LAS MEDIAS SE CUELGAN JUNTAS
La mañana era soleada, diáfana, no
había nubes en el cielo celeste.
Estaba
sacando la ropa del lavarropas, no le gustaba ver la pila pendiente, así que
lavaba casi todos los días, así fuera domingo o feriado.
Por
otro lado, en el ajetreo diario, era
poco lo que estaba en su casa, pero no añoraba los días en que apenas salía más
que por trayectos ajenos, los cuales aún continuaban.
Se iba a premiar con unas horas de
sol y pileta a una cercana localidad costera, iba a reunirse
allí con su compañera de trabajo, estudio y de la infancia.
Los
mates irían y vendrían al compás de la charla, nunca quedaban sin tema, eran
muchos años transitados, muchas ausencias, muchos años en paréntesis que
parecieran no permitir un “ponerse al día”.
Mientras
la cabeza volaba, las manos también, toallas, chaqueta, vestidos, remeras, ropa
deportiva, el tendedero le iba quedando chico, puso una media sostenida en un
equilibrio perfecto al costado y perpendicular a las varillas , continuó
sacando otras prendas hasta que encontró la pareja de la que había colgado y la
sostuvo en un rincón opuesto a la anterior.
“Las medias se cuelgan juntas” le
pareció escuchar la voz de su mamá, “todos los pares van juntos”.
Podía
verla en las diferentes casas en que habían vivido a medida de que el progreso
iba llegando, los sábados se lavaba y tendía todo….eran horas, mientras ella
jugaba incansablemente con sus muñecas y baterías de cocina y esperaba almorzar con suerte a las tres
de la tarde.
“Las parejitas también van juntas,
no hay que separarlas” le había dicho en otra ocasión
mientras pasaba la impecable gamuza a las figurinas de porcelana inglesa,
acercándolas y comentando que la señora de la limpieza siempre las alejaba.
Un
día le preguntó el porqué, mientras la seguía con la mirada en ese ritual de ponerlas
en ángulo agudo donde el vértice era por lo general uno de los codos de tales
miniaturas, al igual que con los sillones individuales o la simetría en el
juego de tocador.
“Porque no hay que separar a las parejas, trae mala
suerte.”
Si
bien no discutió tal observación ni le pareció absurda, interiormente estaba
convencida de que ese no había sido el motivo de la separación de sus padres
años atrás, y también sabía que su mamá
estaba bien enterada de los motivos que nada tenía que ver con adornitos mal
alineados…pero a la vista, las parejas juntas quedaban bien, al menos en
cuanto a objetos se tratara.
La
última prenda extraída del blanco artefacto la trajo a la realidad, una
toallita de mano bordada, la ubicó como pudo para sacar todo colgado al sol y
así poder partir rumbo a febo ella también.
Inmediatamente
sus ojos se posaron en el par de medias separados y dudando sólo un segundo,
tomó una de ellas, le hizo espacio junto a la otra y con un “por las dudas” mental se dispuso a
buscar su nuevo bikini de llamativos colores.
Al final de la tarde contrastaría de una
manera muy sentadora con su renovado bronceado veraniego y su marido se lo
haría notar de la manera en que más le gustaba a ambos cuando volvieran a encontrarse.
Patricia
Figura, marzo de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario