ENTRE
PARÈNTESIS
Miró
por tercera vez el mensaje en su celular.
El número era desconocido, no tenía idea de quién podía
ser el emisario….incluso se convenció de que alguien se había equivocado al
registrar el destinatario.
Sin
embargo…
Continuó organizando las cosas para poder viajar a
primera hora de la mañana con su familia, cuatro bolsos con las suficientes
mudas y abrigos para cinco días no eran moco de pavo….e inventar las ganas para hacer el largo trayecto, menos.
Pero había que hacer acopio de voluntad e ir.
Era eso o destinar los últimos días de vacaciones a
interminables reclamos conyugales, caras hoscas, silencios interminables y los
chicos en medio de todo un clima enrarecido.
Por otro lado no tenía ganas de que salieran trapos
sucios al sol.
Todavía
no.
No se sentía lo suficientemente fuerte como para
cambiar su historia, el camino recorrido era largo…. pero faltaba mucho más aún,
recién oscilaba en la “mediana edad” y se sentía más joven que a los veinte, más
firme en sus convicciones…. Por eso le costaba tanto no confrontar, no poner e
imponer sus límites.
Cerró
el bolso de la nena.
El suyo sería el último, todavía le faltaba el de su
esposo, cuya impaciencia por partir, le impedía detenerse en esas nimiedades…. Si
fuera por él saldrían con lo puesto y cuanto antes.
La señal de mensajes de su celular volvió a sonar.
“Estás ocupada? Qué haces?....tenès crédito, podès
contestar”.
¿Cómo sabía que tenía crédito?. Efectivamente, le había
cargado un par de días atrás, no lo hacía muy seguido ya que la mayoría de sus
contactos tenían w.p.
¿O era otra coincidencia?.
Se asomó por la puerta del pasillo y vio a sus hijos
jugando en el pequeño patio, todo estaba tranquilo, se escuchaba uno de sus clásicos
preferidos por el equipo de música.
_¿A quién le estás hablando en realidad?. Me parece
que te equivocaste de número .optó por responderle y terminar la cuestión ahí.
Buscó la ropa de su marido, seleccionó un par de
equipos deportivos, jeans, remeras de mangas cortas y largas, mudas, el equipo
de afeitar, after shave y estaba por cerrarlo cuando su celular le da la señal
nuevamente.
_No, no me equivoqué, te lo puedo asegurar. Contame qué haces_ hizo
una mueca.
_Por qué te voy a contar si vos sabes con quién
estas hablando y yo no tengo ni idea…. Si es una broma ya me aburrió y me haces
gastar crédito_ escrito así, sin errores, detestaba recibir mensajes abreviados
o con las consonantes cambiadas.
_Para hacer un paréntesis….salir de tu rutina,
podemos crear una “cierta amistad” y si te digo quién soy pierde misterio_
_NO me gustan los misterios….podes ser un lunático o
una de mis amigas con mucho tiempo como para estar haciendo bromas desde otro
celu…o medio psicópata como para tener dos chips._
_ Quedate tranquila linda, que no soy ninguna de
esas opciones…es más conversamos bastante animadamente cuando se da la oportunidad_
estaba sentada en el borde de la cama mientras leía…¿quién era?, ¿y si era su
marido?....no, demasiado frìo y cerebral como para inventar una salida de esa
manera.
Estaba demasiado cómodo en la rutina familiar como
para arriesgar la pseudo paz que reinaba entre ellos.
_ No me gusta estar en desventaja_
_Bueno, por qué en lugar de hacerme un listado de
todo lo que NO te gusta, no me contàs qué cosas sí….nunca tenemos demasiado
tiempo de conversar personalmente, algo o alguien nos interrumpe_
Pero
quién era?
Optó por llamar a una de sus amigas que era muy de
este tipo de bromas, se iba a dar cuenta enseguida si le tomaba el pelo o no.
Tras un breve intercambio, charla sobre la previa
del viaje y poco más, su amiga estaba por llevar a uno de sus hijos al médico y
estaba apuradísima, no, no era.
_Sé que te gustan las barritas de cereal, que
siempre te quedas sin pan para la cena, que los cambios climáticos te dan
alergia y que adoràs los fines de semana para estar en zapatillas todo el día, y entre paréntesis, es como más linda y
juvenil quedas_
“Ah,
bueno….¿su marido sabía esas cosas tan triviales y a la vez tan íntimas?.
Lo del pan y las alergias seguro que sí…era casi una
“victima” de esas situaciones y cómo la ponían.
O sea que la veía tanto con su ropa laboral como con
la de estar felizmente descansando…. ella también se prefería más informal,
cuando se sacaba los uniformes laborales, sentía que tenía años menos.
_¿¿¿¿Quién sos??????
“mensaje no enviado”…._no te puedo creer!!!!! Encima
me gasté todo el crédito.
Y si llamaba desde el fijo?
Para escucharle la voz…
No iba a hablar, solo escuchar.
Fue
hasta el comedor a buscar el teléfono…colgó.
Salió al patio a ver qué hacían los chicos, seguían jugando,
en su mundo.
Volvió
hasta el teléfono.
Marcó
el número que estaba ingresado en su celular, de donde provenían los mensajes.
Contuvo la respiración…. Una llamada, dos, tres,
cuatro…
Al mismo tiempo que un “hola” de voz grave, algo ronca,
muy masculina le respondía, la llave entró en la cerradura de la puerta de
calle haciéndola girar.
Colgó.
Su esposo, con el típico carácter alegre de cuando están
por retomar vuelo, entró llevando sendas bolsas del súper en cada mano, la saludó
con un beso y comentándole que había comprado todo para ir comiendo en el
viaje.
Puso la pava para el mate y sacó una bolsa con
facturas, mientras ella escuchaba que su celular enviaba otra señal de mensajes
en el dormitorio.
Murmuró algo de terminar de preparar el bolso
mientras él llamaba a los chicos para merendar.
“ Te arrepentiste?…mira que no te estoy proponiendo
nada raro, eh??...me gusta conversar con vos, y a vos conmigo, me doy cuenta…pero
si lo preferís personalmente todo bien”
“Pero quién essssssssss???????” “no, yo no me quedo
con la duda”, buscó cambio del cajón de su antigua cómoda de madera y mármol blanco,
iría a cargar crédito y lo llamaría del celular, seguro le iba a reconocer la
voz y terminar de una vez con toda esa payasada.
_Ya vengo, voy hasta la otra cuadra, no quiero que oscurezca_
le dijo a su esposo cuando ya casi estaba afuera.
Caminó las dos cuadras que la separaban del kiosco
donde hacían carga virtual, a menudo aprovechaba a cargar ahí su crédito cuando
compraba alguna que otra cosa y no tenía ganas de hacerlo por la compu.
El muchacho que estaba normalmente en el turno
vespertino, la saludó muy jovialmente, como siempre, le comentó que el sistema
estuvo caído hasta hacía muy poco tiempo, tipeò su número, le cobró y le sonrió,
ella agregó una barrita de cereal para ir comiendo y salió rápido, no dejaba de
tener en mente el sonido de ese “hola”, quería que se acredite su carga para
llamar antes de llegar a su casa.
La
señal de mensaje volvió a sonar cuando estaba a pocos metros del lugar y
esperando que el tráfico se detuviera para cruzar.
Pensó que era la acreditación y abrió el buzón de
entrada.
_Y? ya descubriste quién soy??? ¿ Viste que no
muerdo?._
Esbozando una sonrisa mitad alivio, mitad sorpresa miró
el celular y giró la vista hacia la fachada del negocio del que acababa de
salir, lo vio atendiendo, él levantó la vista hacia ella y le guiñó un ojo sin
dejar de trabajar.
El celu volvió a sonar: “tiene $30 vàlidos hasta….”
Patricia Figura, julio de 2014
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