martes, 21 de abril de 2020

Daños Colaterales


Daños Colaterales…( final de la saga “Te voy a lastimar”, “A mí no me hiere nadie”)
“Violetas para Nadie”, el título de ese legendario cuento de Poldy Bird que tanto la marcara en su adolescencia, volvía una y otra vez a su mente.
Recordaba habérselo leído en voz alta a su amiga y compinche una de las noches antes a que cada una partiera por estudio a lugares diferentes, le había calado hondo en el corazón, su amiga se reía con esa voz grave diciéndole una y otra vez “eso no te va a pasar… quien se enamore de vos va a valorarte desde el minuto cero”, “inspirás protección”….por qué venían esos recuerdos justamente ahora a su mente?
Sabía demasiado bien por qué.
Seis años habían pasado de esa noche fatídica.
Esa noche en que su mundo se había venido abajo.
Esa noche en que su familia fue arrasada por un tsunami.
Esa noche en que supo que nunca, nada, jamás iba a volver a ser como fuera…su burbuja de amor, cuidado, respeto, contención, seguridad y alegría se había destrozado.
Él creyéndola dormida la había tomado por los hombros y le había dicho “tenemos que hablar”.
Cuando vio sus ojos hinchados, conociéndola tanto se dio cuenta de que había estado llorando.
Perdió el equilibrio y la decisión,  esos ojos lo desarmaban, era tan hermosa, tan suya, tan única, no soportaba ver el dolor en su rostro tan amado.
Su cuerpo aún guardaba los rastros de esa pasión volcada en el cuerpo de quien le trastornara la cabeza desde que la viera por primera vez.
Se mordió los labios.
No podía argüir que fue una debilidad, un error que terminó antes de comenzar, que lo había llevado al borde del abismo…era una excelente mujer y la hermana del alma de su propia esposa.
Existe algo peor?
Por qué era una desgracia por donde se mirara?
Cuál era el camino?
Irse a vivir a marte lejos de todo y de ambas?
Una vida sin la cotidianeidad de su hogar maravilloso, cálido, con hijos increíbles?
Intentar una vida con quien le hiciera temblar el vientre de sólo pensarla?
Si unos meses antes alguien le hubiera dicho que iba a estar en esta encrucijada, se hubiese reído con ganas y se hubiera atrevido también a jurar que no existía tal posibilidad.
Y ahora estaba en el centro del remolino sin poder nadar para salir de él.
Ella lo había mirado sin alentarlo a hablar.
Él la miraba con un rostro atormentado como jamás le viera.
No había suspiros.
Contenían inconscientemente la respiración esperando que el otro diga algo.
_ Te amo con toda el alma y sin embargo te traicioné de la peor manera, no hay nada que pueda decir para justificar esta monstruosidad que me está pasando, no puedo negarla, no puedo hacer de cuenta que no pasó, no puedo darte una actuación para no destruir tu mundo que también es el mío_ lo dijo sin libreto previo, con los ojos anegados en llanto y la voz estrangulada.
Una lágrima silenciosa rodaba por el rostro de ella, había perdido toda furia, toda energía, estaba aterida de dolor…cegada como si mil faroles alumbraran sus ojos, a pesar de estar en la penumbra de las luces bajas de su dormitorio.
No le preguntó por qué había estado llorando ella, ni remotamente pensó que había sido testigo de esa mutua declaración de ¿amor?.
_Te amo, te amo tanto tanto, y a los chicos, a nuestro hogar, nuestra vida tranquila en este pueblo, amo las reuniones con nuestras parejas amigas, los veraneos juntos los cuatro…no debe haber tipo en el mundo más agradecido a la vida que yo… y sin embargo, les fallé, con un acto mío, personal, de mi responsabilidad…sé que los destruí a todos de alguna u otra manera_  estaba pálido, tembloroso, toda la vitalidad que desplegó en esa pasión salvaje, incontrolable con la amiga de su mujer, lo había abandonado por completo, se sentía un zombie.
Ella no reaccionó como lo hubiera hecho horas antes de ser testigo involuntaria de esas declaraciones demoledoras en la sala de su amiga.
No le preguntó de qué hablaba, a qué se refería, no lo abrazó fuerte diciéndole que todo tenía solución, mientras estuvieran juntos todo lo podían.
En otro momento hubiera creído que él se refería a un desorden financiero, un error inmenso en lo profesional…cualquier cosa menos que había estado dentro del cuerpo ávido de otra mujer.
Y que esa mujer era la mejor amiga, de toda la vida de ella.
Fue una noche larguísima, dolorosa, en un momento de la misma ella fue como una autómata a abrir las ventanas de su habitación que daba al jardín…inhaló como si hubiera estado conteniendo la respiración contra su voluntad.
El no ofrecía una solución.
No la tenía.
“no la hay” dijo él en un momento, desesperado ante el mutismo de ella, “eso no es cierto”, dijo ella por fin “las soluciones son eso, soluciones, ni lo que ansiamos, esperamos o deseamos, es resolver de la manera menos dañina posible un problema”.
Mientras fue asimilando el golpe, la muerte de su vida tal y como la conocía, ante el cadáver mismo de su matrimonio, fue descubriendo su resiliencia, no iba a morir, no esa noche, no ante la traición de los que amaba…no lo merecían.
El aún con su camisa transpirada, el sudor agrio de la adrenalina, sentado en el piso y apoyado contra el costado de la cama, sus pantalones siempre impecables eran una sola arruga, los cabellos que unas horas antes habían sido enredados en dedos largos y lujuriosos, estaban en desorden de tanto pasarse las manos en gestos desesperados, vio que iba amaneciendo.
Su mujer, en adorable camisolín, como era su costumbre, se las compuso para preparar el desayuno de los niños, despertarlos, y saludarlos en la puerta cuando se dirigieron a su cercano colegio, ante las preguntas de su nariz y ojos enrojecidos les dijo que debía tener gripe, que luego del contra turno fueran  directamente al club y finalmente volvieran a casa a la tardecita.
Para ese entonces ya habría comenzado lo que sería el resto de su vida.
Llamó por teléfono a quien amara como si fuese hermana de sangre, “nos debemos una conversación” le dijo…silencio del otro lado, luego de un momento un “voy” apenas susurrado se dejó oír por respuesta.
Era como si se vieran por primera vez, pero absolutamente diferentes a ese primer “hola” de toda una vida atrás.
La mesa de la cocina los reunió a los tres, la amiga no pudo dejar de ver la devastación de los rostros de ese matrimonio perfecto hasta que ella llegara.
No soportaba la distancia con ella, ese abrazo fuerte, su risa contagiosa y siempre pronta.
Eran tres fantasmas, pobres restos de lo que habían sido días atrás.
_No hay marcha atrás, no se puede deshacer lo que ya está hecho, alguna vez se iban a conocer y tarde o temprano evidentemente esto iba a pasar..les creo cuando dicen que nadie buscó que esto sucediera, porque soy testigo que la que más insistió en todos estos años para tenerlos a ambos bajo mis alas fui yo_ rio de una manera triste y sarcástica, se asombró de su autocontrol, de la claridad de sus palabras, de la fuerza que nacía del dolor.
_No hay magia, no nos vamos a despertar de esta pesadilla a pesar de que nos pellizquemos….como supuestamente soy la “victima”, junto a mis hijos por supuesto, tengo derecho a pedir de hacer este duelo en soledad, eso quiere decir que, al menos por un tiempo no quiero verlos, olerlos, escucharlos…y mucho menos convivir_ esto último lo dijo mirándolo fijamente a él._ no quiero verlos juntos, ni separados, no quiero saber qué pasó o no con uds…no quiero compartir actos escolares, entregas de libretas, fiestas, reuniones de pueblo, nada, nada de nada con ninguno_
_Voy a pedir un traslado a otro pueblo, o al fin del mundo, donde sea, necesito que entiendas que esto no es contra vos_ la que hablaba era la amiga_ Soy sola, puedo organizarme, pero por favor no puedo deshacer mi historia con vos, fuiste la familia que elegí de toda la vida, te juro que esto ni siquiera fue alimentado, no sé qué decir.
Ella la miró desde su nueva coraza, desde otro lugar, como si fuera una desconocida, no le respondió.
Se convino que ella dejaría a los chicos en la casa con el padre por unas semanas, se iría a la pequeña ciudad donde vivían sus padres, pediría una licencia especial por salud, fue irónica al decirle que podía hacerle el certificado médico, tomaría distancia y necesitaba hacerlo sola.
Ellos podían continuar como se les diera la gana, pero no iba a perdonar el daño que le infringieran a los chicos.
Esas semanas se fueron sucediendo una a otra, al principio en medio de un dolor lacerante, sus padres la mimaron, la cuidaron, jamás hablaron mal de él o de la amiga y ella mentalmente lo agradeció.
Él la llamaba todos los días, ella nunca respondió, cosa curiosa, no extrañaba a los chicos, no extrañaba sus muebles, su jardín, su cocina…era como el águila que se aísla para renovar sus partes viejas.
Hablaba con los chicos, los tranquilizó con respecto a su salud, les pidió que fueran tan sanos y fuertes como siempre, que la vida a veces cambia de un momento para otro y eso no siempre tiene por qué ser malo, simplemente es otro rumbo, otra dirección y otras personas se cruzan en ella.
Esas semanas se transformaron en meses, organizó un traslado laboral que no tardó en salir
Solo habló con él para ponerse de acuerdo con respecto al cambio de colegio y dirección de los niños, naturalmente pasarían feriados, y vacaciones con él, la casa se vendería, ella no tenía apuro, estaba muy bien donde estaba.
Nunca volvió a hablar con ella más allá de que su amiga lo intentara, no abrió ninguna de sus cartas y tampoco los mails que iban directamente a correo no deseado.
Sus padres dieron amor y cobijo a todo el grupo de expatriados, con el tiempo se fue sintiendo más fuerte, más tranquila, sus compañeros de trabajo eran un tema aparte, nunca preguntaron, pero siempre estuvieron, algunos eran compañeros de escuela de tantos años atrás.
Sólo cuando se firmó el divorcio al que él se negara en un principio, se permitió llorar, mucho, lloró hasta que las lágrimas se agotaron, lo hizo sola , ignoraba si él continuaba o no con quien fuera su amiga, lo que importaba es que el hombre con el que ella había vivido tantos años y a quien amara ya no era el mismo.
Ya no confiaría más en él.
Y como la vida ofrece revanchas, resarcimientos o como quiera llamarse, un día descubrió que en la sala de profesores siempre la esperaba un bombón, un chocolate, una oblea, una flor.
Sabía de quien venía, era profe, era colega, era su novio de cuarto grado, era su primer amigo en ese nuevo lugar, era quien se había bancado interminables cenas escuchando una historia que dolía cerrar, era el que le obsequiaba miradas de deseo, pero también un abrazo compañero .
“violetas para nadie”… por qué su mente repetía ese título una y otra vez?
Es que este nuevo amor, esta nueva oportunidad llegaba tarde?
Es que ella ya no creía en la lealtad de una pareja?
O tal vez porque quien fuera su amiga había reído al escuchar ese cuento hacia siglos atrás y le decía que a ella se la valoraba y cuidaba desde el primer momento.
No tenía todas las respuestas a sus propias preguntas.
Pero se sentía bien, viva, libre…tenía momentos de felicidad que eran intensos, le gustaba el nuevo hogar que había armado para ella y los chicos, le gustaban sus nuevos amigos, le gustaba tener a los padres cerca….no pudo evitar la catástrofe que la asoló años atrás.
Pero pudo salvarse y salvar a sus hijos.
Por los chicos supo que el papá no había vuelto a formar familia, vivía solo en un departamento arriba del estudio.
Como el mundo es un pañuelo supo que quien fuera su hermana en la amistad, estaba viviendo al otro lado del mundo, algún lugar de Europa, pero ya no sentía dolor o rencor, simplemente ya no era parte de su vida.
Entró a la sala de profesores, sonrió al ver su chocolate preferido al lado de su taza de café, lo abrió, se apoyó sobre la mesada y la disfrutó de a poco con una sonrisa esperanzadora en los labios.

Patricia Figura, abril de 2020

Dedicado una vez más, a quien impulsó que aquel primer cuento de diez años atrás se convirtiera en una saga: espero haber satisfecho las expectativas de cada lector y de la musa aunque no protagonista, aclaro, Teresa Calandra.










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