lunes, 10 de febrero de 2014

CUENTAS PENDIENTES.

Cuentas Pendientes.
Por lo general no le gustaba pensar en lo que no había hecho, en lo que fueron metas deslucidas en el tiempo, en lo que probablemente no haría, pero un recuerdo fugaz de la adolescencia capturó esa parte cuidadosamente oculta, disimulada tras un listado diario de ¿obligaciones? como madre, esposa y también profesional.
Siempre faltaba algo que se completaba maravillosamente en su mente.
En la etapa de los diez años era una excelente patinadora, recostada en el sillón gigantesco del living poco transitado de su hogar, ponía sus discos preferidos una y otra vez durante horas, los repetía hasta el cansancio, mientras ella con su imaginación creaba coreografías casi impracticables en esa disciplina.
Pero jamás fue a patín.
Su madre sencillamente tenía miedo de que se lastimara, “entretenete con otra cosa menos peligrosa”…. demasiados horarios tengo todo el día para agregar uno más.
En la primaria, soñaba con ser “la nena linda del grado”, cada año al volver de las vacaciones tenía la esperanza de que notaran sus ojos expresivos, el brillo de su cabello, su sonrisa permanente, que se lo comentaran, ser a la que los chicos le pedían “arreglo”.
Pero siempre le tocó ser la inteligente, la que leía y hablaba bien, esa alumna que las maestras siempre tenían a mano para colaborar en el aula, mientras otras compañeras pasaban papelitos con declaraciones amorosas de los varones, o salían a pavonearse en el recreo para mirar a los chicos del aula de al lado.
Entrando en la adolescencia, una cierta seguridad le ganó un puesto casi de honor entre sus compañeros, sabía que se había desarrollado muy bien, delgada, menuda, ayudaba a los demás en los trabajos prácticos, sobre todo en las materias odiadas por la generalidad, le encantaban las reuniones en grupo, ir al cine los sábados a la tarde con su grupo, hacer los pic nics de la primavera junto con todo el curso no tenía precio…claro, que la parte secreta, la que se desarrollaba febrilmente durante la vigilia jamás la abandonó…ahí y hasta entrada la madrugada, ella pasaba a ser la reina de una elección de belleza, la modelo que descubrían accidentalmente en la playa, la seleccionada en un casting para una película con algún grupo musical de moda.
Daba por sentado que toda esa cornucopia de experiencias pertenecían solo a sus fantasías, jamás se le ocurrió que podía luchar por conseguir algunas de esas ensoñaciones…. pertenecían a la almohada, a determinada canción, al silencio…a ella.
A medida que pasaba el tiempo, e iba cumpliendo etapas, las fantasías tenían épocas…cuanto más presión vivía en la realidad, mayor era su escapismo, soportaba los embates solo por evasión…muchas veces su familia la encontraba con la mirada vidriosa perdida en un punto, quieta, extática.
¿Cómo explicarles que estaba frente a un público que ovacionaba su actuación en un teatro con localidades completas? ¿O que estaba desfilando con gazas que flotaban alrededor de sus piernas en una pasarela interminable frente a la mirada incrédula de sus ex compañeras de primaria? Que esa declaración amorosa tan ansiada a los dieciséis del chico lindo de la clase, por fin llegaba a sus oídos provocándole un nudo en el estómago?
No, imposible, eso era parte de su intimidad, la parte inviolable de su ser, su esencia, su fuerza, sus pilas….era en lo único que se sentía mezquina, cuando su mundo perfecto la envolvía y dejaba afuera a su familia.
Buscaba la descarga física.
Iba a aprender salsa, a caminar, a pintar sobre telas con un grupo muy variado de mujeres, trabajaba, se ocupaba del hogar, de su orden y dirección.
Vivía etapas de mucho sexo con su marido, alternadas con otras  de un distanciamiento casi glacial.
Estaba acostumbrada a esta doble vida.
Era casi imposible extirpar alguna de las dos.
Se nutrían mutuamente.
Se sostenían.
Se quedó analizando a su pesar, si en realidad eran cuentas pendientes, si hubiera cambiado su vida por otra, por alguna de esas mujeres en las que se convertía recurrentemente.
Sabía la respuesta de antemano.
No quería esfuerzo extra, sacrificios, frustraciones, caídas, renuncias, dolores ….en su mente era la mejor en cualquier disciplina, la sonrisa que se dibujaba en su rostro cuando se entregaba a “soñar” era la mejor batería que podía pedir su organismo…. Volar la ayudaba paradójicamente a mantener los pies sobre la tierra, a nutrir su alma para cumplir con la parte difícil cuando la vida la ponía a prueba.
Se estiró como un gato, satisfecha, su marido acababa de cerrar la ducha, había estado mirando insistentemente su short veraniego y haciéndole comentarios halagadores durante toda la cena…él no disimulaba lo que ella le provocaba, los ojos se le volvían pícaros cuando al pasar mientras ella iba de un lado al otro haciendo las cosas, aprovechaba para acariciarle alguna zona reservada a la intimidad de ambos.
La puerta se cerró con llave y por un rato la mente de ella también…. Más tarde, cuando la respiración regular de todos indicara la hora del sueño, ella se entregaría por un rato a recibir los aplausos y honores de su público, la medalla de oro en alguna pista de patinaje…. O una tardía declaración amorosa que la hiciera sentir en las nubes antes de volver a aterrizar en su hogar.


Patricia Figura, febrero de 2014

6 comentarios:

  1. Buenísimo, cada quien la rema como puede!!!

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    1. ya lo creo....mientras la imaginaciòn no paralice a la acciòn.

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  2. Como siempre da gusto leer lo que escribes. Gracias por compartirlo.-

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  3. esa doble vida que se tiene si no aceptas la tuya o no luchas por realizar tus suenos. Muy bien detallado

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    1. y si, Moni.....la fantasìa puede ser màs CÒMODA que la realidad!!!!! gracias por estar siempre de paseo por mi blog.

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