DICHOSAS….LAS CINCO.
Daba
saltos de alegría en su particular, hermosa y desvencijada, en algunos rincones,
propiedad.
Era la mejor propuesta por whatsapp
que le habían hecho en largo tiempo.
La
mesa chica de su grupo de secundaria, con la que se reunían casi semanalmente
para compartir meriendas, cenas o alguna cervecita proponía una estadía corta
en el vecino país esteño.
Una
ponía el depto. a muy bajo costo por ser el de amigos que así se lo ofrecían
por unos días al final del verano, otra su camioneta y los gastos eran dividido
cinco….era lo mejor en medio de una sucesión de trabas financieras y legales
que le tocaba atravesar en el momento.
Quedó
convenida fecha, faltaban casi dos meses, pero era algo bueno para esperar y mientras tanto se divertirían haciendo
planes como en la adolescencia que las unió alguna vez y que la madurez volvió
a elegir.
Ella
cuando supo que el plan realmente estaba en marcha, lo compartió solo con sus afectos más íntimos, los que sabían lo que
representaba la vuelta a ese lugar donde había disfrutado en familia la última
vez.
Habían
pasado dos décadas de eso, pero aún sentía el olor del mar, su espuma densa, el
suelo de arena, piedras y caracoles,
escuchaba la risa de sus hijos que durante un mes al año vivían la increíble
sensación de tener un familia sólida, donde el padre no se ausentaba
misteriosamente, ponía excusas para desaparecer repentinamente o se mantenía
ocupado con negocios que lo alejaban del hogar.
Ella
y quien fuera su esposo habían sido una de las parejas más bellas de la ciudad
donde residían, ambos eran inteligentes (para algunas cosas, como todos),
modernos, activos, divertidos, audaces y contar con su presencia en
determinados eventos o reuniones era… lo más.
Enero en Punta era la tradición
familiar, durante un mes festejaban cumpleaños de alguno de
sus hijos, de amigos, tomaban mate en la playa, recorrían, eran habitués de la
famosa avenida del lugar, andaban en moto, jet ski, coches de alta gama siempre
importados, bronceados, hermosos y con la bella prole a cuesta, cuando ellos
llegaban recién los demás comenzaban a brillar bajo la luz que ellos emanaban.
Febrero era otra cuestión…la magia
terminaba.
Hasta
que ya no hubo más eneros en el este…pero eso ya es parte de otra cuestión, que
no es exclusivamente la de este cuento, no tan cuento.
Y ahora iba a volver.
Sola.
Es
decir, ya no con todo su círculo afectivo.
Ella
ya no era la misma de entonces, muchas vendas se habían caído, las que debían
caer y las que no también, por momentos sentía heridas expuestas y en otros se
sentía invencible.
En el momento previo a partir se encontraba
eufórica, impaciente, podía oler la costa a kilómetros de distancia, las cinco
cotorreaban planes sin parar, no les iba a dar el
breve tiempo para todo lo que cada una quería darse el gusto de hacer.
Estaban
a escasos metros de la playa, no una de las más nombradas, pero la geografía
era la misma, más allá de las variaciones propias de bordear un sitio.
Se
dispusieron los dormitorios compartidos.
Se
dispusieron los horarios de baños (más importantes aún que los lechos).
Se
dispusieron los horarios de las comidas (para poder organizar el día)
Se
dispusieron las visitas que deseaban hacer sí o sí en la corta estadía.
Se
dispusieron las idas al súper. (demasiadas “ensaladitas y listo hace mal a
algunos intestinos).
Se
dispusieron las horas al sol para no achicharrarse y poder aprovechar el tiempo
en otra cosa…
Demasiadas disposiciones.
Y
la libertad?. Y el factor sorpresa? Y lo que pinte?....había necesariamente que
moverse en bloque?
Ella se escapaba todo lo que podía
a las reglas… no le daba la vista, ningún sentido en
realidad, para absorber todo lo que sentía, la rodeaba, los cambios en el
querido lugar.
Por
momentos veía a tres niños corriendo al mar, repitiendo una y otra vez “maaaaa,
mirá maaaa”.
Eran adultos, manejaban sus propios
viajes y compañías.
Según
algunas de sus metódicas ex compañeras de curso, era muy “bohemia”… signifique
eso lo que signifique en sus mentes.
Ella
hizo gala de una admirable paciencia frente a tanta estructura y
condicionamiento.
Ganó la cordura.
Y
vivió….largas caminatas a orillas del mar, dejó que el viento le enrede el
cabello una y mil veces, las olas la arrullaron mientras se adormilaba al sol,
soñó despierta y entre dormida también.
Era otra la que subió al auto
familiar por última vez hace tantos años atrás, dejando su refugio feliz….pero
había puntos en común con la mujer fuerte, segura, bella, rebelde y feliz ( de
a ratos, como todos), de hoy.
Las
que no tenían nada, pero nada que ver con las risueñas y arriesgadas
adolescentes de tantos años atrás eran sus queridas compañeras.
La
vida las había atravesado a todas, como a quien más o a quién menos…pero ellas
pretendían hacerle frente imponiéndoles un marco inamovible, como si de esa
manera pudieran mantener los imprevistos y contratiempos prudentemente alejados
de su precaria estabilidad.
Seguramente
sí en algunos aspectos, era claro que por diferentes motivos de no habér
compartido un sinnúmero de gastos, individualmente pocas lo hubiesen podido
realizar.
Y
aunque se hubiera podido, en algún punto la época en que era estigma viajar
solas, aún se hacía presente en la mente de alguna que otra compañera de
secundaria.
Pero
valió la pena.
Ajustando
algunas clavijas.
Poniendo
algunas pautas.
Imponiendo
algunas libertades.
Desoyendo
mandatos.
Haciendo
caso omiso a algunas sutilezas, el saldo era positivo, dichosas las cinco
cargaron bártulos para volver a su país, a su ciudad, a sus hogares…a sus
vidas.
Tal
vez todo quede en prueba piloto.
Tal
vez pasado el fastidio de la convivencia de cinco mujeres hechas y formadas, si
surge alguna tentadora posibilidad, vuel
van
a poner el pecho a las balas y se arme otra escapada.
O
tal vez no.
Ella aún tenía grabada en sus
retinas, esas increíbles puestas de sol a solas….o compartidas por algún
fantasma del ayer… pero conociéndola, me imagino que no miró ni atrás ni hacia
adelante en esos momentos, solo se vio a sí misma cumpliendo un sueño.
A
vos…con todo mi amor… como siempre, primix.
Patricia
Figura, marzo de 2018.
Dudo que en mi entorno afectivo exista persona alguna que tenga tanta sensibilidad e intérprete hasta un parpadeo o un suspiro como lo haces vos mi Princess. A veces exagerada en las cualidades
ResponderEliminarproducto de tu inmenso amor. Ésta sos vos, auténtica y transparente y así lo transmitis en tu ignata virtud de transformar en relatos cosas simples de la vida. Que puedo decir...espléndido cuento (o no tanto) jaja. Me encantóoooo !!!!!
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ResponderEliminarY si debo parecer reiterativa ..siempre me asombran tus cuentos y esa capacidad que posees de que uno se sienta protagonista también . Es una historia preciosa , reunión de compañeras , viaje al sitio soñado luego de pasados muchos años en los que se vivieron tmomentos felices y no tanto , Siempre dejas pensando al lector ... sos admirable Patricia . Que manera de escribir !!! Felicitaciones !
ResponderEliminarAgradezco y me relamo con semejantes comentarios.
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