Conversación Ajena… Celos.
Debe ser la cuarta, o la quinta, conversación ajena,
claro, ya no recuerdo.
Mientras preparaba un almuerzo liviano en casa, para
poder ir al club con las nenas y sus séquitos de amistades, escuchaba el
noticiero con toda su cornucopia de asesinatos, violaciones, tragedias varias y
aumentos.
Anunciaron una entrevista a Stamateas, hablando de
celos y me enganché con las bromas que se hacían los periodistas entre sí.
El
licenciado fue muuuyyyy clarito.
Los
celos jamás significan amor, nunca bajo ningún concepto.
Significa
posesión, apropiación del otro, transformándolo de sujeto en un simple objeto.
Significa
inseguridad, no aceptar la libertad del otro más allá de que fue esa misma
libertad la que los unió.
Sacando de lado el celo ocasional que incluso puede
ser muy divertido en una pareja, ese que en realidad es un halago.
Me quedé pensando en la nota que fue clara y por
supuesto mucho más extensa que mi comentario, sobre todo porque hizo hincapié en la
adolescencia y el error casi permanente de confundir celos con amor “me cela
porque me ama”, “es porque me quiere”… exactamente, te QUIERE, para ella o para
él.
Mientras tomábamos la autopista santa fe /rosario, íbamos
charlando con mi hija mayor y mi sobrina sobre el tema porque también lo habían
escuchado.
Cada una dio su opinión…adolescente… sus puntos de
vista, sacamos algunas conclusiones y después pasamos al tema de las carreras
que iban a seguir a fin de año cuando tuvieran que despedirse definitivamente
de la secundaria.
Llegamos a la extensa entrada sombreada de árboles
añosos, la vista ya se tomaba su descanso entre tanto verde y cielo, solo se
escuchaban los pájaros, la pileta casi vacía, solo un matrimonio en la parte
playa y una parejita muy joven en sendas reposeras.
Por
supuesto en un segundo estábamos en el agua deliciosa, dejándonos llevar,
conversando apenas, reposando con mi amado flota flota cuando las voces
comenzaron a alzarse, el tono decididamente era de discusión, airado, casi
furioso.
Nos
miramos entre nosotras, la más chiquita hacía sus zambullidas y eso apagaba un
poco la “nitidez del sonido”.
_Basta! Basta!_ decía la chica, era imposible no
escuchar_ Me tenès harta, no te quiero escuchar más_
_Pero yo quiero que hablemos!_ decía él_ Pará un
poco, escuchame_ intentó agarrarle un brazo y ella lo soltó de un manotazo, delgadísima
y súper bronceada, tobillera blanca al igual que el corpiño de su bikini más
que diminuta.
_Todo el tiempo intenté hablarrrr… no se puede, con
vos no se puede!!!!! No sé a quién viste en el facebook, yo a él no lo tengo._
se sentaba para mirarlo como si de esa manera pudiera taladrarle el cerebro y después
se volvía a recostar.
_Yo vi el comenta…._ mi hija menor se acercó a preguntarme
qué pasaba y el ruido que hacía con sus juegos, más el viento que soplaba en
otra dirección, no me permitía escuchar.
Mi sobrina y mi hija mayor que estaban más lejos me
hicieron señas como de ¿qué pasa?, me encogí de hombros y seguí con mi dulce
flotar a donde la brisa quisiera llevarme.
Llegó una de mis amigas, me saludó desde el borde
donde acomodó toda su mudanza de bolsos, pelotas, termos, masitas, toallas, etc
y me señala con la cabeza porque ya la parejita parecía a punto de matarse,
ajenos a todo su entorno.
_A dónde no te dejo ir? A dónde???? Nunca te dije
que no salgas con tus amigas, nunca…_ estaban enfrentados, jóvenes, hermoso,
tristes, enfurecidos, lastimándose sin tregua, alejándose inevitablemente con
cada palabra pronunciada…dejando de lado el límite verbal que jamás deberían perder.
_Callate… cállate..basta, cállate_ decía ella a los
gritos mientras comenzaba a vestirse con un short de jeans y una musculosa muy
suelta.
_Espera un poco, por favor, hablemos, espera…_mientras
él intentaba tomarla de una mano ella lo soltaba, enceguecida…juntó sus cosas y
con todo puesto de cualquier manera comenzó a caminar hacia la salida del solárium.
_Cómo te vas a ir? Espera que mi hermana termine la práctica
y te llevo._ a esta altura el tono era de súplica.
_Lo llamo a mi papá, salí, soltame, a mí no me ves más…vivo
mal, me tenès cansada callate! Callate! No
te quiero escuchar!!!!!!! Siempre arruinàs todo._
En punta de pie con mi amiga y mis hijas vimos como
se iban para el lado de los sanitarios y duchas.
Las mayores nos quedamos comentando le típica escena
de un noviazgo celoso propio de adolescentes que no confían uno en el otro.
Las adolescentes se fueron a ocupar las reposeras
que habían quedado libres y prepararon tereré mientras se reían de la escena
compartida.
Y la menor dejó en claro que “ni loca tenía novio”.
Más tarde, nos sentamos a tomar unos mates riquísimos,
le comentamos a otra de las chicas que recién llegaba también con hijos y
enseres, compartimos nuestras propias anécdotas adolescentes, nuestros shows y
todo lo que inevitablemente te enseña el paso del tiempo, cuando los vemos
salir de los vestuarios, de la mano, sonrientes, conversando supuestamente con
la hermana de él que terminaba de entrenar y luego de una ducha refrescante se
zambulleron en la pile para continuar
con los arrumacos.
A estas alturas, las chicas nos mandaban mensajes
tipo “láser” y se reían mientras hacían una sesión de fotos que después lógicamente
subirían al face y la más chica, la fotógrafa, vino corriendo, cámara en mano y
me dijo “viste que se amigaron? Están re locos”…. Y se fue volando a capturar
la hermosa sonrisa de su hermana mientras se tiraba al agua haciendo piruetas.
Por supuesto que todo quedó en anécdota, los
tortolitos siguieron con sus demostraciones amorosas, colgados al cuello y con
esos besos tipo transfusiones propios de los diecisiete, en público y bien
ostentosos.
Ay! Los celos… como decíamos con una de mis
amigas de la adolescencia…”son cierto temor, tal delgado y tan sutil… que si no
fueran tan vil, podrían llamarse amor”.
Lo
habíamos sacado de un libro de citas célebres.
Pero ahora, a los cuarenta no podemos disfrazarlos
de nada, son malsanos, cercenan, lastiman, hieren y alejan…sólo sirven para cortar las alas del plumaje que nos enamoró, para
alejar a quien voluntariamente se nos acercó.
Para
enfriar a la persona que con el corazón ardiente, vino a ofrecer su mano para
acompañar la nuestra.
Pero claro, una vez más sostengo, no hay una vida
para ensayar y la otra para vivir, hay muchas personas que aprenden de entrada,
a otra les cuesta horrores… y lamentablemente hay otras, que no aprenden jamás.
Patricia Figura, enero de 2013
Me encantó, como siempre, y estoy ensayando... a ver si me sale.
ResponderEliminarCreo que los tenès bastante a raya... a los celos, a los mellizos no jajajja.
Eliminarlos celos son malos consejeros!!!!! la vida de pareja, de familia, de amistad, se basa en la confianza.... a veces nos traicionan, pero bueno, de esa traición, también se aprende. besos Patricia!
ResponderEliminarentonces, ahì, màs que celos serìa indignaciòn. gracias Graciela querida.
EliminarAna Maria Regunega Siempre me sorprende favorablemente esa facilidad con que escribis situaciones cotidianas , pero les das un toque que las hace en extremo atractivas..iba leyendo y me trasportaba a la pileta , hasta podia ver a esa parejita celandose , y luego volver a amigarse ... Celos adolescentes , celos maduros , ojala aprendieramos de estas experiencias para el dia de mañana evitar estos problemas y actuar sabiamente .muchas frases quedaron en mi , pero esta , con la que concluis el cuento es excelente"Pero claro, una vez más sostengo, no hay una vida para ensayar y la otra para vivir, hay muchas personas que aprenden de entrada, a otra les cuesta horrores… y lamentablemente hay otras, que no aprenden jamás.". Gracias Patricia ,
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