martes, 17 de agosto de 2010

Desasosiego


Probó el conjunto de collar y pulsera nuevo, la pedrería semipreciosa refulgió en el espejo, giró, se observó levantándose el largo cabello, volvió a girar, con gesto aburrido los desechó.
Del cofre abierto tomó otro juego: zafiros con diminutos rubíes, aros y anillos repitiendo el mismo diseño, un puma cuya larga cola casi llegaba a sus fauces al cerrar el semicírculo.
No, tampoco.
Demasiado nuevo todo, muy “nouveau riche”… necesitaría algo diferente, de eso que se pasa de generación en generación, con los engarces algo oscurecidos por el tiempo, con diseños de orfebrería fina y no esas monstruosidades  con  cristales gigantes, casi un arma de defensa  más que una joya..
En fin, si quería algo añejo y de buen gusto tendría que ir a un anticuario, o dejar pasar el tiempo, de otro modo sería imposible.
Mientras elegía entre sus nuevas adquisiciones pensaba en lo mucho que le había costado llegar hasta allí, encontró una delgada banda de oro, con una perla de cultivo en el centro, al tomarla entre sus largos dedos, sus ojos se nublaron un poco…sólo un poco.
Viajó en el tiempo, más de quince años atrás, fin de la secundaria, enamorada como loca, pobre como una laucha, en lo que a dinero se refiere, él también, pero la adoraba, la divertía, había risas…¿cuánto hacía que no se reía de verdad?, reírse hasta casi no poder respirar, quedar doblada y con lágrimas resbalando por las mejillas…estirar las manos y encontrar las de él, cerca, siempre a su lado.
Veranos enteros caminando hasta llegar a alguna playa sofocante para bañarse juntos, tomar mate, sol, dormir en las lonitas con el cuerpo caliente y la brisa con mil perfumes acunándolos.
No había posibilidades de ir al cine, boliches, teatro, a comprar ropa “de moda”, y de sentarse a cenar en un pub, ni que hablar, las monedas eran para el cole, fotocopias, algún chocolate en los paseos del invierno y nada más.
Una tarde de mucho sol y colores, en la estación del carnaval ella recibió una sorpresa.
Un estuchecito de terciopelo azul, con un anillito adentro, el mismo que tantas veces mirara en la vidriera y entre risas dijera “¿ves ese anillo con la perla?, alguna vez va a ser mío”.Con mirada feliz e interrogante fijó esos ojos tan expresivos en los apasionados de él.
_Me va a llevar un poco más de tiempo darte el mundo, pero igual lo vas a tener_ nunca fue tan feliz, ¿cuántos besos se dieron? ¿miles?. Jamás volvió a sentirse así.
“Un poco más de tiempo” se dice rápido pero cuando se mide en lo que se resigna, puede ser mucho…o muchos no, películas que se dejan de ver, libros imposibles de comprar aunque se necesiten para estudiar, pasear y ver cosas lindas aunque sepas que no las podés comprar, creer que la juventud pasa, que vale la pena tenerlas ahora, mientras se es bella y se pueden lucir… todo contribuye para cansarse, para no seguir justificando lo que se resigna, para levantarse un día y decir …_Basta , hasta aquí llegué_. Primero se lo dijo así misma, se habló y se contestó mil veces.
¿Qué clase de noviazgo tenía? Uno cifrado en las prohibiciones, en el más adelante…, en el quedarse con las ganas mientras fueran estudiantes e hijos de familias asalariadas y punto, sin vistas de progreso en lo inminente.
Más de una vez la invitaron a tomar algo, la pasaron a buscar en lindos coches prestados por prósperos papás, le obsequiaron peluches gigantes, detalles soñados por cualquier joven, ella siempre rechazaba amablemente, aún a los que galantemente insistían.
Daba media vuelta y esperaba a quién más quería, su primer amor, su compinche, el que le prometía el cielo…pero más adelante.
Hasta que con los años se cansó, se aburrió de esperar, de mirar como otras disfrutaban, vestían bien, no se congelaban en las esquinas esperando un colectivo con cincuenta minutos de atraso, los años hasta recibirse y comenzar a trabajar rentablemente le parecieron muy cuesta arriba.
Necesitaba el premio, el respiro de fines de semana como los ajenos, salidas en grupo a bailar en lugares de onda, disfrutar pensando dónde y qué iba a hacer para descansar de las obligaciones semanales, estaba harta de contar monedas, no era eso lo que quería para ella, no podía modificar su gesto frustrado, esconder el malhumor, las discusiones comenzaron a llover como antes lloviera la alegría sobre su pareja.
_Basta, hasta aquí llegué, esto es una tortura para los dos_ volvían de una malograda salida, hacía calor, tenía los pies hinchados, los helados salían el doble que el año anterior.
_ No te entiendo, te juro que te escucho y no parecés vos_ los ojos inteligentes de él la miraban entre inquisidores y desconcertados_ Todo el mundo se sacrifica cuando es joven,  se supone que con un título vamos a estar bien, vamos a progresar, mantener a nuestra familia, viajar, en fin todo lo que planeamos durante años…pero tenemos que recibirnos, linda, un par de años más.¿ Qué es lo que cambió tanto?_ intentó abrazarla, ella se alejó.
_¡ Estoy harta! Hace años que espero para no ahogarme en el verano, ver como otros nadan  en tal o cual club, se ríen, salen en grupos a tomar una cervecita fresca, a cenar,
viajan con amigos, con los padres, se despejan, no juntan las monedas para compartir un helado que se derrite antes de probarlo…todo es no, no, no, no, nuestros padres no tienen más que lo justo, vos no me podés invitar a una salida decente y yo estoy fastidiada y cansada de tenerme lástima, de compararme, de pensar que “esto” es mi etapa de noviazgo, no es lo que soñé, no es lo que quería para mí,_ ahogó un sollozo, se sonó la nariz con el pañuelo que él dolorido y desilusionado le ofreció_ no quiero sentirme culpable por creer que merezco vivir algo lindo…quiero vestirme para salir,  cambiarme el corte de cabello, contar lo qué hice durante el finde…quiero ser como las demás, te voy a terminar odiando porque todas las privaciones tienen que ver con vos_
Cuando él logró hablar lo hizo muy suave, como si articular las palabras le insumiera un esfuerzo titánico.
_ Te pido perdón… no tenía idea de que esto que agradezco a Dios cada día era una pesadilla para vos, pensé que estábamos los dos en lo mismo, ansiosos por comenzar la vida que tantas veces planeamos, no tenía ni idea que tu cabeza estaba permanentemente haciendo cuentas sobre todo lo que debemos resignar en aras de nuestro futuro_ había tanto dolor en sus palabras que ella no pudo emitir sonido, durante años esa imagen la acompañó adonde fuera.
Más de un acompañante tuvo, era el tipo de salidas que siempre esperó, dejó de estudiar y comenzó a trabajar en una moderna casa de ropa, ocupaba el sueldo completo en “equiparse”, salía dos o tres veces con sus ocasionales amigos, se mostraba en los lugares de moda, hacía lucirse al que la invitaba ya que producción le sobraba.
Una cierta inquietud le molestaba a veces, buscaba de acallarla con algún “gustito”, pero esa vocecita incómoda a donde iba la seguía.
Ninguno le impactó especialmente, conversaciones livianas, pasar el momento, sexo a veces, pero con el tiempo hasta eso llegó a aburrirla, lo sentía como un pago por las atenciones recibidas.
En ese aspecto ella había entrado por la puerta grande, la habían colmado de caricias, placer y mimos…claro que de eso había pasado muchísimo tiempo, otra vida, ¿un olvido?.
Exasperada arrojó furiosa el anillito al joyero, eligió una cadena delgada de oro con un rubí intenso, retocó el maquillaje y trató de sonreír, abajo esperaba un alegre divorciado
para ir a una fiesta  de compañeros de trabajo, toda la pinta, lindo auto, cero  sentimientos.
Era casi de película el lugar, mujeres de largo, sushi y caviar.
Se sentía sola, a ninguno conocía, su compañero en rueda contaba chistes machistas y a ella nadie le presentaba a los dueños del hogar.
_Hola_ la saludó una vos muy familiar_ bienvenida, más linda no podés estar_ la sonrisa sincera brillaba en su rostro feliz, esos ojos limpios, como los de tanto tiempo atrás
_¡Hola!_ sin poderse contener lo abrazó_¿Cómo estás? ¿Qué hacés acá?_ las palabras brotaban de su boca sin poderlas contener.
_Hoy me toca ser anfitrión_ contestó sonriente mientras le ofrecía una copa helada_ somos seis en el equipo de trabajo y una vez al mes nos “hacemos los gente bien” y por turno ofrecemos la casa y una recepción, las mujeres se ponen al día con los chismes, intercambian dietas, maestras particulares, etc y los muchachos tomamos hasta quedar tontos, un partidito de truco, en fin “socializamos”_ era tan amable y sencillo como siempre, aunque todo en él transmitía clase y elegancia, solidez.
Ella se obligó a cerrar la boca y asintió con una sonrisa, una fresca y diminuta mujercita se acercó y apoyó contra quién fuera su único amor de verdad. Él le besó la nariz.
_Te presento a mi esposa, una fuente inagotable de paciencia con mis horas extras y mamá modelo…amor, ella fue mi  primera novia, ¿recordás que te conté?_ totalmente desprovista de celos le dio la bienvenida, se sentía confiada de su familia,  de su hogar.
_Las dejo para que le presentes a las otras “brujas”, sos la nueva tenés que pasar por el ritual, aunque_ agregó sonriente_ te aconsejo que cuides tus ilusiones, es un flor de compañero, excelente profesional, pero con las “damas” deja mucho que desear.
La esposa compartió su opinión plenamente, ella hizo un gesto despreocupado y continúo la broma sin comprometerse ni aclarar nada.
“Lo logró, la vida fue buena con él, está disfrutando de lo que consiguió, se volvió a enamorar…es joven, compañero, seguramente fiel, todo lo que se puede soñar”.
Los pensamientos de él también pugnaban por volar.
“No parece muy felíz de verdad. ¿habrá conseguido todo lo que parecía necesitar?¡justo se fue a enganchar con este mujeriego! Ojalá que no la haga sufrir, que no la trate como a una más”.

                          Patricia Figura, junio de 2008.








6 comentarios:

  1. triste Patri, no tuvistmejor idea que poner este cuento un domingo?

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    1. jajajajj.... el egoìsmo es triste sea el dìa que sea!!!!!! jajjaja besos Su.

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    1. Supongo que si, que habìa amor... pero sobre todo inmadurez e inexperiencia... propio de un amor adolescente.
      O tal vez era la postura de dejarse querer, no sè.

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  3. me gustó, triste pero real.... a veces hay que "bancarse" y contar las monedas para llegar donde querés llegar y hacer todo lo que querés hacer.... a mí me llegó a los 30, tengo 47 y si bien, es cierto, me hubiera gustado "producirme" y salir y pasear antes de esa edad,ahora no me arrepiento de haber "contado las moneditas" y morirme de calor en Mvd; mis padres tenían un buen pasar económico, pero me enseñaron a ganarme lo que quería y así lo hice....ellos se iban de vacaciones y yo me quedaba estudiando y trabajando, ellos salían a cenar y a reuniones y como ya dije, yo me quedaba.... pero no me arrepiento: estoy donde quería estar, tengo lo que quería tener y a veces observo a otras personas que "vivieron" esa etapa y ahora no están tan bien como les hubiera gustado.... es lo que trato de inculcarle a mi hija, si querés algo, ganátelo.... (Graciela.)

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    1. gracias Graciela Gadea, impecable tu comentario... ya te lo comentè en el grupo de poesìas.

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