ella para volver al hogar.
Le preguntó por un traje en especial si había ido a buscarlo a la tintorería.
Fingiéndose ocupada en sus cuidadas uñas, le indicó que estaba en el guardarropas de invierno…¿para qué lo quería en un viaje al Caribe?.
No era afecta a leer.
Le gustaba bailar y pertenecía a un par de grupos.
También hacía muchísima gimnasia.
Tuvo que aceptar esa rutina a la fuerza, no quería parecer la madre de su marido que desafiaba las leyes del tiempo descaradamente.
Habían salido a almorzar con los chicos en un lugar que les gustaba a todos, charla informal sobre los estudios, proyectos, un par de permisos negociados, vuelta a casa para terminar de preparar todo y por supuesto hacer el amor antes de tomar el avión que lo llevara al aeropuerto internacional donde se encontraría con sus amigos.
No eran muchos días.
Los suficientes para provocarle el conocido nudo en el estómago.
Hacía años que no se sentía insegura con respecto a su futuro con él.
Sabía que ni soñando dejaría su familia ni todo lo que habían creado junto a lo largo de dos décadas.
Daban buena imagen, eran los invitados esperados en las reuniones informales, ella a reflejo del brillo que emanaba su compañero.
Tuvo que aprender a ser sociable, a incluirse, ya casi no peleaban por su ostracismo y el rictus celoso, con el tiempo algunas cosas quedaban bajo control.
Pero adentro de su alma era otra cosa.
No había una vida paralela en su atractivo marido.
Pero nada quitaba que a miles de kilómetros de distancia, con un cielo plagado de estrellas y el sonido del mar, los besos y las caricias calientes fueran para una ignota afortunada, que tal vez por unas horas  se diera el gusto de tenerle lástima.
Sacudió los pensamientos de su cabeza, no tenía sentido separarse peleados, a la vuelta todo seguiría su curso y habría otro exclusivo perfume francés en su placard.
Murmurò algo sobre una llamada que tenía que hacer a una amiga para encontrarse a cenar en el shoping al que era habitué luego de acercarlo al aeropuerto.
Los chicos tenían permiso para invitar a un par de amigos a ver películas en el gigantesco plasma.
No quería aceptar esas caricias que eran como tachar los pendientes de la lista que cuidadosamente iba mermando a medida que las valijas se iban completando.
“Dejar satisfecha a mi mujer antes de irme”….¿una descarga sexual la iba a calmar? ¿Iba a dejar de lado los molestos pensamientos que la acicateaban hasta que enumeraba las ventajas de su vida en común?.
Lo tenía.
Al menos de la manera en que alguien se podía poseer.
No tenía sentido dar más vueltas, amanecía con ella la mayoría de sus días.
Vacacionaban juntos.
Era “la señora”.
¿Podía pedir más?.
Bajó rápido por la escalera de madera crujiente, no quería escuchar su propia respuesta.
Una semana después haría el mismo recorrido para ir a recibirlo en su llegada feliz y triunfal, divertido, más bronceado aún y haciendo buena letra en todos los caprichos que ella tuviera a bien pedirle.
Es más, ya tenía una idea, esta vez le iba a salir un poco más caro que lo habitual… pero en definitiva, era solo dinero, y eso, era lo que él mejor sabía hacer.


Patricia Figura, junio de 2013

jueves, 13 de junio de 2013

feliz dìa del escritor.

A todos aquellos que llegan al alma de una o varias personas a través de la palabra escrita, ya sea en forma de poesía, prosa, relato....a todo aquel que vence la realidad desde la fantasía, que puede sublimar un dolor en belleza... a todos absolutamente los que lleven "vena" de escritor màs allà de un reconocimiento pùblico o no, les hago llegar mis felicitaciones en este su dìa.... y mì dìa tambièn.