viernes, 15 de febrero de 2013

DESDE EL PUPITRE...


Desde el Pupitre.
Llegó con su sonrisa pronta, toda la timidez del mundo, un guardapolvo prendido adelante y poco más que una carpeta simple, biromes y toda la expectativa de un mundo nuevo, ajeno a su pueblo, perdido y querido en el norte de la ciudad.
Era el nuevo.
Sencillo, humilde, tranquilo.
Presto para aprender, dar una mano, ofrecer su desconcierto ante tanto movimiento de gente, alumnos, profesores, preceptores en un colegio que le parecía un laberinto interminable.
Su tonada le daba una grata particularidad, en seguida hizo amigos… aún hoy forman parte de su entorno, de su vida, su familia y su trabajo.
Al principio apenas si separaba su pupitre del asiento, no quería molestar, sus ojos no se cansaban de mirar a uno y a otro, por momentos sentía que le hablaban en inglés…y era así, en la escuela nueva, de su nuevo lugar durante dos o tres horas semanales se hablaba ese idioma.
Cuando el año terminó, era uno más, totalmente incluido, desinhibido, travieso y con esa sonrisa tan linda y particular, que sin embargo no le daba la confianza que necesitaba…para acercarse a ella, de otra manera, no como su profe para las materias que necesitaba ayuda, no como compañera de vóley en los pic nics de primavera…para poder expresar con un beso todo lo que sus pensamientos le dictaban desde el pupitre.
Se sentaban relativamente cerca…no lo suficiente.
Eran amigos.
Era la “linda” entre las más lindas….
Le  demostraba el mismo trato que a todas sus compañeras, le hacía bromas, le contaba alguna anécdota de su lejano lugar, le encantaba cuando ella se reía, una carcajada fuerte que nada tenía que ver con su apariencia formal.
Belleza clásica, sin embargo voz grave y actitudes recias, nada de princesa, aunque en su hogar conservador había sido educada como tal.
Él dibujaba distraídamente con la punta del lápiz en su pupitre, mientras fingía escuchar a toda la retahíla de profesores que iban pasando horas tras horas.
Su impaciencia por llegar al colegio no era por lo académico.
Eso estaba más que claro.
¿Pero cómo traspasar esa fría distancia para tornarla más personal?.
Ella era mención de honor…siempre rondando la bandera.
¿Quién era él para tener una oportunidad?.
En los años finales de la secundaria, su corazón tenía bien claro que lo suyo era amor…solo uno de sus compañeros y amigo personal supo la verdad.
Pero…tampoco era de la idea de mezclar enamoramientos con las “chicas del curso”…”es para lío si después todo sale mal”…”me parece que un chico del club  le pidió arreglo”.
Sobre llovido mojado.
Su pupitre era testigo de ese ¿maquinal? dibujito que hacía invariablemente mientras las materias y los años se iban sucediendo.
El último día de clases, se acercó, cuando el aula quedó vacía, a ese viejo banco que lo recibiera cuando su ya querida escuela lo cobijó.
Pasó un dedo despacio por esa minúscula marca, camuflada entre sumas, restas, machetes, fórmulas de física y teoremas… era una inicial “su” inicial, la del nombre que le había provocado el primer nudo en el estómago, la que representaba esos ojos que podían ser helados, pero también muy cálidos y risueños, la que se dibujaba en el cielorraso en esas noches en vela.
Su secreto.
Celosamente guardado y solo con su hermano del alma había compartido.
Muchísimos años después, en una reunión de ex compañeros, entre anécdotas y confesiones propias de un momento íntimo entre pocos, por un segundo el hombre seguro, atractivo, bien plantado y con una notoriedad bien ganada con los años, volvió a ser por un minuto el adolescente tímido de pocas palabras.
Y casi en un susurro dijo.” Yo en la secundaria estaba enamorado de…” todos dieron vuelta la cabeza para mirarlo, había tanta ternura en su querido rostro que los abrazos y apretones amistosos le llovieron como si hubiera anunciado su boda.
Una pena que la musa inspiradora de ese sentimiento tan limpio que es un amor de secundaria, jamás haya sabido que había alguien que la quería mucho, que le gustaba y que tenía un corazón gigante para compartir.
Pero bueno, las historias de amor son así… y aunque pasen los años, los finales, por suerte… nunca se saben.

Patricia Figura, febrero de 2013

2 comentarios:

  1. Un tierno amor adolescente, de esos que se guardan en silencio y en el alma.

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    1. tal cual susi...esos amores que dibujan sonrisas aùn a travès de los años.

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