miércoles, 1 de septiembre de 2010

AMOR DE PRIMARIA

Amor de Primaria


¿Quién no recuerda al primer amor?
Y más todavía si fue compartido, disfrutado, soñado y padecido…¿por qué no? a la temprana edad de los diez años.
Fue hace muchos años atrás tantos que cuesta decirlo, hoy somos todos mayores con familias, hijos, trabajos y responsabilidades.
Y nos volvimos a ver.
Un poco de casualidad…y otro poco intencional.
No es mi historia personal, en este cuento un poco real no soy la protagonista, pero estuve allí, con ellos, cerca, testigo de…¿una fantasía para matizar la realidad?.
Nuestro colegio una vez al año hace una reunión para todas las promociones, desde las de nuestras abuelas hasta las más recientes, es decir las que cumplimos veinticinco años de egresados de la primaria.
Una de mis compañeras  me avisó y armamos un grupo con las de siempre, las que aparte  de ser ex alumnas somos amigas.
Por supuesto estaba el factor sorpresa…
Quienes se sumarían a la fiesta de nuestro aniversario escolar, sin nos reconoceríamos, que anécdotas se contarían, qué profesores encontraríamos, etc.
La noche era cálida y hermosa, clara. Como si fuese otrora, de los cuatro puntos cardinales se veían llegar apurados visitantes al que fuera nuestro segundo hogar, nuestra vieja y querida escuela nos recibía una vez más con sus grandes portones abiertos y  compañeros apoyados en los  macetones del frente.
Eran de otra división, del otro séptimo, en seguida armamos un grupo que congeniaba, fuimos a nuestra mesa y bajo la mirada atenta de las damas organizadoras nos sentamos, charlamos, molestamos, contamos chistes y también nos colamos al trasnoche.
Pero dentro de este marco tan general una vieja historia latía entre nosotros.
No habían vuelto a verse desde el sexto grado en que la poco considerada madre de él, sin previo aviso lo cambió de colegio terminándose así la relación en una época en que el Messenger, los celulares y el facebook no existían para acortar distancias.
Como eran de la otra división yo no conocía la historia original, pero al ver que ella se sonrojaba cada vez que él la miraba, o que cuando ella estaba en otra conversación él enviaba miradas furtivas…le pregunté a una de sus compañeras.
“Fueron novios en sexto grado” y era como volver a esas mañanas de tantos años atrás, con las trenzas doradas de ella y la simpatía morena de él, los papelitos con notitas que circulaban en los bancos, los mensajes enviados por los compañeros, la vergüenza de sentarse al lado o de llamarse por el nombre en una época en que todos nos decíamos por el apellido.
Los corazones dibujados con el nombre de ambos y  el LOVE  en el medio.
Dar un beso a las fotografías grupales donde estaba el amor secreto…no tan secreto y pensar  si con el tiempo se iban a casar.
Porque cuando éramos chiquitos todos soñábamos con casarnos cuando estábamos enamorados.
Ni qué hablar de verdad, consecuencia u opinión.
Por supuesto alguien del grupo recordó tan sonado romance y ellos pasaron a un tono bordó del cuello hacia arriba, risas incómodas y a minimizar la cuestión.
Pero desde afuera creo que ninguno de los dos olvidó esa época donde soñaban el uno con el otro, en que los fines de semanas eran eternos , los feriados molestaban y si otra le convidaba una mañón era suficiente para sentirse ofendida, ultrajada y engañada.
Seguramente ambos han tenido otros amores, encantos o desencantos también, pero no creo que ninguno haya sido tan dulce como el recuerdo de ese “ te querés arreglar conmigo” de más de un cuarto de siglo atrás.
La noche del encuentro terminó con alegría, risas y la promesa de reclutar uno cuantos más para el año siguiente.
Nos intercambiamos direcciones de mail, fotos, celulares y un beso que entre ellos tal vez se demoró un instante más.
Desde entonces cada año en octubre, nos reunimos y festejamos la llegada de un compañero que se suma a nuestro nuevo álbum de recuerdos.
Hoy  tienen sus propias familias, que los quieren, esperan, cansan, eligen una y otra vez, pero también saben que hay una fantasía, un amor que al no vivirse nunca en la realidad de los “grandes” sigue siendo ideal, perfecto, soñado… intrigante.
Qué hubiese pasado si el primer día de clases ella no hubiese encontrado ese banco vacío?
Y si él al crecer la hubiera buscado para darse una oportunidad?
Quî lo sâ.
Ignoro  si las paredes de nuestro querido colegio guardan algún secreto especial, un beso robado en un recreo, o el papelito de un alfajor compartido, un paseo por la galería tomados de la mano…
Los muros no hablan.
 Y ellos…
Jamás nos lo dirán.

Patricia Figura, octubre de 2009

4 comentarios:

  1. Quien sabe no? si hubiera aceptado la invitación al primer beso, o sino hubiera surgido una pelea tonta sin sentido en ese entonces por alguna tercera en discordia. Yo me cruzo con el primero que me invito a salir(no lo llamaría novio)y aun me sonrojo, no por sentimientos escondidos o reprimidos, sino por el recuerdo de esa verguenza de tomarnos de la mano y caminar por la playa en un viaje de escuela y ser descubiertos por la maestra. Pero que lindo que sigue siendo. Bellos recuerdos si. Un poco inmaduros. Siempre se recuerda el nombre del dueño de nuestro primer despertar al amor.
    Bella la historia Patricia, tierna y un poco nostalgica. Aun me pregunto, ¿que hubiera pasado si aceptaba ese beso? Era tan chiquita. jajaja, besos

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  2. Un cuento actual que te lleva hacia otros tiempos, con la inocencia y la dulzura de los primeros chispasos del corazón. Idealizando lo que no fue, dejando la incógnita de lo que pudiera haber sido.
    Qué lindo Patri!

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  3. que lindos comentarios chicas!!!!!!!!!!! creo que nunca màs volvemos a tener un amor tan puro, desinteresado e inocente. gracias

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  4. Nosotros,los de entonces, ya no somos los mismos... (Neruda)

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