miércoles, 19 de junio de 2013

OTRO VIAJE MÀS...

Otro viaje màs….

Lo vio preparar las valijas una vez más.
Estaba alegre, feliz, elegía cuidadosamente la ropa veraniega, cara, con estilo, donde predominaba el blanco que resaltaba su bronceado permanente y los colores intensos propios de las prendas de su hobby.
Una maleta chica sólo para el calzado, perfumes y efectos personales.
Su humor cambiaba invariablemente con los preliminares a estas “escapadas” con los chicos del grupo,  en la mejor etapa de la juventud, solventes, seguros.
En apariencia ella acompañaba, demasiado bien sabía que las facturas eran imposibles de pasar, terminaban en discusiones que no llevaban a ningún lugar salvo fisurar el equilibrio cuidadosamente logrado tras veinte años de convivencia.
Crecieron juntos, fue un continuo tómalo o déjalo, tuvo que aprender a dominar los celos ante un marido con naturaleza de líder que lograba una permanente atracción sobre el sexo opuesto.
Sonrisa pronta.
Ojos que podían ser tan dulces como helados ante el fastidio.,
Certeramente infiel.
Ella se volvió hábil en encapsular sentimientos molestos.
Excelente recompensa.
Los mejores magos de la eterna juventud a su disposición.
Caprichos que jamás hubiera soñado cuando todo comenzó y no eran más que estudiantes con muchos sueños.
Aprendió por el camino más difícil a ser involuntariamente la acompañante del centro de atención de fiestas y reuniones….entablaba cualquier conversación que la mantuviera ajena y al margen de las destinatarias de la simpatía de él…”una noche no dura más que eso”, sabía que aunque  alguna de las invitadas se sintiera especial en acaparar su interés, todo terminaba cuando él subía al coche con ella para volver al hogar.
Le preguntó por un traje en especial si había ido a buscarlo a la tintorería.
Fingiéndose ocupada en sus cuidadas uñas, le indicó que estaba en el guardarropas de invierno…¿para qué lo quería en un viaje al Caribe?.
No era afecta a leer.
Le gustaba bailar y pertenecía a un par de grupos.
También hacía muchísima gimnasia.
Tuvo que aceptar esa rutina a la fuerza, no quería parecer la madre de su marido que desafiaba las leyes del tiempo descaradamente.
Habían salido a almorzar con los chicos en un lugar que les gustaba a todos, charla informal sobre los estudios, proyectos, un par de permisos negociados, vuelta a casa para terminar de preparar todo y por supuesto hacer el amor antes de tomar el avión que lo llevara al aeropuerto internacional donde se encontraría con sus amigos.
No eran muchos días.
Los suficientes para provocarle el conocido nudo en el estómago.
Hacía años que no se sentía insegura con respecto a su futuro con él.
Sabía que ni soñando dejaría su familia ni todo lo que habían creado junto a lo largo de dos décadas.
Daban buena imagen, eran los invitados esperados en las reuniones informales, ella a reflejo del brillo que emanaba su compañero.
Tuvo que aprender a ser sociable, a incluirse, ya casi no peleaban por su ostracismo y el rictus celoso, con el tiempo algunas cosas quedaban bajo control.
Pero adentro de su alma era otra cosa.
No había una vida paralela en su atractivo marido.
Pero nada quitaba que a miles de kilómetros de distancia, con un cielo plagado de estrellas y el sonido del mar, los besos y las caricias calientes fueran para una ignota afortunada, que tal vez por unas horas  se diera el gusto de tenerle lástima.
Sacudió los pensamientos de su cabeza, no tenía sentido separarse peleados, a la vuelta todo seguiría su curso y habría otro exclusivo perfume francés en su placard.
Murmurò algo sobre una llamada que tenía que hacer a una amiga para encontrarse a cenar en el shoping al que era habitué luego de acercarlo al aeropuerto.
Los chicos tenían permiso para invitar a un par de amigos a ver películas en el gigantesco plasma.
No quería aceptar esas caricias que eran como tachar los pendientes de la lista que cuidadosamente iba mermando a medida que las valijas se iban completando.
“Dejar satisfecha a mi mujer antes de irme”….¿una descarga sexual la iba a calmar? ¿Iba a dejar de lado los molestos pensamientos que la acicateaban hasta que enumeraba las ventajas de su vida en común?.
Lo tenía.
Al menos de la manera en que alguien se podía poseer.
No tenía sentido dar más vueltas, amanecía con ella la mayoría de sus días.
Vacacionaban juntos.
Era “la señora”.
¿Podía pedir más?.
Bajó rápido por la escalera de madera crujiente, no quería escuchar su propia respuesta.
Una semana después haría el mismo recorrido para ir a recibirlo en su llegada feliz y triunfal, divertido, más bronceado aún y haciendo buena letra en todos los caprichos que ella tuviera a bien pedirle.
Es más, ya tenía una idea, esta vez le iba a salir un poco más caro que lo habitual… pero en definitiva, era solo dinero, y eso, era lo que él mejor sabía hacer.


Patricia Figura, junio de 2013

8 comentarios:

  1. Patricia: ya sabés lo que pienso de tus cuentos, minuciosos, de una claridad meridiana para narrar asuntos cotidianos. Ahora, con respecto a la protagonista, le sugeriría afectuosamente que se busque una verdadera vida y deje de ser la marioneta de ese farsante. Un beso grande.

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    1. jajajajaj lo voy a tener en cuenta Olguita querida, para una segunda parte, en cuanto a la protagonista real, ( supongo que debe haber miles) creo que serà eternamente asì para alguna y pegarà un grito y cerrarà la puerta otra.

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  2. Que vacio e inseguridad, verdad???

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  3. Brillante forma de representar la decadencia de una convivencia de 20 años: tener como alternativa de un calmante "una descarga sexual", reducir a eso lo que, sin duda en un comienzo fue una unión excelsa. Felicitaciones

    Cariños, Jorge Calderón R., tu poeta amigo

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    1. gracias Jorge querido.... cada cual elige en esta vida, para pasar la menor cantidad de facturas posibles jajajajajjajaja

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  4. Es imposible no sentirse atrapada por tus cuentos ...este en especial me dejo pensando , son muchas las mujeres que aceptan jugar un rol secundario y peor aún ser humilladas ...que fuerte..que las motiva ? Supongo que temen arriesgarse a vivir una vida verdadera , son inseguras , prefieren esta comodidad entre comillas , ...en fin es un teatro armado , donde cada uno hace su papel ...una vida vacía , pero a la que la protagonista se acostumbra por conveniencia...no puedo estar de acuerdo, sólo genera pena su cobardía..
    Excelente Patricia ?..sabes ? Aún pienso que sería un éxito que mostraras tu selección de cuentos cortos a un editor ..son magníficos !
    Gracias! :)

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    1. el tema està en conocer algùn editor..... que no te cobre fortunas

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