sábado, 27 de abril de 2013

En la Mente...


EN LA MENTE…
Doble vida.
Vida paralela.
Engaño colectivo.
Auto engaño.
No podía detenerse, su mente se lo pedía a gritos, era más real que su cotidiana existencia.
Caminos sinuosos, vericuetos mentales, casi una masturbación permanente, de sus deseos más íntimos.
Se regodeaba una y otra vez.
Volvía a un punto indefinido de su fantasía, lo retomaba hasta hacerlo insoportable para su propia sensualidad, se enojaba cuando la realidad la invadía.
Tenía que desconectarse.
Volver a la rutina de su trabajo, responder preguntas, planificar algunos papeles que entregar,  burocracia aburrida.
La mente se le iba a su encuentro imaginario con él.
Con quien estaba tan segura como se puede estar de algo sin decir “jamás” que no iba a estar de una manera tan personal a como se imaginaba.
Resabios de tiempo lejano, donde las hormonas estaban a mil, las ilusiones parecían posibilidades interminables, donde lo imposible parecía no serlo, bastaba con solo desearlo.
Los recreos compartidos, las charlas donde los secretos y proyectos se intercambiaban, las miradas intencionadas y las frases con doble sentido coloreaban los rostros y se atesoraban para comentar durante horas con las amigas.
Las llamadas telefónicas cuando la casa estaba en silencio, la magia y el dolor de estómago cuando sabía que iban a verse, a bailar, un lento… las manos rodeando su cintura, el pecho apenas apoyado, los susurros en el oído.
¿Qué hubiera pasado si…?
Llamarse por el nombre era todo un toque en una época donde predominaban los apellidos entre los compañeros.
Ellos pertenecían al mismo grupo.
Se gustaban.
Lo daban a entender.
Se disfrazaba de amistad.
“La edad de la inocencia”…¿o de la hipocresía?
La época del “qué dirán”…era tan fácil señalar con el dedo y murmurar.
Ni que hablar si estudiaban juntos o se veían en un lugar extra escolar….que lamentable y cuanto perdido.
Pero lo cierto es que aún más de veinte años después en sus épocas de mayor stress, cansancio, presión….allí aparecía él con su sonrisa, su chiste, sus bromas del ayer, la gracia para hacer un comentario referido a alguna persona y caricaturizarla.
Era su evasión.
¿Cómo hubiera sido hacer el amor con él? aún desde la inexperiencia de los dieciséis años.
Aún a escondidas y desde lo prohibido.
¿Hubiera habido piel, erotismo y esa pasión que existe sólo cuando dos personas se tocan por primera vez?.
O hubiese sido lo mismo que tocar a un hermano?.
El sería como ella se lo imaginaba, apasionado, entregado, sensual, exigente, insaciable, dispuesto, caballero, creativo, tierno, protector?
O lo estaba inventando?
Le estaba endilgando una manera de reaccionar ante el deseo que podía provocarle.
En realidad no sabía.
Y lo más probable es que jamás lo supiera.
La realidad era que cada uno tenía su propia vida armada.
Con familia, trabajos, amigos nuevos, amigos viejos, hijos, obligaciones, placeres y demandas.
Tal vez ella también fuera una fantasía fuerte para alguien, tal vez otra mente aburrida y atribulada buscaba sosiego en imaginarse en sus brazos, en camas revueltas, en horas interminables de amor, sexo, charla, risas….
A lo mejor… esa mente era la de él.
Todo era silencio.
Su mente gritaba.
Su cuerpo necesitaba esa descarga física intensa….hasta que la vida cotidiana la iba enfriando…los horarios, el cansancio, las obligaciones propias y ajenas.
Las fotos del él que la miraban sonriente desde la computadora…aparentemente muy satisfecho.
Cuanto silencio para una mente aturdida de imágenes prohibidas.
Juntó las cosas de la mesa donde estaba trabajando, la tijera con la que recortaba unas imágenes de la tarea que preparaba, había quedado en el aire demasiado tiempo.
Sus ojos interrogantes que miraban sin ver hacia la ventana que daba al jardín, pestañearon, suspiró…otra vez se había perdido en su laberinto privado.
Se puso en movimiento, guardó todo, abrió la heladera y se fijó qué había para preparar la cena, había que hacer un par de mandados, llamar para cambiar el turno de la peluquería, se olvidó cuando lo pidió que tenía reunión a esa hora.
Cuando llegara la hora del silencio, de acostarse a terminar con el día, buscaría refugio nuevamente en su fantasía, en su liberación… y se dormiría con una sonrisa, tal vez con un poco de suerte hasta soñaría con él, con su sonrisa pícara de adolescente, sus bromas y su manera sana, pero muy clara de darle a entender que aún le gustaba muchísimo.

Patricia Figura, abril de 2013

2 comentarios:

  1. Los cuentos de Patricia son un reflejo fiel de la realidad circundante, narrados desde una óptica testimonial, y desde esa aspereza de la realidad que a todos de algún modo nos alcanza, y que muchas veces nos es ajena. Sus temáticas siempre están abordadas desde una óptica interior de lo humano, y sobre todo su escritura es de estilo directo, existencial, ajustándose de modo fiel y sin alejarse del contexto social, como reflejo de una realidad en tiempos modernos, y sobre todo testimoniante.
    Saludos
    Claudio Lahaba.

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    1. me encanta el anàlisis que hacès de mi tipo de escritura... gracias claudio querido.

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