viernes, 3 de septiembre de 2010

las felices vacaciones

Las felices Vacaciones

Ahora venía lo peor, desarmar las valijas, poner interminables cargas de lavarropas, sacarlas, colgarlas, doblarlas, apilar y planchar!!!!!!.., intentar que cada uno guarde lo suyo en el lugar correspondiente, y que al hacerlo de mala gana no quede como recién sacada de la valija en cuestión.
La casa cerrada durante quince días tenía más tierra adentro que afuera, ¿para qué tantas medidas, burletes nuevos, cortinas y sesiones con el arquitecto si al final los resquicios existían y la hacían vulnerable al exterior?
Menos mal que había dejado la llave para que fueran a regarle las plantas, eso al menos parecía igual y al canario no se lo había comido ningún gato como vaticinó el mayor torturando a la más chica durante todo el viaje.
La heladera quedó enchufada así que bebida fresca había, también unas costillitas en el freezer y papas, listo solucionada la cena, uf por Dios!, :por suerte después de que el marido  la desenchufara ( para ahorrar energía) y le indicara llevar todo de la vecina, ella asintiendo hizo exactamente al revés.
Toda la familia fue a las esperadas y merecidas vacaciones pero parecía que la “mudanza” le competía solo a ella.
Él tenía para cuatro o cinco hs “adecentando” el coche, que estaba minado de suvenires, arena, piedritas, papelitos, stikers con propagandas del soñado lugar, migas y un poco de yerba también.
Los chicos no alcanzaron a entrar que volvieron a salir para reunirse con sus grupos, parecían más forajidos privados de libertad que recién llegados de un viaje de placer.
Placer?, si…hubieron momentos placenteros…minutos robados a las continuas demandas familiares…porqué será que todos presuponen que la panacea está en la palabra mamá ? o en la esposa…porque él también con el alcanzame gordita, traeme gordi,  fijate si…, etc, etc, etc, en cada cosa que IBA A HACER ÉL PARA AYUDARLA…bueno, ni hablar.
Pero las siestas fueron suyas…mucho caminar por la arena, el termo, el mate, el ruido del agua, el perfume del aire tan distinto y que guardaba celosamente en su memoria, pensamientos que no se interrumpían por llamados inoportunos, libros, compañeros eternos.
Y las madrugadas fueron de los dos…despertarse en mitad de la noche algo descansados y saber que total después del amor seguiría el sueño por varias horas más, charlas en voz baja mientras el chalet estaba en silencio, planes para el año que sería largo pero que como siempre se escurriría llegando una nueva navidad y los sorprendería el final del mismo.
También hubo muuuuuchas horas con los chicos, disfrutadas, padecidas, renegadas y valoradas.
Fueron unas buenas vacaciones, a pesar del cansancio con el que se llegó a ellas, a pesar de todo el acarreo de sobrillas, protectores, heladeritas, juegos, comidas, remedios, y el millón de cosas que uno necesita cuando se ausenta del hogar…fueron buenas, ojalá que el año que viene las podamos disfrutar en familia una vez más.

Patricia, enero del 2009.

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