SOLO
PARA ESPIAR…
Su
ojo parecía tener vida propia.
Abriendo
apenas una hendija en su pesada puerta de madera maciza, lograba el ángulo que
sólo se tiene en el final de una calle, un abanico que incluía las cuatro esquinas
con todo el movimiento previo a llegar a ellas desde los cuatro puntos
cardinales,
Sabía
todos los horarios de los vecinos, las caras viejas, las nuevas, las de
siempre, los temporales, los perennes…
Aunque
nadie, ni aún los más allegados sabían demasiado de ella, su historia, sus
miedos, sus alegrías, sus prejuicios, su falta de ellos…solo que vivía en su propia compañía desde hacía años, que salía uniendo
soledades con amigas tal vez mucho mayores que ella, que trabajaba en el
mismo lugar desde hacía veinte años y que le gustaba viajar.
La
vida la había rodeado de buenas personas, amigas leales tanto en la infancia
como en la adolescencia, padres dedicados, algo tristes, un poco frustrados
pero incondicionales con cada una de sus hijas.
Ella
siempre fue reservada, las confidencias no llovían, estaba lista para escuchar, opinar y crear inseguridades en cada una de
sus compinches, no parecía disfrutar de los logros ajenos en la etapa en que la autoestima y confianza
minan el cerebro joven ya sea para hacer a su portador más fuerte o
absolutamente vulnerable.
En
ese tiempo, la época de los quince en los famosos ochenta, eran un trio que se
veían muy seguido, vivían cerca, tomaban mates horas enteras hablando de los chicos
que les gustaban, los nombres que les pondrían a sus hijos, los bailes de
barrio a los que asistirían, reía poco pero su sonrisa cuando asomaba era
preciosa.
Celosa,
muy, de su madre, de sus amigas, los nervios le jugaban en contra, tenía el
tipo de ansiedad que no la dejaba engordar un gramo, su delgadez extrema era un complejo fuerte, no importaba lo que sus
amigas le hicieran ver a su favor….mermaba su seguridad y echaba por tierra
cualquier argumento ajeno.
Visto
desde el lado de las otras dos, fue una etapa maravillosa bajo el cobijo de los
brazos amorosos de abuelos, tíos, padres, hermanos, muchos amigos escolares, de club, de amigos
de los primos…. muy de esa época donde todo era face to face y no relaciones
virtuales que duran menos de lo que se tarda en poner me gusta.
Fue
a ambas bodas, era la tía de las hijas de las otras, las visitaba, no fallaba a
ningún cumpleaños, pero siempre manteniendo una actitud que incomodaba al
anfitrión, como haciéndolo sentir que había una medianera entre ella y los
demás invitados…algo difícil de describir…pero donde realmente se lucía era en
las malas, opinando aunque nadie le pidiera opinión, juzgando, dando letra,
viendo la negatividad, pero quedándose hasta el final de todo.
De
alguna manera, las elecciones de la vida, los vaivenes y mareas de cada una las
fue distanciando en lo físico pero no en lo afectivo, a las otras dos, el
factor común era ella que llevaba y t raía su visión de las realidades ajenas a
un lado y al otro.
Hasta que llegó la época on line….y
revivió.
Estaba
enterada absolutamente de todo y de todos, aunque el pueblo siguiera sin saber
nada de su existencia más que su lugar laboral y su guarida.
Se
había hecho todas las redes sociales habidas y por haber, solo para espiar.
Pasaba fines de semanas enteros
mirando por esa hendija, sus ventanas cubiertas de cortinas que hacían
imposible ver el interior, para luego sentarse ante su notebook y espiar a
todos los contactos que le eran de interés, como jamás publicaba nada…era como
si no existiera, así se iba enterando de lo que quería ver y de lo que no.
A
través de una de esas dos amigas de la adolescencia, conoció a quien logró lo
que ninguno, eclipsarla, fue cediendo donde jamás había cedido, le abrió la
puerta de su casa, de sus cosas guardadas con celo, de su rutina, de su
habitación que era impenetrable, aún para estas amigas que cuando la visitaban,
jamás pasaban del comedor diario.
Y
necesitó hablar, contar, compartirlo….justificar
hasta lo que ella media hora antes hubiera tildado de inconcebible o indigno…y
ante la incredulidad de los hechos surgió el reencuentro de las otras dos.
Y
fue como si jamás se hubieran separado, los maridos congeniaron en el momento en
que cruzaron el primer apretón de manos, estaban cortados por la misma tijera,
tipos de bien donde la vida más de una vez se les hacía cuesta arriba tanto las
finanzas como sostener el hogar trabajando todos.
Vivían
bien, pero a veces el costo era la salud, el cansancio o el stress…pero no
sabían hacerlo de otro modo, cada uno era experto en lo suyo y los desafíos su
alimento, en otro país donde el trabajo no fuera impositiva mente penado y
obligado a mantener a cuanto planes quisieran inventar, otra sería su realidad.
A ellas les ganaba el humor, eran
divertidas, ingeniosas, rápidas en el don de la réplica, se reían mucho juntas
y los contagiaban a ellos, la pasaban bien juntos…las horas no se sentían…como
si hubieran transcurrido así los últimos veinticinco años.
Cada
una le dio su opinión sincera a quien se acordara de experimentar fuera de las
vidas ajenas, sino con su propia existencia, pero por supuesto se encontraron
con vendas firmemente sujetas a esos ojos que antes escudriñaban todo lo que ocurría
a los demás.
O en realidad, esto último no había
variado demasiado….sólo que ahora también tenía tiempo y ganas de poner fichas
donde años antes le resultara incomprensible…al fin y al
cabo, ya ninguno era adolescente o transitaba la primera juventud…¿qué podía
pasarle?.
Las
otras tenían un sinfín de respuestas a eso, la querían, la apreciaban, veían la
viveza del galán, lo ventajista que era, el subyugo que provocaba en ella, pero
finalmente claudicaron, cada una por separado y a su manera sólo le dijo “mientras
veas claro, mientras no sufras, mientras sepas con qué contás realmente, todo
bien…acá estoy”.
En
cuanto a las que lograron reencontrarse después de tantos años…la promesa de no
volver a poner tanta distancia física estaba hecha, de ahí en más….la vida
también tiene sus planes.
Patricia
Figura, enero de 2020
Ay, cómo sigue? Siempre con tu capacidad de crear enigmas. Qué bueno! Besos.
ResponderEliminarhola Olguis! cómo anda tu vida? tal vez se haya decidido a no espiar entre las sombras, generalmente no se encuentra nada bueno para sí mismo desde ese lugar, tal vez las amigas decidan que la distancia geográfica no se va a oponer a nuevos encuentros...tal vez nada cambie, tal vez cambie todo.
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