jueves, 15 de marzo de 2018

Y ahora? Qué hago?


Y ahora? Qué hago?
Sentada frente al estar vacío miraba en derredor
Solo los ambientes reformados de lo que fuera la casa familiar de sus padres algnos pocos muebles y enseres más quedaban en el lugar.
Querido lugar.
Su infancia.
Su adolescencia….el tapial del frente donde se sentara a conversar con su primer novio a la salida del colegio.
Siempre le gustaron los chicos “de moda”, los que gustaban a las demás y ella podía tener de alguna manera.
Luego de años de novia con otro pícaro encantador, amigo de los negocios, dinero abundante, finanzas oscuras, buen trato y simpatía de vendedor, llegó el momento de casarse y tener hijos.
Sus padres le cedieron el que fuera su hogar, ellos deseaban algo más chico y de una sola planta.
No era poca cosa.
A él le brillaron los ojos, buena zona, posibilidades de mejoras edilicias, venido de arriba, poco importaba a nombre de quién estuviera la propiedad….mientras la dueña siguiera viendo por sus ojos, todo marcharía bien.
La princesa necesitaba una carroza acorde al momento….un pequeño crédito, fácil de pagar.
Había que ganar espacio para una buena cochera y quincho….”apenas te das cuenta y los chicos ya comienzan a traer a los amigos”, ella estuvo de acuerdo, era fácil contagiarse de sus proyectos, era no solo persuasivo sino muy convincente.
Daban un lindo espectáculo recibiendo en la casa.
No eran demasiado versados en ningún tema en particular, sólo comerciantes con respaldo, algo de deporte daba buen tono y algunas relaciones sociales.
Que a decir verdad a ella mucho no le interesaban.
Tenía sus amigas que vivían la misma onda familia de foto, eso sí, no había que rascar mucho bajo la superficie para que aparecieran los lamparones descascarando la imagen
Pero quién no los tiene? Qué familia sale impoluta en ese aspecto?
Ellos no, ciertamente.
Las cosas tomaron giros angustiantes.
No había dinero. Había deudas. Muchas. Importantes.
Mantener el status quo era casi utópico,
Los chicos adolescentes con continuas demandas tal y como estaban acostumbrados a vivir.
Las vacaciones fuera de la ciudad eran absolutamente necesarias si se quería encarar un año con algo de fuerzas y pilas nuevas.
Las cuotas del colegio y de la universidad eran astronómicas pero el estudio es lo menos que le pueden legar a un hijo…o no???.
Estatal?  El jovencito poco dado al estudio iba a tardar mil años en recibirse y la nena…. Ni pensar un secundario en escuela pública, eso es de otra época, cuando no era terreno de falopas.
Y así las excusas y los prejuicios los fueron hundiendo.
Remaban pero en sentido contrario a la orilla.
Era un continuo ir y venir de discusiones, cédulas, abogados, inhibiciones, embargos.
Caótico.
Hasta que por fin (digo por fin porque  las decisiones que no se toman por iniciativa propia las termina tomando la vida, el destino, el azar, la Divina Providencia o en quién se quiera creer) todo detonó y la pelota no se pudo seguir pateando fuera de la cancha.
Los acreedores con sus oficiales de justicia fueron tomando “lo que era suyo”….él seguía insistiendo en sus buenas intenciones para con la familia.
Ella ya no quería oírlo.
Quería que desapareciera.
De golpe no soportaba su presencia.
No quería oír su voz.
Su perfume le cerraba la garganta.
Los chicos querían que soluciones TODO para poder continuar con su vida tal y como la habían conocido.
Qué vida? Tal era la negación? No veían lo que estaba pasando? No se daban cuenta de que la casa estaba casi literalmente “pelada”?
Miraba por el gran ventanal que daba al patio, la pequeña piscina donde se hacían las reuniones de verano, el mini gym en el quincho, las reposeras en madera haciendo juego  con el deck…en cualquier momento volaban también.
Las plantas curiosamente sin flores.
Así se sentía ella.
O en todo caso, si algo quedaba florecido era muy en su interior.
Por fuera se sentía marchita.
Era como si un tsunami acabara de pasar, ya no tenía a su familia tal y como la conociera desde siempre, sus hijos estaban ofuscados, molestos, pasaban facturas permanentemente, él pretendía aferrarse una vez más a ella como si fuese un salvavidas.
Ella más que nunca lo sentía como un adoquín atado con una soga que la hundía a las oscuras profundidades oceánicas.
Cortó la cuerda.
No era como las ratas que huyen cuando el barco se va a pique…era subsistencia.
Ya no le creía más.
Muchas mentiras. Engaños y dejarse engañar también. No iba a ser injusta en eso.
Suspiró y miró la hora en el celular.
“llegando” le decía un wsapp.
Una vez más la mano venia de sus padres, cuando la vieron determinada y absolutamente convencida de que el rumbo debía cambiar sí o sí, nuevamente ofrecían una ayuda, mínima, como para que pueda salir adelante con los chicos, comprar algunos muebles, actualizar algunas facturas de servicios y escolaridad, ella debía redoblar apuestas en su trabajo, salir de la zona de confort, bajar de ese nivel imposible e irreal de sostener frente a semejante situación.
Esbozó una sonrisa…lo peor es la nebulosa, no saber, la incertidumbre, pero aunque un tanto desolador, el panorama era bastante claro.
Ahora, casi al final de los cuarenta, debía revertir en muchos aspectos, dar prioridad a lo que realmente haría una diferencia, sus hijos deberían aprender a barajar y dar de nuevo, elegir lo que realmente era importante para ellos, todo no era posible….seleccionar y sopesar, equivocarse…pero con responsabilidad y asumiendo riesgos.
Sonrió, otro wsapp….” Qué tal?, tanto tiempo sin saber de vos!”
 Se dispuso a contestar, pero lo pensó mejor, lo dejaría para más tarde, para el silencio de su alcoba, después de la charla con sus padres y de la cena con los chicos.
Se iba a premiar con un rato on line con quien fuera ese novio apenas adolescente recientemente encontrado por un grupo de ex alumnos.
Corrió la cortina del ventanal, estaba cayendo la tarde….no le disgustaba del todo tener tanto espacio libre en el estar.
Tal vez no fuera necesario atiborrarlo nuevamente de cosas.
Basta de acumular.
Solo lo necesario….para vivir cómoda…. tranquila y en paz


Patricia Figura, marzo de 2018












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