domingo, 5 de junio de 2011

REUNIÒN FAMILIAR.

Reunión Familiar.

El salón estaba arreglado con amor, manos familiares y laboriosas habían unido trabajo y buen gusto para darle un toque festivo sin ser ostentoso ni demasiado recargado.
Frisos con fotos de todas las épocas, en blanco y negro, a color, donde prevalecía un revelado en tonalidades rosas y con un recuadro blanco en el que la impresión mostraba el mes y el año…. después, estaban las que pertenecían a los 90 ya sin bordes puntiagudos y finalmente las “sacadas” con la cámara digital.
Las tortas caseras de todos los gustos habidos y por haber, los infaltables alfajorcitos de maicena y las bombas de crema especialidad de una de las abuelas.
En los baños del lugar se habían colocado discretos ramitos de flores frescas y todo lo necesario para cualquier emergencia.
En la cocina las ensaladas eran sabrosamente condimentadas bajo la supervisión del “chef” familiar, catalogado así por ser quien siempre se encargaba de “probar” cada uno de los platos a degustar… todos esperaban su “veredicto”.
En la enorme parrilla los pollos se doraban bajo la mirada atenta del asador que con su vasito de vino siempre cerca apagaba los fuegos del calor abrasivo del lugar.
La música sonaba prometedora, una selección cuidada de los mejores temas de todos los tiempos hacía bailar como al descuido a todos los que iban llegando y se unían  en saludos, anécdotas y comentarios amables….el clima era más que festivo y cada uno tenía a su manera, la necesidad de un momento de paz y alegría…. Despreocupación.
A medida de que la noche avanzaba, las conversaciones abundantemente regadas, se hacían más estridentes, las risas eran espontáneas y contagiosas.
Y así esta fiesta, que era un poco de todos, se fue poniendo en marcha, había tiempo para preguntar por uno y por otro, para asombrarse de los cambios acontecidos en la vida de éste y de aquel, para emocionarse por nuevos nacimientos, bodas y la bienvenida a los novios que eran presentados a la familia en pleno…. Todos los pájaros de un tiro….pero con abrazos y besos, manos apretadas  y las cámaras de los más jóvenes registrando el momento feliz y compartido por casi cuatro generaciones.
A la hora del baile, entre todos “abrieron la pista” con los conocidos valses vieneses, comenzando por los octogenarios y seguidos hasta por los más chiquitos…. De ahí en adelante todo fueron luces, brindis y palabras emotivas…. cada uno quiso dejar reflejado lo que la gran familia representaba en sus recuerdos de un ayer que relatándolo no parecía tan lejano, alguna voz temblequeó al recordar a los que ya no  estaban físicamente en el festejo, pero formaban parte vital en ese grupo que  partiendo de un sólo tronco llegado hacía casi un siglo y medio atrás, dejando toda una historia en el viejo continente para venir a “hacerse la América”, se fue ramificando, creciendo y fortaleciendo .
No faltó el que aprovechó la ocasión para limar asperezas con otro, para prometerse una visita que con el ajetreo de la vida quién sabe si llegaría o no… pero la intención estaba.
De a poco los más grandes se fueron despidiendo, con la antigua y encantadora costumbre de saludar a todos uno por uno y algunos con hasta dos besos… uno en cada mejilla.
Se acompañaba hasta la puerta, se buscaban los autos para que los mayores no tomaran frío, los bebés compartían tías y abuelas para que los padres pudieran bailar hasta descalzarse y regresar a cargar las pilas con el trasnoche de pizzas y empanaditas.
Pero la noche se estaba despejando…el salón parecía más grande porque iban quedando menos… había sido una buena idea juntarse todos…por suerte hasta los de más lejos habían sido de la partida.
Fue algo para recordar, para atesorar…sería bueno que no se pierda, que se repita…que la familia se reúna para festejar y no para despedir a sus seres queridos.
Fue una experiencia nueva.
Fue una experiencia feliz.
Las familias tienen eso…temperamentos diferentes, emociones dispares, elecciones encontradas…pero un mismo tallo para distintos brotes y eso da la sensación de pertenencia, de historia compartida, de seguridad… en definitiva … la sensación de que no hay nada más grande ni más importante que sentirse “en familia”.

Patricia Figura, junio de 2011

2 comentarios:

  1. Muy bueno Patricia, y muy real... Siempre nos juntamos, queda feo decirlo pero es así, para funerales, o en otras ocasiones solo para Navidad. Me gustó mucho eso de que todos somos brotes de un mismo tallo!!! Te felicito! Sonia Pepe

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  2. QUERIDA AMIGA ,me hiciste llorar , casi no llego al final con mis lagrimas anudadas en la garganta , lo lei en mi programa el lunes a la noche . Patricia Yorye

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