lunes, 23 de agosto de 2010

La Señora...cuento.

La Señora.

Frente al espejo ornamentado, de su exquisito toilette francés, con gesto mecánico retocó su maquillaje.
Perlas en el cuello y en los lóbulos.
El modernísimo dos piezas sobre su silueta bien formada,¡ parecía llover!. Tenía una velada tristeza en los ojos.
Estaba perfecta para la ocasión.
Era la escolta que todo diplomático soñaba tener.
Las fotos del acto público, nunca revelarían su angustia.
Él se asomó, sonrisa carismática de funcionario intachable.
__Vamos linda, en quince minutos pasa el coche a buscarnos­_
Aún le provocaba una puntada en el pecho y se sobresaltó al verlo.
Necesitaba creerle.
Con un gesto, ella asintió y él le envió un beso mientras salía del dormitorio; ambos tenían poco más de treinta años.
Exitoso en su carrera, era querido y respetado por sus pares y seguidores.
La esposa perfecta para el perfecto señor. Hijos aplicados, alegres, compañeros.
Soñada mansión en la afueras.
Y saber que en brazos ajenos encontraba deleite, placer.
Ella siempre lo supo.
Era su reina indiscutible, a la familia protegía con amor. Pero el “no”, no existía cuando un cuerpo se le entregaba dispuesto.
Sabía, por propia experiencia, que era un amante atento y complaciente.
Que brindaba ardor y fuego.
Por qué necesitaba otro calor?.Con todo lo que ella lo amaba.
El palco oficial los estaba esperando. Los niños ya estaban abajo.
Él la recorrió con la mirada.
Y ella deseó que a nadie más le dirigiera esos ojos seductores.
Le hizo un guiño travieso.
_Las demás quedan eclipsadas!!!!_ “una miga de pan…”_ estás preciosa_ agregó.
La tomó del brazo, el chofer los saludó con ceremonia.
A cumplir con su deber iba.
Dulce esposa entristecida, celosa,¿ vengativa?, no, eso no.
Tal vez alguna dichosa ama de casa…al hojear las revistas  del corazón, equivocadamente la envidiara.
Se sentía sola e impotente, mientras una sonrisa partícipe le ofrecía a su familia.
Pero pensar en perderlo para siempre, solamente considerarlo…
Sencillamente la paralizaba, la adormecía, la destruía.


                           Patricia Figura, octubre de 2007

4 comentarios:

  1. cielos falsos, le llamaría yo... aunque hay hombres así, inseguros, criados en falsedad o abandono, en doble moral... vaya uno a saber... juzgar es errar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias Mônica... que buen tìtulo hubiese sido...quien sabe lo que empuja a cada pareja a mantener su equilibrio. Si es que en realidad existe tal.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. tristeza, angustia, comodidad? amor? inseguridad?... vaya uno a saber.

      Eliminar