domingo, 24 de julio de 2011

MANOS INVISIBLES.


Manos Invisibles.
Cambio las toallas del baño de abajo, el social, el que estaba a mano de todos, las de mano, las de la ducha….el jabón estaba casi deshecho, pastoso, limpio la jabonera, la dejó reluciente y puso una pastilla nueva, repasó los artefactos… el olor a “brisa marina” inundó el recinto… puso papel de repuesto en la coqueta bolsita festoneada de puntillas…. Se encaminó al de arriba e hizo otro tanto.
Casi mecánicamente se dirigió a la habitación de los chicos, el sol entraba con toda su fuerza por el ventanal abierto de par en par, las cortinas se mecían alegres y el olor a ropa recién lavada daba un toque de calidez al pequeño dormitorio….
Camitas gemelas, pisos de parquet…. Juguetes por todos lados, cuentos clásicos y el equipo de música, hizo las camas… juntó la ropa para lavar, colgó un par de camperas y se fue a su dormitorio.
Cambio las sábanas….abrió el placard y sacó unas limpias, las puso, guardó la ropa que se sacó su marido la noche anterior, estaba limpia, guardó un par de pantuflas en el mueblecito del calzado….pasó la lustradora, la gamuza  a  los muebles…. corrió las cortinas…. El olorcito a cera le traía recuerdos de su niñez…. En su casa la cera se pasaba los sábados a la mañana.
“¿Para qué pagas a la señora que limpia?” le decía siempre su marido. “si después volvès a limpiar todo vos”.
Ya no le contestaba…. Era inútil que entendiera los millones de detalles en que está una mujer en su casa…. cosas que no son pagas, que surgen del amor por el lugar, no pasan por las obligaciones del que viene a limpiar tres veces por semana.
Las cosas aparecen hechas mágicamente….por manos invisibles, todo  está donde el otro sabe que las va a encontrar, la impresora siempre con cartuchos cargados, las hojas en el primer cajón, biromes, gomas, las cuentas pagas, paquetes de masitas dulces para los más chicos, el pan,  la merienda de cada día en el colegio, la heladera llena, la ropa limpia y planchada….que siempre haya toallas secas y sábanas de repuesto….detalles invisibles y necesarios para el que llega al hogar.
Suspiró y fue a la cocina, chequeó si tenía lo necesario para el almuerzo…a la tarde iría al súper y compraría lo necesario para la cena y las comidas del resto de la semana.
Dejó las tartas en el horno y fue a buscar a los chicos al cole, pasaría por la modista a retirar los buzos que dejó  a acortar.
Luego de la siesta iría a caminar con un par de amigas, intercambiarían novedades, quejas, incomprensiones y risas….y el premio de la familia reunida a la noche vencería el aburrimiento de la rutina.
Por supuesto que al otro día sería un volver a empezar, las tareas de hoy pasarían a ser historia… las manos invisibles deberían volar nuevamente sobre los mil y un pequeños detalles que hacen a la vida cotidiana de una familia.
Se quejaba mil veces y mil veces agradecía tener un hogar….un millón más suspiraba por una de esas “ama de llaves” de las novelas, esas que adivinan las necesidades, se anticipan a los deseos de la familia y nunca cambian de trabajo….pero era sólo por momentos… no podría vivir con otra persona manejando su hogar…estaba acostumbrada, era su vida y también su alegría.

Patricia Figura, julio de 2011

6 comentarios:

  1. Cotidiano y real. Y cierto! no soporto que algun extraño meta sus manos en mis cosas!

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  2. A algunas personas a veces no les queda otra que dejar que alguien las ayude, yo aunque salgo a trabajar también me dedico meticulosamente a las cosas de la casa y la familia, de última si se trata de resignar algo será el compartido con amigas, porque para mí el trabajo fuera de la casa me dignifica como persona, una nunca sabe lo que espera más adelante en la vida

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  3. hola anònimo! me encantarìa saber quien sos para poder agradecerte el comentario.
    es doblemente vàlido que despuès de tu trabajo fuera del hogar, con tus cansancios y temas pendientes, pongas tus pilas y aleagrìas en los detalles para tu familia. besos y gracias

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  4. Debe tratarse de Doña Anónima. Estoy casi segura.

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