lunes, 20 de enero de 2020

SOLO PARA ESPIAR...


SOLO PARA ESPIAR…

Su ojo parecía tener vida propia.
Abriendo apenas una hendija en su pesada puerta de madera maciza, lograba el ángulo que sólo se tiene en  el final de una calle, un abanico que incluía las cuatro esquinas con todo el movimiento previo a llegar a ellas desde los cuatro puntos cardinales,
Sabía todos los horarios de los vecinos, las caras viejas, las nuevas, las de siempre, los temporales, los perennes…
Aunque nadie, ni aún los más allegados sabían demasiado de ella, su historia, sus miedos, sus alegrías, sus prejuicios, su falta de ellos…solo que vivía en su propia compañía desde hacía años, que salía uniendo soledades con amigas tal vez mucho mayores que ella, que trabajaba en el mismo lugar desde hacía veinte años y que le gustaba viajar.
La vida la había rodeado de buenas personas, amigas leales tanto en la infancia como en la adolescencia, padres dedicados, algo tristes, un poco frustrados pero incondicionales con cada una de sus hijas.
Ella siempre fue reservada, las confidencias no llovían, estaba lista para escuchar, opinar y crear inseguridades en cada una de sus compinches, no parecía disfrutar de los logros ajenos en la etapa en que la autoestima y confianza minan el cerebro joven ya sea para hacer a su portador más fuerte o absolutamente vulnerable.
En ese tiempo, la época de los quince en los famosos ochenta, eran un trio que se veían muy seguido, vivían cerca, tomaban mates horas enteras hablando de los chicos que les gustaban, los nombres que les pondrían a sus hijos, los bailes de barrio a los que asistirían, reía poco pero su sonrisa cuando asomaba era preciosa.
Celosa, muy, de su madre, de sus amigas, los nervios le jugaban en contra, tenía el tipo de ansiedad que no la dejaba engordar un gramo, su delgadez extrema era un complejo fuerte, no importaba lo que sus amigas le hicieran ver a su favor….mermaba su seguridad y echaba por tierra cualquier argumento ajeno.
Visto desde el lado de las otras dos, fue una etapa maravillosa bajo el cobijo de los brazos amorosos de abuelos, tíos, padres, hermanos,  muchos amigos escolares, de club, de amigos de los primos…. muy de esa época donde todo era face to face y no relaciones virtuales que duran menos de lo que se tarda en poner me gusta.
Fue a ambas bodas, era la tía de las hijas de las otras, las visitaba, no fallaba a ningún cumpleaños, pero siempre manteniendo una actitud que incomodaba al anfitrión, como haciéndolo sentir que había una medianera entre ella y los demás invitados…algo difícil de describir…pero donde realmente se lucía era en las malas, opinando aunque nadie le pidiera opinión, juzgando, dando letra, viendo la negatividad, pero quedándose hasta el final de todo.
De alguna manera, las elecciones de la vida, los vaivenes y mareas de cada una las fue distanciando en lo físico pero no en lo afectivo, a las otras dos, el factor común era ella que llevaba y t raía su visión de las realidades ajenas a un lado y al otro.
Hasta que llegó la época on line….y revivió.
Estaba enterada absolutamente de todo y de todos, aunque el pueblo siguiera sin saber nada de su existencia más que su lugar laboral y su guarida.
Se había hecho todas las redes sociales habidas y por haber, solo para espiar.
Pasaba fines de semanas enteros mirando por esa hendija, sus ventanas cubiertas de cortinas que hacían imposible ver el interior, para luego sentarse ante su notebook y espiar a todos los contactos que le eran de interés, como jamás publicaba nada…era como si no existiera, así se iba enterando de lo que quería ver y de lo que no.
A través de una de esas dos amigas de la adolescencia, conoció a quien logró lo que ninguno, eclipsarla, fue cediendo donde jamás había cedido, le abrió la puerta de su casa, de sus cosas guardadas con celo, de su rutina, de su habitación que era impenetrable, aún para estas amigas que cuando la visitaban, jamás pasaban del comedor diario.
Y necesitó hablar, contar, compartirlo….justificar hasta lo que ella media hora antes hubiera tildado de inconcebible o indigno…y ante la incredulidad de los hechos surgió el reencuentro de las otras dos.
Y fue como si jamás se hubieran separado, los maridos congeniaron en el momento en que cruzaron el primer apretón de manos, estaban cortados por la misma tijera, tipos de bien donde la vida más de una vez se les hacía cuesta arriba tanto las finanzas como sostener el hogar trabajando todos.
Vivían bien, pero a veces el costo era la salud, el cansancio o el stress…pero no sabían hacerlo de otro modo, cada uno era experto en lo suyo y los desafíos su alimento, en otro país donde el trabajo no fuera impositiva mente penado y obligado a mantener a cuanto planes quisieran inventar, otra sería su realidad.
A ellas les ganaba el humor, eran divertidas, ingeniosas, rápidas en el don de la réplica, se reían mucho juntas y los contagiaban a ellos, la pasaban bien juntos…las horas no se sentían…como si hubieran transcurrido así los últimos veinticinco años.
Cada una le dio su opinión sincera a quien se acordara de experimentar fuera de las vidas ajenas, sino con su propia existencia, pero por supuesto se encontraron con vendas firmemente sujetas a esos ojos que antes escudriñaban todo lo que ocurría a los demás.
O en realidad, esto último no había variado demasiado….sólo que ahora también tenía tiempo y ganas de poner fichas donde años antes le resultara incomprensible…al fin y al cabo, ya ninguno era adolescente o transitaba la primera juventud…¿qué podía pasarle?.
Las otras tenían un sinfín de respuestas a eso, la querían, la apreciaban, veían la viveza del galán, lo ventajista que era, el subyugo que provocaba en ella, pero finalmente claudicaron, cada una por separado y a su manera sólo le dijo “mientras veas claro, mientras no sufras, mientras sepas con qué contás realmente, todo bien…acá estoy”.
En cuanto a las que lograron reencontrarse después de tantos años…la promesa de no volver a poner tanta distancia física estaba hecha, de ahí en más….la vida también tiene sus planes.

Patricia Figura, enero de 2020



2 comentarios:

  1. Ay, cómo sigue? Siempre con tu capacidad de crear enigmas. Qué bueno! Besos.

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  2. hola Olguis! cómo anda tu vida? tal vez se haya decidido a no espiar entre las sombras, generalmente no se encuentra nada bueno para sí mismo desde ese lugar, tal vez las amigas decidan que la distancia geográfica no se va a oponer a nuevos encuentros...tal vez nada cambie, tal vez cambie todo.

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