jueves, 27 de diciembre de 2012

Lo Intentamos... ( seg parte de "como en las novelas"


LO  INTENTAMOS  ( seg parte de “Como en las Novelas”)

Después de la conversación de locos y la propuesta de su ¿ex? amigo, quedó atrapada en un mutismo involuntario, no le salían las palabras, sus músculos se negaban a obedecer.
Mientras se preparaba para ir a cenar, intentaba imaginarse en un noviazgo con él, vestirse para que la vea, elegir lo que mejor le quedara y no al descuido… en algún momento tendría que responderle y la verdad es que a medida de que pasaran las horas la idea le parecía menos descabellada.
“¿Te querès casar conmigo?” como si la hubiera invitado a tomar un trago, o si le hubiese ofrecido el coche prestado, sinceramente no lo tuvo en cuenta y siguió parloteando sobre su mala suerte y sus deseos de formar un hogar.
Con su manera despreocupada, divertida y con un dejo de caballerosidad permanente, él dejó la propuesta en firme, no confiaba en los grandes amores con sus grandes locuras… creía más en una buena amistad con buena piel… había confianza, compartían  momentos que no eran forzados… en fin, él no confiaba demasiado en esos amores jurados, prefería cimientos más sólidos y a buen amigo nadie le ganaba.
A ella le pareció de lo más absurdo y ridículo que había escuchado.
Por unas horas, claro.
Después la idea fue tomando forma y en definitiva… no era tan tan tan loca.
Muchos comenzaban con menos.
Solo una atracción física con fecha de vencimiento.
Otros creyendo en que su vida era reflejo de una  gran pasión… pasaban al conformismo y la cotidianeidad, disfrazando en stress la falta de interés uno por otro.
A ellos siempre les había gustado estar juntos.
Se reían de las mismas cosas.
Las diferencias los complementaban.
Al principio de la cena ella continuaba con su inevitable mudez.
La idea de que si todo fallaba perdía a su compañero, la frenaba en tirarse de cabeza al intento.
Se supone que en la madurez uno elige bien.
Tampoco eran tan maduros.
Eran grandes, y no habían vivido en un huevo.
Decidió que sí.
Pero las palabras se le atragantaban… no sabía cómo hacérselo saber.
Él bromeaba, le pedía un beso distinto, la abrazaba, la miraba con más insistencia, en una palabra, se  divertía a costa de ella que parecía tener tres años.
Pero cuando ella por fin pudo hablar, fue clara, sin dudas… y él no se rió.
Lo vio serio como nunca...ni un pestañeo, levantó su copa y brindó por los dos.
Durante un par de semanas las cosas estuvieron tensas.
No daba saludarse diferente, y por otro lado en pleno siglo XXI , con varios años a cuesta y con la suficiente confianza no daba ser tan complicados.
Una de las siestas en que la pasó a buscar para ir a la playa, trajo helado y por cuestiones obvias lo tomaron antes de salir.
_ Mmmm que rico, estoy sin almorzar, me entretuve ordenando la ropa de invierno que no uso y preparé tres bolzadas para regalar_ mientras servía con la cuchara  especial que armaba las bochitas y las repartía en tazones, él abrió la puerta que daba al patio y le llevó una hoja de lechuga al canario … hacía años que no veía un pajarito en jaula.
_Pobre… no sabe la parte del mundo que le corresponde y le estás negando_
_Bueno, tiene casa, seguridad, comida, bebida…. No tiene que salir a conseguirlo._ le contestó mientras guardaba el resto del pote en el freezer y se repatingaba en el sillón frente al aire acondicionado _ cerrà la puerta que acá está hermoso_
Con su tazón se recostó al lado de ella a disfrutar del postre… afuera el asfalto temblaba del calor, no se escuchaba ningún ruido, solo la música suave del equipo que ella tenía en su dormitorio, llegaba  sin alterar la paz de esa tórrida siesta de verano.
_ Qué visión tan parcial de la vida_
_Qué ganas de filosofar con 48 º a la sombra…._
_La verdad es que no dan muchas ganas de salir otra vez al infierno_ se acomodó un poco más y entrecerró los ojos…recostó la cabeza sobre el brazo de ella y continuó comiendo del pote ajeno.
La modorra, si bien es contagiosa, a ella le ganó el alerta más que el sueño.
Le proponía un descanso? Una siesta antes de ir a la playa? O simplemente era un comentario?.
 Se levantó para llevar los cuencos sucios a la pileta cuando él la tomó de la mano y la sentó a su lado.
Siempre que la miraba fijo, lograba ponerla incómoda, más allá de que le diera rabia, plantó bandera y no se movió del lugar, ni bajó los ojos, ni ( al menos eso esperaba) se puso colorada.
El beso fue suave, firme, y … revelador.
No pensó en él como su amigo de décadas, tampoco en el resto del grupo que cada tanto se reunía y se iban a quedar helados al verlos llegar como algo más que amigos.
Sintió que le gustaba muchísimo lo que estaba pasando, que estaba cómoda con él y le gustaba que fuera en su departamento el lugar en el que estarían juntos por primera vez.
Ni siquiera se molestaron en ir hasta el dormitorio,  se disfrutaron ahí mismo, en el fresco de su salita donde sólo cabía el sillón y una mesita ratona, con el tele colgando tipo cuadro y donde ningún ruido externo les llegaba.
Le hubiera gustado dejarse llevar completamente, abandonarse a lo que sentía, pero no podía acallar las voces de su cabeza, era tan raro, no malo, sino…no le encontraba explicación
Por supuesto que la pasaron bárbaro y jamás fueron a la playa.
Esa siesta se hizo muy larga y sabrosa.
Si bien cuando quedaron satisfechos por primera vez, él la miró más que divertido y ella medio en broma y medio en serio se tapó la cara con su remera que había volado por ahí, la sonrisa estaba plasmada en los dos.
_Estuvo re bueno_ le dijo mientras le alcanzaba la parte de abajo de la bikini.
_No pienso hablar de esto_
_Dale…¿por qué no vamos a hablar?... somos amigos, nos vamos a casar…vamos a tener hijos alguna vez…_
_Todo planeado… ya sabes si vamos a ir de vacaciones o si me voy a quebrar una pata en el futuro?_ se cambió con movimientos rápidos y fue a la heladera a servir sendos vasos de jugo helado, le alcanzó uno y se preparó un sándwich de jamón, le preguntó si quería uno.
_ Tengo el helado en la garganta… cómo podes comer encima?_
_Siempre necesito comer después de… de.. bueno ya sabes._
_Mirà lo que vengo a saber… no, yo necesito seguir … ya sabes, es como una droga, una vez que arranco…_ella le hizo un gesto de no creerle y se dedicó a mirar hacia otro lado porque al parecer él no tenía intenciones de cambiarse.
Su ¿amigo? Se levantó, la abrazó y le demostró que no estaba bromeando… se lo tomaron con más calma, con menos urgencia… se dedicaron a conocerse de una manera distinta, se complementaron….
Durante un par de meses se visitaron, a veces uno en casa del otro, otras buscaban refugios ajenos a ambos, cabañas medio perdidas, en lugares no muy populares pero frescos, cómodos y por lo general atendidos por sus propios dueños, lugareños amables y campechanos.
Los horarios laborales de cada uno al fin de las vacaciones no coincidían demasiado, los fines de semana eran sagrados.
Ella le contó a sus amigas y ellas al resto del grupo.
Se quedaron helados.
Ninguno los hubiera asociado jamás como pareja.
Llegado el caso ellos tampoco.
Se reunieron, intercambiaron anécdotas entre las que no faltò el beso y breve noviazgo con la otra amiga.
Ninguno habló de convivir.
Hasta que el test de embarazo dio positivo.
Diez meses después de esa primera tarde juntos.
Èl volvió a proponerle casamiento.
Las familias se conocían pero no se trataban demasiado, no eran de los domingos en patota, ellos pasaban y visitaban… eran celosos de sus escasos momentos libres.
Entre los amigos armaron una fiesta informal en la quinta de una de las chicas, mucha música, bebida y comida fría.
La luna de miel sería un par de meses después, en el verano, las cosas estaban resultando… y eso que no se amaban ni estaban locamente enamorados.
¿o sì?.
Indudablemente algo había, ¿qué era el amor sino tanto compromiso por el bienestar del otro?¿conocer sus gustos, sus sueños, sus necesidades e intentar brindárselas?
Se suponían fieles.
De cualquier manera no necesitaban de nada ni de nadie.
Ella comenzaba a darle la razón… a veces se puede confiar más en una buena amistad que en un gran amor.
No volvió a pensar en su novio eterno sino para intercambiar anécdotas con su “actual esposo”, tampoco lloró más por ese amor no correspondido del todo….estaba tranquila, en paz… tenía trabajo, un marido compañero y atento, un amante que la hacía sentir fantástica… y un bebé.
¿Qué más podía pedir?.
Un año atrás el panorama era totalmente distinto, un futuro abierto e incierto, nadie en especial para abrazarla y acompañarla, nadie que esperara sus llamadas o sus caricias, la tía de los hijos ajenos, la cuñada soltera, la amiga que no “embocaba” en el amor.
Que la burbuja no se pinche, que las cosas sigan su curso para bien.
Lo intentaron y salieron airosos.
El tiempo se encargaría del resto.
Por suerte había mucho, pero mucho tiempo.

Patricia Figura, diciembre de 2013.

4 comentarios:

  1. Hayyyyyyyyyyyyyyy..... qué lindo! al final les salió bien!!!! creo que se enamoraron!!!!

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  2. Me encanta tu romanticismo, que bueno, hacia falta este final feliz, al fin...

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