viernes, 15 de octubre de 2010

oda a las madres...

Oda a las madres.

A veces me siento inquieta, me aburro, me desasosiego....
Quiero tener un tiempo mío sólo mío aunque no sé bien para qué.
Quiero poder abrir la puerta y salir, sin tener que organizar todo primero, tareas, cuidados, demandas eternas de mis hijas que nunca cesan.
No quiero pasar más de un día sin ellas, paradoja completa.
Me gustaría un ingreso personal para estar tranquila y en esta vida dedicarme a ser mamá y mujer, como descanso al final del día una caminata de a dos, el cine, un paseo liviano como para charlar sin interrupciones, sabiendo que al regresar las nenas estarán comidas y dormidas...¿ qué tal?.
Seguramente no es algo ni loco ni irreal, es tan sólo la imposibilidad de ganarme la vida siendo mamá.
Me encantaría  tener la posibilidad de asegurar de por vida un sueldo real, a todas las que como yo, eligen  con alma y vida el oficio de ser mamá.      
Eso no existe en nuestra realidad social, ser el ama de tu casa, para muchos es sinónimo de no trabajar, cuando muy por el contrario es una labor de nunca acabar.
Por supuesto tiene sus ventajas...¿quién lo ha de ignorar?.
Cuando esos días de tormenta, en el nido te podes quedar, aunque claro hay veces en que preferís el ojo de un huracán.
Es jornada completa, incluso a la hora de reposar, cuando alguna tos repentina  a la madrugada te intenta desvelar.
Pero es lo que hemos elegido, así que sin chistar: no hay horario de entrada ni salida porque no se termina jamás.
Ahora y vamos a la verdad...¿hay alegría más grande que la que un hijo te puede dar?
Aunque tengas la puerta siempre cerca...¿ no te elegís quedar?.
Porque esas manitos gordas que saben acariciar, con torpeza e impaciencia todo lo quieren ya, son las que te brindan el consuelo a la hora de esperar que los chicos crezcan rápido, aunque...qué apuro hay?
Vaya mi saludo, fuerza y energía, a todas las madres que hay, ¡arriba!, a no claudicar que si no renunció la mía , nosotras también podemos avanzar.
No  tenemos sueldo fijo, pensiones o jubilaciones por antigüedad, pero es seguro que vamos a elegir hasta el último día de nuestra vida... El oficio de ser mamá.

                  Patricia, Septiembre de 2005



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