Amores
Pagos…
Caminaba apurada, con pasos cortos, sus piernas
regordetas no le permitían hacerlos largos
y elegantes.
Tenía muy buen porte, le gustaba la ropa, buscarla,
reformarla, darle un toque personal con algún detalle único, de ella, irrepetible.
Su cabello mucho más corto que en su lejana
juventud, brillaba bajo el sol.
Perfume exquisito, de esas líneas de cosmético por catálogo,
que vendía desde hacía años.
Siempre
fue inquieta y pasional.
Oveja negra de una familia tranquila, prejuiciosa y
conservadora.
Siempre estuvo presente para todo el mundo… a su
manera, claro.
Matrimonio temprano, casi adolescente, engaños,
promiscuidad, hijos adorados, divorcios, malos ratos, amantes.
Caros,
de esos que se autotitulaban “maridos”… por ende estaban en “su” casa, comían de “su”
comida y vivían de “su” sueldo mientras esperaban que se les diera alguno de
los prometedores negocios en los que se embarcaban, se vendiera la casa que había
sido del matrimonio anterior, vendieran el auto, se pusieran al día con las
cuotas alimentarias, consiguieran un trabajo fijo… y así, año tras año, uno
tras otro sostenidos por su ingreso que no era malo pero que estaba desbordado.
Divertida,
coqueta, nerviosa… últimamente muy nerviosa, angustiada por momentos.
Quería viajar.
Quería salir a bailar, con gente de su edad y que
tuviera su misma onda.
Casi no las había, o no estaban en su entorno.
Los
problemas familiares la agotaban.
Se
hacía carne de todos, si bien eran todos mayores, para ella no…las mochilas seguían
colgando de su espalda.
Se registró en dos o tres foros de solas y solos.
Más de lo mismo.
Viudos acostumbrados a ser atendidos, cuyas hijas y
nueras no estaban dispuestas a seguir las costumbres serviles de las esposas de
antaño.
Divorciados sin una moneda, buscando acollararse sin
pagar alquiler, ir en auto sin gastos de combustible y que contaban con poco más
que lo puesto.
Solterones que no iban a dejar a la “vieja” a esta
altura cuando la pobre no embocaba uno de toda la batería de remedios que tenía
por día.
Y los casados
de siempre.
Fue a aprender a bailar tango… pero no era
naturalmente una “percanta” y no le cuadró.
Conversando con una de esas amigas que se encuentran
casi por casualidad una vez al año y que prometen verse o llamarse más seguido,
le contó su pesar, su frustración, no servía para estar sola, aún en los
cincuenta largos ¿seguía en los cincuenta?....
su sexualidad era demandante, sus necesidades estaban a la orden del día…y la imposibilidad
de resolverlo la tenía malhumorada, triste, enojada.
_Por qué no hacès como yo?_ le dijo enigmáticamente la
otra en la cola del banco donde cobraba su pensión por viudez.
_ Y qué hacès? No me vengas con juguetes o esas
estupideces que te dice la Rampolla porque ya nomás te mando a vender
almanaques_
_¿Qué juguetes? De carne y hueso!!!!! Yo soy a la
antigua, no me vengas con el plástico_ se rieron las dos por lo bajo dando una
ojeada alrededor por si estaban quedando medio sordas y hablaban fuerte.
_Esto queda entre nosotras…me entendiste? Mira que
si se entera mi nuera es capaz de no dejarme ver a los chicos._ el tono
conspirador mientras iba avanzando de lugar y se alejaba de los que en el zigzag
azul quedaban al lado, aburridos intentando pescar alguna conversación interesante.
_Pero vos sos loca! A quién le voy a decir! Pero contame
porque nos va a tocar y yo tengo que ir a buscar a mis nietos a la colonia.
_Tengo un gigoló_ los ojos se agrandaron y redujeron
en dos segundos mientras lo decía, su ceja se levantó al mejor estilo “novia de Roger Rabbit” ( o como se escriba).
_ Un QUEEEEEEEEEEEEE? _ ante el codazo de la otra cerró
la boca.
_ Un amante… es uno fijo, lo llamo cada quince o
veinte días, depende como ande con los gastos…. Viste que no es barato, pero por lo menos sé lo que me va a salir,
viene, hace TOOOOOODO LO QUE TIENE QUE HACER Y MUY BIEN…. Nada de estar levantándole
el “espíritu” yo primero….es un profesional_
_Y de dónde lo sacaste?_ la cosa empezaba a
interesarle.
_ De una despedida de soltera de la hija de una vecina
mía, de toda la vida, “repartió” tarjetas, es limpio, educado, brasilero,
conoce muy bien su trabajo, es atento…que querès que te diga, después de mi
marido, tuve dos “parejas” por decirlo de alguna manera, con los dos quedé con
el recibo de sueldo al rojo vivo, laburaba todo el día como una negra, dentro y
fuera de la casa, nunca quedaba un mango para salir… y en la cama, bueno, eran
hombres grandes, preferían mirar la tele…_
Mientras asentía, conociendo ese tipo de historias a
la perfección, la idea le quedó picando en su antigua y traviesa mente.
Les tocó el turno a ellas en sendas ventanillas.
“Por lo menos sabès cuánto te va a salir” , esa
frase resonaba en su mente mientras manejaba hacia el club por donde debía buscar
sus nietos para darles el almuerzo hasta que su hijo saliera de trabajar y los
busque.
“Hace todo lo que tiene que hacer”… y después se va,
listo, cero deudas, cero compromiso, cero recibo de sueldo presentado para
sacar sus créditos, cero ronquidos a su lado, cero sentirse sola estando
acompañada.
“Por qué no?” “A quién le hago mal?”, “Estoy cansada
de los clavos o los casados, en definitiva ninguno sirve para salir, pasear, ir
de viaje, unos por secos y otros por comprometidos”.
Igual, estaba acostumbrada a una pareja, por
despareja que lo fuera.
A llegar a la casa y saber que no estaba sola.
A que mientras la cosa fuera bien, ella decía “mi
marido”, era de otra época, la escolta era una necesidad, aunque le terminaran
provocando cansancio y molestia… era el círculo del que no podía salir.
De todas formas agenda en su celular el teléfono que
le pasó la amiga, “_decile que yo te di su número… después charlamos, me lo vas
a agradecer toda tu vida”.
Bajó rápido,
era una andanada de autos y transportes escolares estacionados de cualquier
manera.
Caminó con pasos cortos como le permitían sus
piernas regordetas, los vio que le hacían señas tres caras sonrientes con sus
mochilas veraniegas a cuesta.
Les hizo señas y fueron corriendo a su encuentro.
Todos se peleaban por contarle las novedades del
dìa, por preguntarle què había de comer, por mostrarle el trabajo que habían hecho
con el profe de recreación.
Subieron al auto, encendió el motor, el aire… se dirigió
a su casa, todavía riéndose internamente de la conversación con su amiga.
Solo que ya no le parecía tan loca la idea.
Quién sabe…quién sabe.
Patricia Figura, febrero de 2013
Es una alternativa más para estas y tantas mujeres solas...
ResponderEliminarMucho no puedo opinar , ya que no viví situaciones como las planteadas , pero ...de una cosa estoy segura , no buscaría una persona que me satisfaga sólo físicamente , ...lo pienso y digo No , aunque hay muchas que si lo hacen y lo consideran algo natural ...
si, hoy pienso igual.... no se que pasarà por mi mente dentro de treinta años, pero si de joven no creì en el sexo sin compañerismo, creo que menos cuando me haga mayor.
ResponderEliminarOpino igual, no sabría tener sexo sin amor, al menos de mi parte! Pero... como bien dicen también, habría que estar en sus zapatos.
Eliminarviste Susi.... hay para todo, me convencì leyendo los comentarios en los foros literarios. besitos.
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