TANTO TIEMPO….
Lo
miraba de lejos.
No habían cruzado los ojos por el momento y ya hacía
un buen rato que lo viera llegar.
Dudaba entre acercarse o no.
Estaba tan cambiado….
Pero
indudablemente era él.
Cruzó la calle con andar elástico, casi felino, parecía
como si todo en él fuera “como al descuido”…pero tan en armonía que podía sospecharse
todo lo contrario.
O
bien, se conocía a sí mismo.
Mucho.
Era
seguridad.
Autoestima.
Hombros anchos, algo encorvados, con el cabello
lacio y algo largo que lejos de quedar desprolijo, lo hacía más personal aún.
Atardecer de verano, parador tranquilo, con olor a
madera lustrada, luces amarillas que daban sensación de calidez, de paz….lejos,
casi en la arena los juegos infantiles mantenían a la gente menuda lo
suficientemente apartada como para que los adultos se entreguen a charlas
tranquilas.
Ella estaba con su familia, y otras parejas amigas,
lugar casi obligado porque los hijos se entretenían sin molestar.
Su
escrutinio no pasó desapercibido para nadie, menos para su esposo.
Puso
cara de póker, como de “estar mirando sin ver”.
Y se engancho con la conversación de los que estaban
más próximos a ella.
Los temas iban y venían, que el asado en la quinta
el domingo, las vacaciones, las obligatorias dietas, los electrodos, las cremas
milagrosas y toda la cornucopia de pociones mágicas para borrar las huellas de
meses de gustosa alimentación.
En su línea visual, él reía con su grupo, carcajadas
abiertas, francas…. Algún susurro en el oído de su acompañante ¿habrá llegado
con él? No la vi. Estará casado? Tendrá face?.
Increíblemente
nunca lo había buscado.
Ceguera
voluntaria, escape mental, cobardía….imposible definir, pero nunca se había fijado
si él estaba “on line”.
Muchos años atrás habían trabajado juntos durante un
tiempo en el comercio mientras ambos terminaban de estudiar.
Se llevaban bien.
Conversaban
todo lo que el trabajo les permitía….y más.
Compartían alguna merienda, o parte del trayecto
caminando hasta tomar cada uno su rumbo.
Si bien era simpático y tenía buen trato con los
clientes en general, era absolutamente
reservado y ambiguo con su vida personal.
Ella extrovertida y con pocos límites verbales, mantenía
el dialogo todo lo arriba que podía, algo la atraía….no sabía explicar qué, en los ojos, en la mirada más precisamente, parecía limpia y sin embargo tenía la sensación
de que ocultaba mil historias que ella ni siquiera se planteaba.
De novia, ,se sentía como que no veía más allá de su
nariz y el ¿machismo? de su par no ayudaba para crecer, por momentos parecía más una dictadura que un noviazgo… en los
ratos libres, buscaba consejo en su amigo, que con esa sonrisa que jamás perdía,
casi burlonamente, le hacía buscar las respuestas que su comodidad le impedía ver.
Criada entre algodones, con aires de independencia y
mucho de falso conservadorismo ella era la típica novia para presentar a padres
y amigos….educada para ser socialmente correcta, le parecía que trabajar y
estudiar era “lo” vanguardista.
Algo
no le cerraba en su noviazgo.
Toda la alegría, sensualidad, desenfado y brillo que
sentía frente a su compañero de trabajo, parecía marchitarse tímidamente frente
a su pareja.
Él con paciencia la escuchaba mientras acomodaba mercadería,
desarmaba una vidriera o trasladaba pedidos a otro local, ella siempre se ofrecía
a acompañarlo, adoraba esos momentos donde se hablaba “como adultos”….tocando
temas que con otros se hacían difíciles.
Una noche en que se habían quedado ordenando todo y
preparando el cambio de temporada, él trajo un par de sándwiches del bar de
enfrente con cervezas heladas, estaba
agotada pero tranquila, cómoda…satisfecha.
_Es raro lo que me pasa con él…. lo quiero, nos
vamos a casar cuando nos recibamos, la familia me adora, soy una hija más_
miraba un punto fijo y hablaba con entusiasmo, era como el perro que persigue
su cola, daba vueltas al asunto sin ver el nudo.
O
sin querer verlo.
Estaban apoyados contra una de las paredes,
descansando, la parte interna del mostrador les ofrecía un refugio, si bien a
esa hora ya nadie quedaba en la zona…y tampoco había la delincuencia de hoy en día
_Es como que él es muy apasionado, demasiado
cariñoso...mmm no, no es eso, yo también soy cariñosa, le escribo cartas, le hago
dibujos, le regalo chocolates…pero es como que…. No sé, no puede quedar todo en
la ternura, siempre hay que seguir más…¿entendès?_ él la miró medio de reojo, y
se llevó la bebida fresca a la boca sin decir una palabra._ Es prácticamente mi
primer novio, pero con todo lo que me
quiere, todo lo que me demuestra, lo que hace para que podamos vernos…. pero…. hay algo que siento que no está bien, tengo la sensación de
que yo debería sentir algo que no sè que es y no siento._ quedaron en
silencio con la música del local que jamás se apagaba por toda compañía.
Casi sin que ella se diera cuenta él le pasó su
brazo por los hombros, lo miró de frente y no vio ni la mirada risueña, ni la
risa burlona, ni la santa paciencia que lo caracterizaba…los ojos fijos le provocaron un nudo en el estómago que jamás había sentido
y una vena que no tenía idea de tener le latía muy fuerte a la altura del
cuello.
No hubo la mínima consulta en esos ojos
desconocidos, se acercó y la besó sin suavidad ni delicadeza, en segundos
estaban uno sobre el otro y las manos de él no iban a ser tan fáciles de
detener como las de su novio.
Nunca
jamás en todo su noviazgo había tenido la necesidad de apretarse tanto contra
alguien, como si quisiera incrustarse en la otra persona, intentó acallar todas
las voces que le decían que se fuera mientras todavía podía…. Pero era
imposible.
Ya no era el compañero complaciente, que la trataba
como a una hermana menor, que la aconsejaba y reía a carcajadas con sus
ocurrencias…. Se sentía en manos de un gato, una pantera, oscuro, con los ojos
brillando en el resplandor de la calle que hacía las veces de iluminación…. Jamás lo imaginó tan fuerte, tan seguro,
tan varonil… tan ávido y nada paciente… “no tengo idea de las personas” “¿por qué
me sentí siempre tan segura con él?” “Entonces es cierto que esto es así????” “No
eran cosas de novelas baratas como me dice mi novio”
_Cortamos acá?_ apenas lo escuchó, la voz ronca,
firme, cascosa, lo miró sin entender a qué se refería, cómo podía hablar de
terminar lo que casi no había empezado?.
Quería decirle que NOOOOOOOO, pero estaba muda, no
le sacaba los ojos de encima, pero no podía contestar…. Sus brazos rodeando la
cintura de él eran respuesta más que
suficiente, sus piernas entrelazadas….pero no podía hablar.
_ Dentro de una hora vas a estar llorando culposa, sintiéndote
casi una cualquiera y yo no te voy a soportar!!!!..._ le sonrió intentando
alejarse, pero ella lo retuvo no quería dejar de sentir eso tan nuevo y
diferente_ Vos tenías algunas dudas en tu relación con tu eterno novio,
inseguridades, algo te sonaba raro o mejor dicho “no te sonaba en absoluto”…. Bueno,
en parte la respuesta ya la tenès….la duda te la sacaste, hay otra cosa, existe
la pasión, la piel, las ganas, el sexo urgente….y estás mitad aterrada y mitad
esperando los fuegos artificiales…pero eso es otra cosa…. Seguir ya sería “abuso
deshonesto de mi parte”_ se rió le dio un beso en la mejilla y se obligó a apartarse de ella que todavía seguía muda
y mareada como si estuviera en una calesita.
_Vamos, ya es tarde, te llevo en la moto hasta tu
casa_ le extendió la mano para ayudarla a levantarse._ yo no me voy a casar con
vos por tener sexo, no me voy a poner de novio y ni siquiera estoy seguro de
que me interesen SOLAMENTE las mujeres…así que tomalo como una experiencia
¿esclarecedora?...te toca a vos seguir con tu correcto noviazgo o ir por lo que
te mereces, con la persona que sea, cuando sea._
El
sonido de la bandeja del mozo al retirar los platos la trajo a la realidad.
Vio que en la mesa de él alguien llevaba una torta
gigante y cantaban el feliz cumpleaños, era un grupo variado y parecían divertirse
mucho…. Quería que él la viera, los años habían sido más que benévolos con
ella, le gustaba la imagen que le devolvía el espejo…hacía años que había abandonado
la pacateria y se animaba a llevar ropa seductora y a jugar con su aspecto.
Se levantó como para ir al toilette y dio la vuelta
por el otro lado, para pasar delante de su mesa, quería saludarlo, un “tanto
tiempo”… le debía mucho, no se daba idea de cuánto… tal vez de no ser por él y
esa noche de a dos, se hubiera conformado con un matrimonio desapasionado,
frustrante, aburrido, pero seguro y tranquilo.
Él
sintió su mirada y el andar firme de ella y recostándose en la silla dibujó esa
media sonrisa tan característica y fue como si los años no hubiesen pasado.
Patricia Figura, octubre de 2013
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