domingo, 14 de octubre de 2012

QUE EL PASADO NO ME ALCANCE...


Que el pasado no me alcance…

Se revolvía inquieta entre las sábanas.
Blancas, arrugadas después de un sueño nada reparador.
Se sentía sofocada, solo que no se daba cuenta, estaba dormida…no podía salir de las garras invisibles que la tenían atrapada.
Colocó una almohada gigantesca entre sus brazos…apoyó su cabeza y sus piernas.
Por un momento su respiración se volvió tranquila, regular.
Los rostros iban y venían.
Amigos de la infancia que le ofrecían una medialuna, una chocolatada al salir de la pileta de lona que ocupaba todo el patio de la casa familiar.
Quien fuera su pareja durante tanto tiempo sonreía, perversamente, sádicamente, estiraba los brazos y sus dedos parecían tentáculos que se adherían a su cabello mientras ella corría.
Corría incansablemente.
Estaba a punto de huir.
Paradójica mente cuando lograba poner distancia…èl aparecía delante de ella.
Saltó
O esos creyó, se movió espasmódica mente y despertó.
No se había caído, estaba en la cama, en su gran cama revuelta… el calor de la siesta se filtraba por la celosía , había un ulular de viento que presagiaba tormenta, aunque el sol inclemente parecía a punto de derretir el juego de jardín antiguo que había pertenecido a sus tías abuelas.
Espió por las hendijas.
Aumentó la velocidad del ventilador de techo… fue hasta la heladera, tomó el pote de helado y disfrutó un par de cucharadas refrescantes.
Volvió a acostarse…el cielorraso parecía más cercano que de costumbre.
Soñar la agotaba.
Era como volver a la cárcel de la que había escapado.
Era imposible que eso sucediera.
Para lo onírico nada era imposible.
Dio vueltas para un lado, para el otro, trepó nuevamente a la almohada…quedó mirando fijamente hacia la ventana y el reflejo de la sombra del árbol que se balanceaba con el viento.
Era el viento de  “los locos”… ese que le dicen “norte”….cuando soplaba, sus pesadillas eran aún peores…sabiendo eso trataba de pensar cosas placenteras antes de dormirse.
No siempre daba resultado.
Los demonios internos difíciles de exorcizar….tomó un libro del mueble antiguo que había a un costado de su amplísima habitación.
Una historia rosa con final feliz, leyó un par de capítulos cuando escuchó la campanita de la puerta de entrada, ¿quién podía ir a visitarla en una siesta semejante? Sólo una iguana.
Se levantó entre fastidiada y curiosa, caminó por el largo corredor y a través de los cristales esmerilados de la puerta de madera del frente vio una imagen que se movía, consultaba el reloj y volvía a hacer sonar la campana.
En el instante en que abrió la puerta él en persona, puso un pie adentro y de un tirón se hizo espacio para entrar.
Esa risa odiosa y sardónica.
Ella miró la luz encandilante que atravesaba el cristal y calculó los veinte metros que debía correr hasta llegar a las rejas del frente…” que alguien la ayude, que alguien lo saque… que se lo lleven por favor”.
_Qué hacès acá?.... qué querès? No podes venir y meterte en mi casa…. es mí casa, no hay lugar para vos._ le hizo frente con furia.
Ignorándola, caminó por el vestíbulo, con paso largo y antipático… sobrador, ostentosamente se sentó en el amplio sillón colonial, heredado por ella de sus tías también, cruzó las  piernas con gestos exagerados y con la sonrisa idiota sin moverse de sus labios.
Ella sintió la furia crecer dentro suyo, la ira le brotaba entre los dedos… le ganó al miedo y al dolor de todas las vejaciones sufridas a lo largo de tantos años.
_Salì de acà!!!!!...Basta, terminala!!!!!!!! Olvidate de mí, no existo más para vos… enfermo, perverso, bestia…._se enfrentó a él con toda la bronca de años acumulados…quiso tomarlo de la ropa y arrastrarlo hasta la calle, se sentía con la fuerza de una topadora y la risa de él era el combustible perfecto.
Al tironear con todo su vigor la camisa de él se desgarró y ella cayó al piso golpeándose contra la mesita ratona.
La caída provocó la sensación de sobresalto y al aferrarse al piso de madera, este se arrugó convirtiéndose una vez más en las ajadas sábanas que le indicaron que era víctima de su propio sueño.
Estaba sofocada, transpirada, agitada….aliviada también.
“Hasta cuando Dios mío… hasta cuando”, mil veces se dijo que no iba a dormir más su siesta cuando soplara el viento caliente y pegajoso del norte.
Después el sueño la vencía  y con él la bestia despertaba nuevamente.
“No puede hacerme nada más….no puede acercarse  a mí…todo terminó hace años”.
Miró el reloj, eran las cinco de la tarde de un sábado de primavera… fue a bañarse, se demoró bajo una ducha fuerte y caliente, se lavó el cabello también…. la toalla esponjosa la envolvió, abrió las ventanas, entró el sol pero ya no de lleno, la sombra del árbol le permitía un poco de reparo… puso música, llamó por teléfono a su amiga, arregló para ir a tomar algo fresco, se encontraría con las otras más tarde, si no llovía.
Eligió una solera fresca y sandalias bajas, tomó las llaves del auto… por un momento cuando giró hacia el corredor y las puertas de madera y cristal estuvieron frente a ella, la pesadilla la golpeó nuevamente… agitó la cabeza con un gesto de “fuera” y con paso determinado y firme, salió al amplio jardín,  entró a la cochera que era un anexo relativamente nuevo y luego de chequear que todo estuviera bien cerrado, aceleró y dobló la esquina sin mirar atrás.
No tenía sentido temerle a la casa, a las sombras o al viento… los fantasmas aún vivían dentro de ella.
Pero poco a poco había conseguido que la visiten menos asiduamente.

Patricia Figura, octubre de 2012

10 comentarios:

  1. Gracias a ti por compartir tu fabulación, ese viento de los locos si que es aliado de los demonios internos, de esos con los cuales cada quién debe de luchar y por supuesto uno debe de prevalecer sobre ellos. No es bueno vivir del recuerdo, y menos que todo el tiempo esten en nuestros sueños.

    Norberto Mendoza

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    1. gracias norberto por tu comentario! Realmente parece que estos demonios son asiduos visitantes de mentes atribuladas por el viento de los locos, a juzgar por lo que he leìdo en los comentarios de los foros literarios. besos.

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  2. Antonio Morales Carroz23 de abril de 2013, 12:48

    Disfruté tu relato ,Patricia.Leeré más sobre Freud y los sueños, así como de la mitología de Eolo.Felicitaciones por tu capacidad de cautivar al lector con tu siempre fina escritura.
    Antonio Morales carroz

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    1. Antonio, me encanta que un relato actùe de emergente para otras lecturas y desemboque en un laberinto de posibilidades literarias.

      gracias.

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  3. Hay cierta similitud en lo que escribimos, señora Patricia, siempre están los sueños. Me encantó leerla. Le mando un abrazo. Walter Quinteros (Ibarrechea)

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    1. gracias walter por tu comentario, me gustarìa leer algo tuyo. saludos

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  4. Creo que conoces el tema de abuso o violencia de genero... se entiende perfectamente ese trauma, casi, de Guerra. Gracias!

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  5. Ufff un tema no menor en nuestros tiempos. Los residuos de la violencia perduran y se convierten en "Fantasmas". No al maltrato!!!

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