Cuentas
Pendientes.
Por lo general no le gustaba pensar en lo que no había
hecho, en lo que fueron metas deslucidas en el tiempo, en lo que probablemente
no haría, pero un recuerdo fugaz de la
adolescencia capturó esa parte cuidadosamente oculta, disimulada tras un
listado diario de ¿obligaciones? como madre, esposa y también profesional.
Siempre
faltaba algo que se completaba maravillosamente en su mente.
En la etapa de los diez años era una excelente
patinadora, recostada en el sillón gigantesco del living poco transitado de su
hogar, ponía sus discos preferidos una y otra vez durante horas, los repetía hasta
el cansancio, mientras ella con su imaginación
creaba coreografías casi impracticables en esa disciplina.
Pero
jamás fue a patín.
Su madre sencillamente tenía miedo de que se
lastimara, “entretenete con otra cosa menos peligrosa”…. demasiados horarios
tengo todo el día para agregar uno más.
En la primaria, soñaba
con ser “la nena linda del grado”, cada año al volver de las vacaciones tenía
la esperanza de que notaran sus ojos expresivos, el brillo de su cabello, su
sonrisa permanente, que se lo comentaran, ser a la que los chicos le pedían “arreglo”.
Pero
siempre le tocó ser la inteligente, la que leía y hablaba bien, esa alumna que las maestras siempre tenían a mano
para colaborar en el aula, mientras otras compañeras pasaban papelitos con
declaraciones amorosas de los varones, o salían a pavonearse en el recreo para
mirar a los chicos del aula de al lado.
Entrando
en la adolescencia, una cierta seguridad le ganó un puesto casi de honor entre
sus compañeros,
sabía que se había desarrollado muy bien, delgada, menuda, ayudaba a los demás en
los trabajos prácticos, sobre todo en las materias odiadas por la generalidad,
le encantaban las reuniones en grupo, ir al cine los sábados a la tarde con su
grupo, hacer los pic nics de la primavera junto con todo el curso no tenía precio…claro, que la parte secreta, la que se
desarrollaba febrilmente durante la vigilia jamás la abandonó…ahí y hasta
entrada la madrugada, ella pasaba a ser la reina de una elección de belleza, la
modelo que descubrían accidentalmente en la playa, la seleccionada en un
casting para una película con algún grupo musical de moda.
Daba por sentado que toda esa cornucopia de
experiencias pertenecían solo a sus fantasías, jamás se le ocurrió que podía luchar por conseguir algunas de esas
ensoñaciones…. pertenecían a la almohada, a determinada canción, al silencio…a
ella.
A medida que pasaba el tiempo, e iba cumpliendo
etapas, las fantasías tenían épocas…cuanto
más presión vivía en la realidad, mayor era su escapismo, soportaba los
embates solo por evasión…muchas veces su
familia la encontraba con la mirada vidriosa perdida en un punto, quieta, extática.
¿Cómo explicarles que estaba frente a un público que
ovacionaba su actuación en un teatro con localidades completas? ¿O que estaba
desfilando con gazas que flotaban alrededor de sus piernas en una pasarela
interminable frente a la mirada incrédula de sus ex compañeras de primaria? Que
esa declaración amorosa tan ansiada a los dieciséis del chico lindo de la
clase, por fin llegaba a sus oídos provocándole un nudo en el estómago?
No, imposible, eso era parte de su intimidad, la
parte inviolable de su ser, su esencia, su fuerza, sus pilas….era en lo único que
se sentía mezquina, cuando su mundo perfecto la envolvía y dejaba afuera a su
familia.
Buscaba la descarga física.
Iba a aprender salsa, a caminar, a pintar sobre
telas con un grupo muy variado de mujeres, trabajaba, se ocupaba del hogar, de
su orden y dirección.
Vivía etapas de mucho sexo con su marido, alternadas
con otras de un distanciamiento casi
glacial.
Estaba
acostumbrada a esta doble vida.
Era
casi imposible extirpar alguna de las dos.
Se
nutrían mutuamente.
Se
sostenían.
Se quedó analizando a su pesar, si en realidad eran
cuentas pendientes, si hubiera cambiado su vida por otra, por alguna de esas
mujeres en las que se convertía recurrentemente.
Sabía la respuesta de antemano.
No quería esfuerzo extra, sacrificios,
frustraciones, caídas, renuncias, dolores ….en su mente era la mejor en
cualquier disciplina, la sonrisa que se dibujaba en su rostro cuando se
entregaba a “soñar” era la mejor batería que podía pedir su organismo…. Volar la ayudaba paradójicamente a mantener
los pies sobre la tierra, a nutrir su alma para cumplir con la parte difícil cuando
la vida la ponía a prueba.
Se estiró como un gato, satisfecha, su marido
acababa de cerrar la ducha, había estado mirando insistentemente su short
veraniego y haciéndole comentarios halagadores durante toda la cena…él no
disimulaba lo que ella le provocaba, los ojos se le volvían pícaros cuando al
pasar mientras ella iba de un lado al otro haciendo las cosas, aprovechaba para
acariciarle alguna zona reservada a la intimidad de ambos.
La puerta se cerró con llave y por un rato la mente
de ella también…. Más tarde, cuando la respiración regular de todos indicara la
hora del sueño, ella se entregaría por un rato a recibir los aplausos y honores
de su público, la medalla de oro en alguna pista de patinaje…. O una tardía declaración
amorosa que la hiciera sentir en las nubes antes de volver a aterrizar en su
hogar.
Patricia Figura, febrero de 2014
Buenísimo, cada quien la rema como puede!!!
ResponderEliminarya lo creo....mientras la imaginaciòn no paralice a la acciòn.
EliminarComo siempre da gusto leer lo que escribes. Gracias por compartirlo.-
ResponderEliminargracias!!!! me encantarìa saber quièn sos.
Eliminaresa doble vida que se tiene si no aceptas la tuya o no luchas por realizar tus suenos. Muy bien detallado
ResponderEliminary si, Moni.....la fantasìa puede ser màs CÒMODA que la realidad!!!!! gracias por estar siempre de paseo por mi blog.
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