CAMBIO DE PLANES
Idas, vueltas, idas, vueltas…..pensar en círculos, vivir en círculos,
soñar en círculos, llorar en círculos…. Con la incapacidad visceral de fijar
una meta y lograrla yendo en línea recta hasta el final.
Y eran tantos los que de manera directa o indirecta esperaban una decisión,
un rumbo, un “por fin sabemos hacia donde apuntamos”
Nadie debería “colgar” su vida de las
determinaciones ajenas, sin embargo es una disección casi imposible en algunos
aspectos.
Un grupo de amigos.
Cada uno con sus encrucijadas.
Cada uno involucrando tangencialmente a otros destinos,
otras personas otros derechos a la paz…. A la certidumbre.
Una enfermedad repentina, cruel, agotante….para el que la padece tanto
como para los que rodean a la victima.
Encrucijada con decisiones rayando en lo cruel, persona mayor, sin familia propia, poco querible, pero ser humano al
fin, familiar, no se podía abandonar, tampoco sostener financieramente, ellos
mismos siendo adultos con hijos a cargo no podían hacer frente a las demandas de
tiempo y dinero que exigía el prolongado tratamiento.
¿geriátrico pagado con la magra jubilación?, ¿interminables horas de trámites
para conseguir los medicamentos que solo demorarían el triste final? ¿Qué se
encarguen otros? ¿Quiénes?.
Angustia laboral, malas finanzas, mala suerte, malas
personas aprovechando un hecho desgraciado del destino.
Urgiendo un cambio inevitable, soltar
el trabajo que se hizo sangre en las venas durante casi treinta años, cuando se
esta cansado, no se ve claro, el árbol inmediato tapa todo un bosque…y en
medio de las decisiones el sufrimiento familiar ante la inseguridad, ante el no
saber cómo hacer frente cuando el torrente de gastos propios de vivir siguen su
curso aumentando invariablemente su caudal.
El amor y la tentación tironeando de ambos brazos de
una sola persona.
La tentación que se volvió amor?
O es la imposibilidad de compartir al antojo de
ambos todo el tiempo disponible lo que hace tan fuerte el vínculo?
Un tira y afloja que deteriora, agota, cansa….los enoja tanto entre
ellos como con sus familias respectivas.
Esporádicos momentos robados a la vida estructurada de cada uno, a la
lealtad de quien confía, a la credulidad que supieron ganarse de quienes están a
su lado, hacen que el calvario se sostenga día a día.
La piel que aprendió lo que era arder….no se
conforma con menos.
Al menos no mientras exista quien provoque tal sensación.
¿Cómo se termina con el dolor de sostener lo
insostenible? ¿Después de la tormenta siempre vuelve la calma?
¿Se puede retomar la vida que se tenía antes de conocer un mundo de sensaciones
distintas? ¿Se pueden acallar las voces
sibilantes que endilgan cobardía a quien solo evita lastimar más de lo que cree
estar haciéndolo?
Una carrera universitaria eternamente inconclusa.
Excusas permanentes para la falta de voluntad frente a los libros.
El estigma grabado a fuego de que el “no se puede no
existe”.
La negación de entender que por más que una profesión te guste y
mucho, no sos capaz de atravesar el camino para lograrlo.
Culpa. Por el tiempo perdido, sin reconocer que
nunca lo es.
Por lo invertido económicamente.
El famoso “si llegué hasta acá”.
Y la infelicidad atemperada por horas de terapia,
placebos, discursos de seres queridos que intentan ayudar.
Diferentes dilemas, todos importantes para el que los lleva como
pesada mochila al hombro.
Somatizaciones.
Preguntas y repreguntas.
Charlas entre amigos para apalear el nudo en el
pecho, la imposibilidad de suspirar fuerte para expulsar la angustia que genera
la incertidumbre.
El que espera desespera…. Es cierto. Cansa. Enferma.
Porque una vez que la decisión está tomada…. el miembro
queda amputado, la gangrena se detiene, se aprende a vivir con la determinación
que se tomó sabiendo que el abanico es imposible de mantener abierto para
siempre.
O vamos hacia la derecha.
O a la izquierda.
O al frente.
Asumiendo que en cada una de las decisiones perdemos
las otras.
Sino, hay que resignarse a vivir en un círculo que no tiene fin.
Ni paz
No hay dolor que no se encapsule
Y a veces…. Si uno está muy
convencido de que lo que decidió fue con la mejor intención posible, pensándolo,
y eligiendo desde el corazón, la tranquilidad y la felicidad llegan….y también
si se mantiene fiel a lo que dicta el alma ese ser que estaba dolido, aprende a
disfrutarlas sin culpas ni facturas pendientes.
Patricia Figura, noviembre de 2014
Síntesis perfecta de las vueltas de la vida. Cuando yo era adolescente quería quedarme con todo. Me costó mucho aceptar que siempre hay que elegir y perder algo en el camino. Pero creo que lo más difícil es el devaneo hasta que por fin, se toma una decisión. Y no hay vuelta atrás.
ResponderEliminarcoincido Olguissssssssssss creo que la espera y la incertidumbre son gangrenas para el alma.
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