domingo, 11 de marzo de 2018

DICHOSAS...LAS CINCO.


DICHOSAS….LAS CINCO.

Daba saltos de alegría en su particular, hermosa y desvencijada, en algunos rincones, propiedad.
Era la mejor propuesta por whatsapp que le habían hecho en largo tiempo.
La mesa chica de su grupo de secundaria, con la que se reunían casi semanalmente para compartir meriendas, cenas o alguna cervecita proponía una estadía corta en el vecino país esteño.
Una ponía el depto. a muy bajo costo por ser el de amigos que así se lo ofrecían por unos días al final del verano, otra su camioneta y los gastos eran dividido cinco….era lo mejor en medio de una sucesión de trabas financieras y legales que le tocaba atravesar en el momento.
Quedó convenida fecha, faltaban casi dos meses, pero era algo bueno para esperar y mientras tanto se divertirían haciendo planes como en la adolescencia que las unió alguna vez y que la madurez volvió a elegir.
Ella cuando supo que el plan realmente estaba en marcha, lo compartió solo con sus afectos más íntimos, los que sabían lo que representaba la vuelta a ese lugar donde había disfrutado en familia la última vez.
Habían pasado dos décadas de eso, pero aún sentía el olor del mar, su espuma densa, el suelo de arena, piedras y caracoles, escuchaba la risa de sus hijos que durante un mes al año vivían la increíble sensación de tener un familia sólida, donde el padre no se ausentaba misteriosamente, ponía excusas para desaparecer repentinamente o se mantenía ocupado con negocios que lo alejaban del hogar.
Ella y quien fuera su esposo habían sido una de las parejas más bellas de la ciudad donde residían, ambos eran inteligentes (para algunas cosas, como todos), modernos, activos, divertidos, audaces y contar con su presencia en determinados eventos o reuniones era… lo más.
Enero en Punta era la tradición familiar, durante un mes festejaban cumpleaños de alguno de sus hijos, de amigos, tomaban mate en la playa, recorrían, eran habitués de la famosa avenida del lugar, andaban en moto, jet ski, coches de alta gama siempre importados, bronceados, hermosos y con la bella prole a cuesta, cuando ellos llegaban recién los demás comenzaban a brillar bajo la luz que ellos emanaban.
Febrero era otra cuestión…la magia terminaba.
Hasta que ya no hubo más eneros en el este…pero eso ya es parte de otra cuestión, que no es exclusivamente la de este cuento, no tan cuento.
Y ahora iba a volver.
Sola.
Es decir, ya no con todo su círculo afectivo.
Ella ya no era la misma de entonces, muchas vendas se habían caído, las que debían caer y las que no también, por momentos sentía heridas expuestas y en otros se sentía invencible.
En el momento previo a partir se encontraba eufórica, impaciente, podía oler la costa a kilómetros de distancia, las cinco cotorreaban planes sin parar, no les iba a dar el breve tiempo para todo lo que cada una quería darse el gusto de hacer.
Estaban a escasos metros de la playa, no una de las más nombradas, pero la geografía era la misma, más allá de las variaciones propias de bordear un sitio.
Se dispusieron los dormitorios compartidos.
Se dispusieron los horarios de baños (más importantes aún que los lechos).
Se dispusieron los horarios de las comidas (para poder organizar el día)
Se dispusieron las visitas que deseaban hacer sí o sí en la corta estadía.
Se dispusieron las idas al súper. (demasiadas “ensaladitas y listo hace mal a algunos intestinos).
Se dispusieron las horas al sol para no achicharrarse y poder aprovechar el tiempo en otra cosa…
Demasiadas disposiciones.
Y la libertad?. Y el factor sorpresa? Y lo que pinte?....había necesariamente que moverse en bloque?
Ella se escapaba todo lo que podía a las reglas… no le daba la vista, ningún sentido en realidad, para absorber todo lo que sentía, la rodeaba, los cambios en el querido lugar.
Por momentos veía a tres niños corriendo al mar, repitiendo una y otra vez “maaaaa, mirá maaaa”.
Eran adultos, manejaban sus propios viajes y compañías.
Según algunas de sus metódicas ex compañeras de curso, era muy “bohemia”… signifique eso lo que signifique en sus mentes.
Ella hizo gala de una admirable paciencia frente a tanta estructura y condicionamiento.
Ganó la cordura.
Y vivió….largas caminatas a orillas del mar, dejó que el viento le enrede el cabello una y mil veces, las olas la arrullaron mientras se adormilaba al sol, soñó despierta y entre dormida también.
Era otra la que subió al auto familiar por última vez hace tantos años atrás, dejando su refugio feliz….pero había puntos en común con la mujer fuerte, segura, bella, rebelde y feliz ( de a ratos, como todos), de hoy.
Las que no tenían nada, pero nada que ver con las risueñas y arriesgadas adolescentes de tantos años atrás eran sus queridas compañeras.
La vida las había atravesado a todas, como a quien más o a quién menos…pero ellas pretendían hacerle frente imponiéndoles un marco inamovible, como si de esa manera pudieran mantener los imprevistos y contratiempos prudentemente alejados de su precaria estabilidad.
Seguramente sí en algunos aspectos, era claro que por diferentes motivos de no habér compartido un sinnúmero de gastos, individualmente pocas lo hubiesen podido realizar.
Y aunque se hubiera podido, en algún punto la época en que era estigma viajar solas, aún se hacía presente en la mente de alguna que otra compañera de secundaria.
Pero valió la pena.
Ajustando algunas clavijas.
Poniendo algunas pautas.
Imponiendo algunas libertades.
Desoyendo mandatos.
Haciendo caso omiso a algunas sutilezas, el saldo era positivo, dichosas las cinco cargaron bártulos para volver a su país, a su ciudad, a sus hogares…a sus vidas.
Tal vez todo quede en prueba piloto.
Tal vez pasado el fastidio de la convivencia de cinco mujeres hechas y formadas, si surge alguna tentadora posibilidad, vuel
van a poner el pecho a las balas y se arme otra escapada.
O tal vez no.
Ella aún tenía grabada en sus retinas, esas increíbles puestas de sol a solas….o compartidas por algún fantasma del ayer… pero conociéndola, me imagino que no miró ni atrás ni hacia adelante en esos momentos, solo se vio a sí misma cumpliendo un sueño.



A vos…con todo mi amor… como siempre, primix.

Patricia Figura, marzo de 2018.













4 comentarios:

  1. Dudo que en mi entorno afectivo exista persona alguna que tenga tanta sensibilidad e intérprete hasta un parpadeo o un suspiro como lo haces vos mi Princess. A veces exagerada en las cualidades
    producto de tu inmenso amor. Ésta sos vos, auténtica y transparente y así lo transmitis en tu ignata virtud de transformar en relatos cosas simples de la vida. Que puedo decir...espléndido cuento (o no tanto) jaja. Me encantóoooo !!!!!

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Y si debo parecer reiterativa ..siempre me asombran tus cuentos y esa capacidad que posees de que uno se sienta protagonista también . Es una historia preciosa , reunión de compañeras , viaje al sitio soñado luego de pasados muchos años en los que se vivieron tmomentos felices y no tanto , Siempre dejas pensando al lector ... sos admirable Patricia . Que manera de escribir !!! Felicitaciones !

    ResponderEliminar
  4. Agradezco y me relamo con semejantes comentarios.

    ResponderEliminar