martes, 29 de enero de 2013

Oteando el Horizonte.


OTEANDO EL HORIZONTE.

Trepado a una de las tranqueras más lejanas dejaba vagar la mirada por el horizonte.
El sol se iba ocultando lento, agigantando las sombras.
¿Dónde comienza la noche? Le había preguntado disimulando una sonrisa a su hija más chica en una de las tantas charlas a solas.
Ella se había encogido de hombros…”no sé, en el cielo” le respondió.
_Fijate… donde empieza a estar oscuro, el verde transformado en negro_ le había dicho él mientras caminaban hacia el corral de los bovinos.
_En la sombra del árbol… y del corral…._
_Claro! La noche comienza en el suelo, abajo, con las sombras de todo lo que hay, cuando el sol se va escondiendo, las sombras se unen unas con otras y el día se transforma en noche._
Ignoraba porqué esa anécdota le daba vueltas en la cabeza.
Sus hijas.
Tan distintas una de otra y tan amadas.
Necesitaba estar solo, aislarse, pensar.
Ella jamás se escurría de sus pensamientos.
No su esposa, la madre de sus hijas, sino su amor.
Ese amor inconcluso.
Adolescente, perseverante, tierno, caliente, obsecuente en el tiempo.
Casi imposible de vivir.
Casi imposible de disfrutar.
Casi imposible de salvar.
Nunca se sabe, sin embargo.
Durante cuántos años le pareció verla a lo lejos, llegando a su lugar, su tierra, su refugio.
Imaginaba que todo sería tan fácil como lo fuera antes, muchos años atrás, cuando las risas compartidas, las bromas, los besos, las caricias los mantenían vivos y expectantes.
Cada año de la secundaria los encontró distanciados…cómicamente vivían el ritual de esquivarse, acercarse, ignorarse… los radares alertas a los movimientos del otro, celos disimulados, ojos que echaban chispas, la tregua en la estación de la primavera, la despedida con sabor amargo prometiendo verse en las vacaciones de verano.
La vigilancia de los mayores les impedía cumplir… eran otras épocas.
El círculo se repetía de primero a quinto año, fin del colegio y despedida final.
Pero no de su corazón.
¿Por qué nunca se acercó cuando pudo hacerlo?
¿Por qué nunca le habló de sus sentimientos?
Se entregó al trabajo, de sol a sol, hasta quedar anestesiado.
Ella se casó.
Tuvo hijos.
La vio en una de las tardías reuniones de egresados, donde cada uno lucía su flamante familia, novios, hijos…él fue solo.
Estaba solo en realidad.
Con los años el cansancio lo fue venciendo, era joven, fuerte, con éxito en sus emprendimientos, necesitaba un hogar, en realidad, un hogar con ella, pero otro le había ganado de mano.
Se casó, fue honesto, su naturaleza sincera y campechana no le permitía otra cosa.
La libido no encontraba su cause.
Cuando miraba a lo lejos, la imaginaba confundida en el horizonte, una figura oscura y temblorosa bajo los rayos del sol.
Se encandilaba.
Su humor tan especial, potenciado con sus compañeros, no encontraba asidero en su propio hogar.
Cambiaba.
Volvieron a encontrarse, en la madurez, igualmente jóvenes y divertidos, fue como si jamás se hubiesen separado.
La sangre de él comenzó a bullir, no iba a permitir otra distancia, ya no daba seguir callando, las cartas sobre la mesa y decisiones que podían lastimar a muchos.
La pelota ya no estaba de su lado.
La que debía tomar una determinación era ella.
Que tenía su vida armada, con sus idas y vueltas, dolores y rebeldías, pero en familia.
Hijos grandes, incapaces de comprender semejante cambio de la nada.
Marido posesivo, celoso, sin medias tintas.
Sentado en la tranquera, oteando el horizonte, le parecía verla.
El corazón le saltaba del pecho ante la idea de poder de una vez por todas abrazarla sin miedo ni tapujos, al aire libre, gritando a los cuatro vientos su amor y su deseo.
El cielo se estaba cerrando.
¿Dónde comienza la noche?
En el alma…la noche comienza en el alma.
Controló los boyeros, el molino había colmado de agua fresca y limpia el bebedero de los animales.
La “tobiana” y el “tordillo” ya estaban en los establos.
Final del día, se encaminó hacia la bomba que había delante de su cómoda vivienda y se refrescó, dejó las botas de goma en el lavaderito de afuera, la mosquera se agitó y la más chica corrió a su encuentro.
Entraron juntos, había milanesa con papas fritas.
El televisor le hacía llegar música de programas infantiles.
Su mujer lo miró por sobre el hombro y le dijo que se bañara, que ya servía la comida.
Sus sueños y él fueron a darse una ducha.
Mañana sería otro día, tal vez “el día”… miró una vez más el silencioso celular.
No había mensajes.
 La hora de la cena, los encontró a todos comiendo bajo el ventilador de techo que agitaba sus largas paletas, casi al ritmo de su corazón.

Patricia Figura, enero de 2013.

lunes, 28 de enero de 2013

Caleidoscopio...


Caleidoscopio.

Así se veía, así se sentía…su vida actual no solo le hacía honor a aquel viejo juguete, sino también sus ambiguos sentimientos.
Era un hombre joven.
Profesional asentado en lo suyo.
Divertido.
Siempre con una mirada que, contrariamente a la verdad, parecía perdida en el horizonte cuando deambulaba de un trabajo al otro, de un lugar a otro.
En realidad estaba sumido en sus propios pensamientos.
La resaca de la noche anterior aún se hacía sentir en sus ojos cansados.
Recorría con la vista el parque de su propiedad de verano, el sol inclemente le hacía fruncir ligeramente el ceño, el murmullo del filtro de la gran piscina se confundía con el arrullo de los pájaros.
El mate en su mano le evocaba otros atardeceres.
Con ella y los chicos zambulléndose ruidosos y alegres, llamándolo para que los arroje por encima de sus hombros.
Para que naden juntos.
O simplemente recostarse todos en las reposeras a planear algún viaje compartido al país vecino que tanto les gustaba.
El quincho, testigo de reuniones de soltería, de peñas pero también de los asados familiares donde tantas anécdotas habían tenido lugar en su mente y en su corazón, ahora en el silencio de la tarde parecía más vacío.
Y más lleno también.
De momentos que tal vez volvieran a repetirse antes de lo pensado.
Estaba en un impase, una encrucijada, donde el cansancio de las discusiones con su par, con su amor, con la madre de sus hijos tan amados, lo tenían agotado, le urgía un cambio…¿o un complemento para seguir siendo un equipo?.
Ella no veía las cosas de la misma manera.
Había libertades que no se permitía.
Tampoco a él. La promiscuidad explícita no tenía cabida para ella.
No quería vivir pendiente de su mal humor, su enojo casi cotidiano…tampoco podía “alegrarla” permanentemente con buena reserva de alcohol para que ella estuviera más distendida….no tenía sentido.
Su sexualidad, lejos de aplacarse, parecía más activa, más demandante, experiencias nuevas, con personas viejas…del ayer, de antes, brazos que ya lo contuvieron en otros tiempos y que él decidió abrir…trocarlos por otros que despertaban sus fantasías.
El beso de las buenas noches a los chicos era lo peor.
Cada mueble tenía sus huellas.
Por otro lado la adrenalina de instalar un lugar propio, único, donde doradas ninfas dispuestas a hacer honor a su King size lo embarullaba, lo extasiaba, era su sostén momentáneo, su pie d` a terre.
Caleidoscopio… esa palabra resonaba en su mente mientras la incertidumbre lo desasosegaba, lo cansaba, le provocaba nudos en la garganta.
Por qué lloraba tanto?.
A quién estaba velando en realidad?
Por momentos “el viejo” lo aconsejaba…por supuesto no siempre lo oía.
En realidad las cosas no eran tan confusas, seguramente un punto dentro de él estaba en rebeldía, después que pasara lo peor de la tormenta y sus instintos sedientos de aventuras nuevas, se aquietaran, lograría entenderse mejor.
Interpretarse sin engaños ni subterfugios.
Haría una balanza.
Entre el debe y el haber de su matrimonio, de su separación ¿voluntaria?.
El saldo sería la respuesta.
Al menos de su cincuenta por ciento de responsabilidad en la pareja.
El otro, estaría por verse… en este tiempo de descuento cada uno pactò seguir con su vida sin privarse de nuevas experiencias.
_Papàaaaaa, papàaaaaaaaaaaa_ el sonido amado lo sacò de su ensimismamiento.
_Ey! Estoy acá, en el patio_ le respondió a la princesa de sus sueños…. su hija, el màs chico disfrutaba de una siesta tardía.
_Llamó mamá, pregunta si nos volvemos hoy o si nos llevas mañana_ esos ojos limpios y pícaros, tan parecidos a los suyos.
Otra despedida.
Volver a la casa vacía.
_Quiero que nos metamos otra vez a la pile, pidamos pizza y tomemos helado y mañana nos llevas_
_Bueno, decile eso, si no tiene problemas, despertalo a tu hermano asì viene al agua con nosotros, sino esta noche no va a dormir._
_Dale, ah, pa…_
_Qué?._
_Te quiero mucho_ le dijo mientras iba entrando con una sonrisa en busca del celular.
_Yo te quiero más_ le contestó siguiendo el juego.
_No, yo te quiero màssssssssss_ le llegó desde lejos, provocando una sonrisa gigante en su rostro y en su corazón.
Tiempo al tiempo.
Como terminaría todo?.
Esta etapa recién comenzaba, había que limpiarse bien de viejos momentos, sacar las mochilas, darse nuevas oportunidades.
Establecer prioridades.
En realidad, él ya las tenía.
Sus hijos y la felicidad de ellos.
Lo demás…Qui lo sà.

Patricia Figura, enero de 2013

Con cariño, para vos mi querido amigo.

jueves, 24 de enero de 2013

CONVERSACIÒN AJENA... CELOS.


Conversación Ajena… Celos.
Debe ser la cuarta, o la quinta, conversación ajena, claro, ya no recuerdo.
Mientras preparaba un almuerzo liviano en casa, para poder ir al club con las nenas y sus séquitos de amistades, escuchaba el noticiero con toda su cornucopia de asesinatos, violaciones, tragedias varias y aumentos.
Anunciaron una entrevista a Stamateas, hablando de celos y me enganché con las bromas que se hacían los periodistas entre sí.
El licenciado fue muuuyyyy clarito.
Los celos jamás significan amor, nunca bajo ningún concepto.
Significa posesión, apropiación del otro, transformándolo de sujeto en un simple objeto.
Significa inseguridad, no aceptar la libertad del otro más allá de que fue esa misma libertad la que los unió.
Sacando de lado el celo ocasional que incluso puede ser muy divertido en una pareja, ese que en realidad es un halago.
Me quedé pensando en la nota que fue clara y por supuesto mucho más extensa que mi comentario, sobre todo porque hizo hincapié  en la adolescencia y el error casi permanente de confundir celos con amor “me cela porque me ama”, “es porque me quiere”… exactamente, te QUIERE, para ella o para él.
Mientras tomábamos la autopista santa fe /rosario, íbamos charlando con mi hija mayor y mi sobrina sobre el tema porque también lo habían escuchado.
Cada una dio su opinión…adolescente… sus puntos de vista, sacamos algunas conclusiones y después pasamos al tema de las carreras que iban a seguir a fin de año cuando tuvieran que despedirse definitivamente de la secundaria.
Llegamos a la extensa entrada sombreada de árboles añosos, la vista ya se tomaba su descanso entre tanto verde y cielo, solo se escuchaban los pájaros, la pileta casi vacía, solo un matrimonio en la parte playa y una parejita muy joven en sendas reposeras.
Por supuesto en un segundo estábamos en el agua deliciosa, dejándonos llevar, conversando apenas, reposando con mi amado flota flota cuando las voces comenzaron a alzarse, el tono decididamente era de discusión, airado, casi furioso.
Nos miramos entre nosotras, la más chiquita hacía sus zambullidas y eso apagaba un poco la “nitidez del sonido”.
_Basta! Basta!_ decía la chica, era imposible no escuchar_ Me tenès harta, no te quiero escuchar más_
_Pero yo quiero que hablemos!_ decía él_ Pará un poco, escuchame_ intentó agarrarle un brazo y ella lo soltó de un manotazo, delgadísima y súper bronceada, tobillera blanca al igual que el corpiño de su bikini más que diminuta.
_Todo el tiempo intenté hablarrrr… no se puede, con vos no se puede!!!!! No sé a quién viste en el facebook, yo a él no lo tengo._ se sentaba para mirarlo como si de esa manera pudiera taladrarle el cerebro y después se volvía a recostar.
_Yo vi el comenta…._ mi hija menor se acercó a preguntarme qué pasaba y el ruido que hacía con sus juegos, más el viento que soplaba en otra dirección, no me permitía escuchar.
Mi sobrina y mi hija mayor que estaban más lejos me hicieron señas como de ¿qué pasa?, me encogí de hombros y seguí con mi dulce flotar a donde la brisa quisiera llevarme.
Llegó una de mis amigas, me saludó desde el borde donde acomodó toda su mudanza de bolsos, pelotas, termos, masitas, toallas, etc y me señala con la cabeza porque ya la parejita parecía a punto de matarse, ajenos a todo su entorno.
_A dónde no te dejo ir? A dónde???? Nunca te dije que no salgas con tus amigas, nunca…_ estaban enfrentados, jóvenes, hermoso, tristes, enfurecidos, lastimándose sin tregua, alejándose inevitablemente con cada palabra pronunciada…dejando de lado el límite verbal que jamás deberían perder.
_Callate… cállate..basta, cállate_ decía ella a los gritos mientras comenzaba a vestirse con un short de jeans y una musculosa muy suelta.
_Espera un poco, por favor, hablemos, espera…_mientras él intentaba tomarla de una mano ella lo soltaba, enceguecida…juntó sus cosas y con todo puesto de cualquier manera comenzó a caminar hacia la salida del solárium.
_Cómo te vas a ir? Espera que mi hermana termine la práctica y te llevo._ a esta altura el tono era de súplica.
_Lo llamo a mi papá, salí, soltame, a mí no me ves más…vivo mal, me tenès cansada callate! Callate!  No te quiero escuchar!!!!!!! Siempre arruinàs todo._
En punta de pie con mi amiga y mis hijas vimos como se iban para el lado de los sanitarios y duchas.
Las mayores nos quedamos comentando le típica escena de un noviazgo celoso propio de adolescentes que no confían uno en el otro.
Las adolescentes se fueron a ocupar las reposeras que habían quedado libres y prepararon tereré mientras se reían de la escena compartida.
Y la menor dejó en claro que “ni loca tenía novio”.
Más tarde, nos sentamos a tomar unos mates riquísimos, le comentamos a otra de las chicas que recién llegaba también con hijos y enseres, compartimos nuestras propias anécdotas adolescentes, nuestros shows y todo lo que inevitablemente te enseña el paso del tiempo, cuando los vemos salir de los vestuarios, de la mano, sonrientes, conversando supuestamente con la hermana de él que terminaba de entrenar y luego de una ducha refrescante se zambulleron  en la pile para continuar con los arrumacos.
A estas alturas, las chicas nos mandaban mensajes tipo “láser” y se reían mientras hacían una sesión de fotos que después lógicamente subirían al face y la más chica, la fotógrafa, vino corriendo, cámara en mano y me dijo “viste que se amigaron? Están re locos”…. Y se fue volando a capturar la hermosa sonrisa de su hermana mientras se tiraba al agua haciendo piruetas.
Por supuesto que todo quedó en anécdota, los tortolitos siguieron con sus demostraciones amorosas, colgados al cuello y con esos besos tipo transfusiones propios de los diecisiete, en público y bien ostentosos.
 Ay! Los celos… como decíamos con una de mis amigas de la adolescencia…”son cierto temor, tal delgado y tan sutil… que si no fueran tan vil, podrían llamarse amor”.
Lo habíamos sacado de un libro de citas célebres.
Pero ahora, a los cuarenta no podemos disfrazarlos de nada, son malsanos, cercenan, lastiman, hieren y alejan…sólo sirven para cortar las alas del plumaje que nos enamoró, para alejar a quien voluntariamente se nos acercó.
Para enfriar a la persona que con el corazón ardiente, vino a ofrecer su mano para acompañar la nuestra.
Pero claro, una vez más sostengo, no hay una vida para ensayar y la otra para vivir, hay muchas personas que aprenden de entrada, a otra les cuesta horrores… y lamentablemente hay otras, que no aprenden jamás.

Patricia Figura, enero de 2013

lunes, 14 de enero de 2013

LA DIOSA DEL LUGAR...


La Diosa del lugar…

Nunca,  jamás, en ningún evento, solárium, playa o club privado falta una.
Es la marca registrada de cualquier chismorreo femenino o comentario masculino.
Producto de varios años de atención propia y ajena, un dejo de despotismo, mucho gym, y el infaltable rubio platinado lacio que se mantiene cuidadosamente lejos del agua y convenientemente recogido para no terminar pareciéndose al pelo de las muñecas una vez que se los moja.
Convengamos que es el entretenimiento general, ya que no puede estar “buena” para el plantel masculino, sin lograr las críticas en el plantel femenino.
Es un hecho.
Así es como entre mates, chapuzones, cervezas heladas, truco, asados y mucha agua mineral… surgen los comentarios entre las parejas que se juntan a la vera del lugar.
Si la ronda es compartida entre esposos… la cosa es más suave…todo cambia cuando los “vagos” están en una partida y las chicas descansando ¿? al sol.
_Visteee?... no se da con nadie… es igual de odiosa que cuando era adolescente._ comenta una de las ninfas maternizadas que no tuvo tiempo de pasar todas sus horas en el gimnasio o controlando su ombligo….tampoco fue de su interés, claro.
_Ah! la conoces de esa época?_ pregunta la “nueva” tratando de asimilar las particularidades del escaso grupo de gente reunida en el exclusivo lugar de retozo.
_¿Quien no la conoce?... no dejó a nadie en la secundaria sin histeriquear_ terceariza otra de las que se bronceaban en el dorado verano compartido.
_Es linda? Desde acá hace dos horas que solo le veo el traste… no se da vuelta ni se moja…¿estará dormida? _ se bajó un poco los lentes de sol para ver si le distinguía alguna estría en todo ese panorama ya del tono del algarrobo.
_La cara ya es la de una tortuga… imaginate, hace treinta años que toma sol TODO EL AÑO….de chica era vistosa por el pelo y todo lo que se metía encima… en los ochenta era un arbolito de navidad…. Con hombreras de rugbier y todo.
Risas generales y algún comentario acerca del sombrero que lucía la blonda que continuaba su “quemado” boca abajo.
Los muchachos en cambio eran más relajados, mientras algunos escondidos detrás de gafas oscuras y otros casi señalando con el dedo hacían sus comentarios.
_Che, está buena la mina… _ empieza uno dando el puntapié a los compañeros.
_La ayuda la genética…por más que la mina haga gimnasia si tiene tendencia a engordar o a la celulitis…._
_Que se yo si es genética o no… pero tiene más de cuarenta pirulos…ahora lo que tiene de buena tiene de odiosa… de todos los años que la conozco… acá no saluda a nadie… el marido es macanudo, charla con todo el mundo, viene a los torneos, juega con los chicos en la pileta… fijate… mirà_ le dice al que recién se agrega al grupo_ es aquel de allá_ señala a un hombre relativamente joven, con una barriga más que prominente y rulos oscuros y rebeldes… sonrisa amplia, bonachona.
_Ah, si, es el que me saludó apenas llegamos el finde pasado…toma tererés todo el día por todos lados… donde pasa se queda a charlar.
_El vago de diez… no le da ni cinco a la mujer… los otros le sacan radiografías y él…si se acerca una vez en toda la tarde es mucho… la mina está muy buena…tiene las lolas hechas… espera a que se de vuelta parece que tuviera dos melones, no le mirès la cara, obvio._
Risas generales y algún que otro saludo para ir a darse un chapuzón refrescante antes de comenzar con las cervecitas y los sándwiches del atardecer.
Las chicas, lejos de azotarse al sol, algunas buscaban la sombra que se iba corriendo caprichosamente a medida que el sol jugaba con las palmeras del lugar.
Otras disfrutaban de la inmensa piscina de aguas claras.
Milagrosamente casi vacía… solo algunos niños en la parte playa.
_ Es casada la Diosa?_ le pregunta la nueva a una de las chicas que hacía girar sus piernas al mejor estilo pilates sosteniéndose del flota flota.
_Si, pobre tipo… es un divino… simpatiquísimo…comedido, atento… se ve que es un padrazo porque con los chicos juega todo el día, ella no les da un vaso de jugo… ni se le acercan… toma sol… mirà, ahí se da vuelta…mirà las lolas que “se puso”…decime si no podía ponerse algo más normal…y los tatuajes…eso es de groncha._ se acomodó su propio corpiño donde sus generosidades amenazaban por escapar y quedar más en evidencia que la rubia en cuestión.
_Pero cuál es el marido?…hay muy poca gente acá y no la vi con ninguno_ detrás de los lentes oscuros, intentaba distinguir alguno que pareciera hacer “pareja” con el objeto de sus comentarios.
_Aquel, el gordito que está en el grupo de las parejas con chicos chiquitos…ése, el que pasa el tereré_ el hombre en cuestión no paraba de conversar y los otros de reír… las esposas de los oyentes participaban de la charla y le ofrecían facturas, hacía rato que los observaba y parecían divertirse mucho.
_Y porqué no está con ellos charlando? Con su marido?_
_Nunca la vi conversando con nadie…con alguno de los tipos que se acercan cuando está el marido con ella, se ríe, pero en seguida se pone los auriculares y se aísla del mundo…no se mueve de la reposera…todos los días trae una bikini distinta,  se moja un par de veces, después tipo siete de la tarde se cambia y ahí ya se acercan él y los chicos, juntan todo y se van… hace años que vienen… pero ella jamás compartió una tarde con nadie.
_Es la Diosa! Con mayúscula_ risas…y bromas.
En el grupo de los hombres los comentarios también transcurrían pero con un poco más de euforia y menos ensañamiento, la verdad es que era el personaje que siempre hace falta para una tarde tranquila, evadida de compromisos y problemas cotidianos.
Tal vez la propia ninfa se sentía discriminada por su aspecto y eso la hacía reconcentrarse más en sí misma.
Tal vez su familia y el lugar la aburrían, en su mente, su silencio y su música lograba encontrar otros brazos, otros paisajes… otros sabores.
Tal vez donde estaba era la Diosa del lugar, entre mujeres que si bien lucían sus curvas y su belleza… se notaba que la satisfacción pasaba por quiene tenían al lado, más allá de algún comentario por un buen físico masculino o un par de ojos que sabían mirar lo que el de al lado no siempre ve.
Tal vez… la intocable no lo era tanto…debía sostener una “fama” cada vez más complicada con los años… de cerca su piel no era aterciopelada, el sol más allá de dorar un cuerpo, puede secarlo…las cremas faciales no siempre hacen milagros y cuando en el gesto no prima la alegría, el buen humor y la calidez…no se deja de ser una imagen con un par de “generosidades” para comentar en una soleada tarde de verano.


Patricia Figura, enero de 2013

miércoles, 2 de enero de 2013

UN VERANO, MUCHOS AÑOS ATRÀS.


Un verano, muchos años atrás.
Fue el primero en tantos años que la encontró en la sofocante ciudad.
Fue el  primero en tantos años que la encontró casi en paz.
Un barrio con mucho movimiento pero tranquilo, de vecinos trabajadores, un poco chusmas entre sí, pero nadie se metía con ella, nada pasaba de un saludo.
A todos les llamaba la atención el cambio operado en el chalet comprado poco tiempo atrás por la joven pareja, con jardín y parquecito para la pequeñita hija de ambos.
Mucho trabajo los fines de semana, arreglos, mejoras, plantar, cortar el césped, regar, cambio de vereda, instalación eléctrica, amoblamientos a medida, todo en equipo.
Mucho ir y venir dentro y fuera del hogar.
Los fines de semana la familia y los amigos eran infaltables.
Todo un ajetreo alrededor mientras ellos se alejaban cada vez más.
La insatisfacción de él era permanente.
La agresión también.
Humillación y maltrato full time a solas, el marido soñado frente a todos los demás.
Vacaciones en el mar año tras año, lo mejor, lo más cómodo, arenas ideales para parejas enamoradas.
Para parejas sanas que disfrutan del bienestar logrado con esfuerzo.
Ese no era el caso, nada se valoraba, él siempre miraba lo que otro había conseguido, nadie merecía bienes materiales mejores, tampoco merecían la seguridad proveniente de generaciones anteriores…nadie le llegaba a los talones.
Ella recibía sus frustraciones, hablaba durante horas, lo calmaba, le demostraba sus bendiciones, era la única que había permanecido tantos años a su lado, nadie soportaba su mezquindad, los amigos iban cambiando a medida que lo trataban, él se escudaba en ella “es la bruja, no te puedo ayudar, tengo problemas con ella después” “arreglate con mi mujer… ella controla todo, no quiero más problemas de los que tengo” “ yo de mil amores te doy una mano en esto… pero no puedo volver a casa después “.
En su momento, le creyeron, cara de pobre tipo que se hizo desde abajo, su esposa había pertenecido a familia mejor avenida, con preparación en estudios desde generaciones, pero sobre todo gente buena y con el tiempo los de alrededor dejaron de creer en las excusas.
Fue quedando solo.
Ella estuvo enferma un tiempo, gracias a su hija que le dio fuerzas y a la familia salió adelante, las amigas hicieron un frente unido, una barricada al loco que pugnaba por tener ya fuera por las buenas o las malas lo que según él le pertenecía.
El era el “dueño” de su mujer y si lo dejaba iba a ser responsable de la locura que podía llegar a hacer.
Luchó con uñas y dientes, pero siempre con malas armas, con mentiras, traiciones, golpes bajos….lastimó y mordió cada una de las manos que le tendieron a lo largo de su pobre vida.
La providencia, Dios, la buena suerte, el momento justo… todo confabuló para poder quedar del otro lado de las rejas que limitaban el hogar que fuera familiar.
Una noche, cuando su hijita horrorizada intentaba escapar de un papá casi desconocido en su furia  y alcohol, el barrio actuó y un patrullero se llevó al desquiciado quien, “borracho pero no estúpido” se cambio, colocó sus pertenencias en una bolsa de consorcio y en un pobre acto público entregó las llaves del que fuera el último hogar conyugal.
A partir de ese momento comenzaba una batalla  sangrienta en los tribunales de la ciudad…cuanto más se le cedía con tal de lograr la paz para quien fuera su esposa y para la hijita de ambos, más se enfurecía… no podía soltar su presa, la depositaria durante años de su ira… al no tener a quien violentar, él se sentía miserablemente desvalido  ante sus propios ojos.
Llegó la calma.
La lucha continuaba, pero tanto madre como hija cada día eran más fuertes, más sanas, más seguras… más felices también…la casa se llenó de vida, de color, de amiguitas para jugar en la pile, en la hamaca, llegaron los carnavales, los corsos, música durante el día, helados y una peli a la noche.
Jamás perdió contacto con el padre, la nena intentaba separar el amor del miedo, era chica, a veces quedaba agotada, triste, en los brazos de su mamá, de sus abuelos, cargaba fuerzas, crecía más libre, más tranquila.
Fue el primer verano en muchos años que el mar no bañó sus piernas, que el arena blanca y caliente no consoló los pies cansados del largo año laboral, el verde de los morros no coloreaba sus retinas tristes… pero fue el primer verano en paz por lejos…el primero de otros tantos en que tal vez no siempre pudo salir de la ciudad, pero la tranquilidad de espíritu nunca se fue.
Más allá de los problemas que como cualquiera pudo atravesar, ya no tenía una cruz pesada, agobiante, que por poco no le costó su vida siendo tan joven.
Con los años, ella y su nena formaron una familia, grande, fuerte, sólida, sana, donde se sumaron abuelos, tíos, primos, cuñados, hermanos…fiestas, momentos difíciles, momentos dolorosos también, la vida y la muerte les toca  a todos en algún momento.
Pero nunca más sintieron miedo, la sensación de peligro, de acecho, de perversión, de maltrato se esfumó con el enfermo.
Todo el camino se recorrió junto, las pruebas y dificultades cotidianas terminan cuando termina la vida, la diferencia es que si uno está donde debe estar, la carga no es tan pesada.
Y ser feliz a pesar de cualquier problema por difícil que sea su solución, cuando uno se siente en equilibrio es posible.
Un verano, muchos años atrás, una cruzada comenzaba.
No hay peor enemigo que el que llevamos dentro, las oportunidades existen y la pereza aunque sea para nosotros mismos es un pecado capital, los problemas no desaparecen hasta que no los atravesamos y aún así no se esfuman, se solucionan como se puede y de acuerdo a la realidad de cada uno.

Patricia Figura, enero de 2013