Con Gajos de Realidad.
¿Cómo puede ser?
La sensación de “inconcluso” seguía firme en su espíritu
mientras los miraba a todos.
Algo
no cerraba.
O el tiempo.
O el espacio.
O ellos mismos.
Sin
duda el tiempo había pasado.
Eran los mismos por dentro.
Más
grandes en todo el sentido de la palabra por fuera.
Había como una gran kermesse y ellos festejando algo
¿la primavera? ¿Recaudando fondos para el viaje de fin de curso? ¿Las clases de
música o dibujo al aire libre?
En
parte parecía un circo….había que preparar algo.
Como las obras de teatro que hicieran otrora, en la
adolescencia.
Como los desfiles, donde los defectos físicos no
importaban…los complejos se hacían a un lado…. Se pisaba firme y se salía al ruedo….todo fuera porque la cuenta común
se hiciera un poco más gordita.
Después de los aplausos para uno de los grupos, llegó
un desafío más, debían representar a una pareja a punto de divorciarse frente a
una jueza en la primer audiencia. Mientras miraba a uno de sus compañeros que
se reía a carcajadas con otros del grupo una pregunta vino a su mente ¿Cómo puede operar si adeuda materias del
secundario todavía?
¿Todos debemos materias? ¿Pero si yo me recibí…. Tengo
el título… ¿qué está pasando? No podía apartar los pensamientos, no podía entregarse
a la escena que veía sin replantearse todo.
Los
encargados de relatar la prenda dispusieron un escritorio en el medio de la
rueda hecha de compañeros, se eligieron dos para que representen a la supuesta
pareja a punto de romperse….una cosa era verlo y otra luchar contra la sensación
de irrealidad que todo le provocaba.
La “pareja” se puso de acuerdo en seguir una especie
de libreto rápido, con los típicos comentarios que pueden producirse en una
audiencia de divorcio, los motivos que los llevaron a ese punto, todo entre risas, carcajadas, bromas….como
siempre fue entre ellos.
Los que dirigían el juego les hicieron señas de
que era su turno.
Y algo pasó.
Comenzó
a hablar ante una jueza que no era una de su grupo, se parecía a la que llevaba la contabilidad de todo
lo recaudado…..pero era mucho mayor, el alma de su compañera brotaba con voz de
dolor, de angustia, de impotencia…habló de amor, de desencanto, de haber creído
en él.
Quién representaba al marido en cuestión la abrazó
fuerte, mientras el auditorio emocionado no entendía nada de lo que estaba
pasando.
Solo escuchaba el “va a estar todo bien” que él le susurraba en un abrazo compañero, sano,
limpio, de amigos.
Una nube barrió con todo.
La función se tenía que suspender por orden de una
de las profesoras.
Y
aparecieron en una cocina grande, acogedora, con la mirada benigna de adultos
que ya no estaban.
¿Cómo puede ser? ¿Es una revancha? ¿Entonces sí
existe la posibilidad de ensayar una vida para pasar en limpio otra?
Él se acercó
y le dijo con una sonrisa “ya está, no pasa nada”, “pero vos seguís enganchado con tu ex” mientras con los ojos su
compañera decía “no me mientas” él solo sonrió.
Era
algo inverosímil la combinación….jamás se los hubiera asociado.
Ella los miraba desde afuera, aunque estaba en el mismo lugar… ¿porqué podía sentir lo que ellos sentían?
Algo iluminó la habitación.
Repentino,
fuerte…fugaz también.
Escuchó la lluvia caer con fuerza en el patio de baldosas
que precedía a su dormitorio.
El aire acondicionado era apenas un zumbido fresco…se
arrebujó en las sábanas junto a su marido que descansaba ajeno a la tormenta
que se estaba preparando afuera….la presintió y como una coreografía perfecta
la acomodó a su cuerpo como cuando se encontraban a la madrugada en las vueltas
del sueño.
¿Qué
significaba todo?
Había mezcla de la charla de la tarde con sus amigas,
los comentarios sobre sus propios abuelos a los que tanto extrañaba, la sensación
de angustia de su hermana de la vida ante todo el movimiento que un posible
divorcio podía acarrear.
La
sensación real de materias pendientes.
El grupo al que asociaba a la alegría, la música, el
baile, lo sano, lo seguro lo incondicional más allá de los años transcurridos.
Sintió que su esposo se estaba despertando… después de
todo una madrugada lluviosa era un buen momento para amar, aunque las telas de
araña que atrapaban disparatados sueños, siguieran habitando en su mente.
Patricia Figura, febrero de 2015
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