domingo, 3 de marzo de 2019

LAS MEDIAS SE CUELGAN JUNTAS


LAS MEDIAS SE CUELGAN JUNTAS

La mañana era soleada, diáfana, no había nubes en el cielo celeste.
Estaba sacando la ropa del lavarropas, no le gustaba ver la pila pendiente, así que lavaba casi todos los días, así fuera domingo o feriado.
Por otro lado, en el ajetreo diario, era poco lo que estaba en su casa, pero no añoraba los días en que apenas salía más que por trayectos ajenos, los cuales aún continuaban.
Se iba a premiar con unas horas de sol y pileta a una cercana localidad costera, iba a reunirse allí con su compañera de trabajo, estudio y de la infancia.
Los mates irían y vendrían al compás de la charla, nunca quedaban sin tema, eran muchos años transitados, muchas ausencias, muchos años en paréntesis que parecieran no permitir un “ponerse al día”.
Mientras la cabeza volaba, las manos también, toallas, chaqueta, vestidos, remeras, ropa deportiva, el tendedero le iba quedando chico, puso una media sostenida en un equilibrio perfecto al costado y perpendicular a las varillas , continuó sacando otras prendas hasta que encontró la pareja de la que había colgado y la sostuvo en un rincón opuesto a la anterior.
“Las medias se cuelgan juntas” le pareció escuchar la voz de su mamá, “todos los pares van juntos”.
Podía verla en las diferentes casas en que habían vivido a medida de que el progreso iba llegando, los sábados se lavaba y tendía todo….eran horas, mientras ella jugaba incansablemente con sus muñecas y baterías de cocina y esperaba almorzar con suerte a las tres de la tarde.
“Las parejitas también van juntas, no hay que separarlas” le había dicho en otra ocasión mientras pasaba la impecable gamuza a las figurinas de porcelana inglesa, acercándolas y comentando que la señora de la limpieza siempre las alejaba.
Un día le preguntó el porqué, mientras la seguía con la mirada en ese ritual de ponerlas en ángulo agudo donde el vértice era por lo general uno de los codos de tales miniaturas, al igual que con los sillones individuales o la simetría en el juego de tocador.
“Porque  no hay que separar a las parejas, trae mala suerte.”
Si bien no discutió tal observación ni le pareció absurda, interiormente estaba convencida de que ese no había sido el motivo de la separación de sus padres años atrás, y también sabía que su mamá estaba bien enterada de los motivos que nada tenía que ver con adornitos mal alineados…pero a la vista, las parejas juntas quedaban bien, al menos en cuanto a objetos se tratara.
La última prenda extraída del blanco artefacto la trajo a la realidad, una toallita de mano bordada, la ubicó como pudo para sacar todo colgado al sol y así poder partir rumbo a febo ella también.
Inmediatamente sus ojos se posaron en el par de medias separados y dudando sólo un segundo, tomó una de ellas, le hizo espacio junto a la otra y con un “por las dudas” mental se dispuso a buscar su nuevo bikini de llamativos colores.
 Al final de la tarde contrastaría de una manera muy sentadora con su renovado bronceado veraniego y su marido se lo haría notar de la manera en que más le gustaba a ambos cuando volvieran a  encontrarse.

Patricia Figura, marzo de 2019

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