lunes, 17 de junio de 2019

PARACAÍDAS


PARACAÍDAS


Intentó sentarse por cuarta vez frente a su note para comenzar un trabajo pendiente de entrega, cada una de las veces anteriores tuvo que suspender antes de poder avanzar más allá del título.
Chequeó por la ventana de la cocina en qué programa iba el lavarropas, eso le daba casi cuarenta minutos antes de colgar la segunda tanda con prendas que todos necesitaban después de seis días de lluvias consecutivas y dos idas al lavadero para lo más urgente.
Consultó la hora en su celular y todavía tenía una antes de ir a buscar al menor de sus hijos a una de las tantas actividades extraescolares.
Trató de no pensar en el dolor de cabeza que la aquejaba desde la mañana temprano, en el WhatsApp silenciado por un año del grupo de madres del colegio de la del medio marcaba más de sesenta mensajes sin leer que seguirían así hasta que pusiera vaciar chat, estaban monotemáticas, discutían por tonterías, no leían lo previo entonces había cinco o seis que decían lo mismo sin reparar una en la otra…. Insoportable.
Sonó el teléfono fijo y fue a atender porque podían ser los “grandes de la familia” es decir abuelos, era su mamá que quería saber si estaba bien, hacía dos días que no sabia nada y le extrañó,
Le explicó que estaba a las corridas como cualquiera que tiene casa, hijos, maridos, trabajo, horas extras y pendientes que se acumulan. “Si, yo también tuve tu edad, ya vas a llegar a la mía y vas a seguir con obligaciones y a cansarte más rápido” fue la alentadora respuesta.
Había escuchado a un médico reconocido, en Instagram que decía que el stress no viene por el exceso de actividad si es que estas son gratas y generan entusiasmo, expectativa y alegría…. el stress se genera cuando uno se carga con obligaciones propias y ajenas y vive contrarreloj…la describía perfecto.
Prendió la máquina, se sentó, buscó el archivo con el titulo solitario en el costado de un Word vacío…lo abrió, googleo en YouTube los éxitos de  sus músicos favoritos y se dispuso a escribir.
Buscó las anotaciones previas, las investigaciones y lo que había subrayado como relevante, chequeó una vez más a los autores que había dejado de lado por resultarle densos…había gente que sin duda sabía mucho sobre algún tema pero que carecía totalmente de didáctica para transmitirlo.
Posicionó sus manos sobre el teclado tal y como había aprendido en su curso de dactilografía en PC y cuando iba a marcar mayúscula sonó su celular.
Su amiga, hermana, su amor de años y años de atravesar lo que la vida deparara, juntas…su confidente.
_Helloooooo, estás manejando????? Estoy en la puerta de tu casa, si estabas por casualidad, bajaba diez minutos. _ le dijo con su tono alegre, jovial, aunque el mundo se le cayera en mil pedazos.
_Si, estoy y con el mate preparado, no alcancé a tomar ni uno, te abro.
Se abrazaron fuerte, como siempre, con cariño, comprensión, alegría de verse, ante la pregunta de si estaba trabajando o estudiando le contestó que “no tenía importancia, igual tenía que cortar para ir a buscar a uno de los chicos en minutos”
Conversaron de cincuenta cosas a la vez mientras Phil Collins daba paso a Bon Jovi, Aeroesmith, Air Supply y tantos otros testigos mudos de sus años de amistad y de los mejores lentos que bailaran en las décadas de los ochenta y noventa.
Mientras una cebaba y la otra sacaba la ropa del tender para colgar la nueva tanda se pusieron al día, los maridos, las discusiones con los hijos, las presiones familiares, el descanso en las salidas de a dos o con parejas amigas, los asados de los domingos, los cumpleaños de las amigas, la tristeza ante lo irreversible, la impotencia ante determinadas injusticias, engaños que dolían, próximos reencuentros con los grupos de ex compañeros, viajes programados….ni ellas sabía cómo podían abarcar tanto en tan poco tiempo.
Cuando estaban por seguir cada uno el curso de sus actividades, sabiendo que el recreo las había despejado, alegrado y fortalecido, la dueña de casa le hace una pregunta que le venía rondando desde hacía mucho.
_Cuando te sentís sobrepasada, cansada o aburrida, ¿con qué te evadís? ¿En qué o quién pensás? ¿Cuál es tu fantasía?
Su amiga lo pensó un momento, después mientras tomaba su mochila, las llaves del coche  y los lentes le respondió: _ Antes, decía “a esto no lo puedo manejar, no está en mi, no puedo” y me quedaba con eso, dejaba que en determinadas cosas actúe el universo, Dios, la Providencia divina en una palabra… ahora, le agregué un plus, me ayuda a desconectar, me voy, me relajo, dejo de estar en el lugar en el que me puse por algún motivo y logro irme por un rato hasta que la angustia pasa”_
_Pero a dónde te vas? _ le preguntó mientras listen to your heart, una de sus preferidas les llegaba desde la compu.
_A miles de Km de altura, a un avión seguro, confortable…al que se le abre una puerta y puedo tirarme absolutamente confiada en paracaídas….._ la sonrisa era inmensa ante la divertida incredulidad de la otra_ Sin miedo, con la presión del viento y cayendo a toda velocidad hasta que decido abrirlo y el silencio, la paz, la protección y la seguridad me envuelven_ las pupilas se le dilataron como cuando entraba en otra dimensión, se había ido por un momento de la cocina que las cobijaba a ambas.
_Ah, bueno, me sorprendiste…igual… no sé si es buena idea_ le dijo señalándole los pechos recientemente renovados por el mejor cirujano plástico de la ciudad.
Riendo y continuando ambas con los comentarios de todo lo que podía generar esa fantasía llevada a la realidad, fueron apagando la note, una vez más el trabajo quedaría sólo en el título, se fijaron de tener todo lo necesario para salir al ruedo hasta que las ganas y la realidad propiciaran unos nuevos minutos de resquicio compartido, cargar pilas lo llamaban ellas, amistad.

Patricia Figura, junio de 2019

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