Duelos Diferentes.
Mientras intentaba comenzar el día más o menos
despierta, una idea le rondaba en la mente, seguramente resabio de un sueño tardío,
o tal vez…algo que quedó en el inconsciente.
Mientras ponía a hervir la leche de los más chicos,
y la cafetera para su esposo, ella iba
por el segundo mate, una frase llegó a
su mente y se instaló “duelos diferentes”.
Los fue despertando a todos, con calma primero y
medio a los apurones a medida que el reloj avanzaba al triple de velocidad que
cuando estaba en su trabajo.
De alguna manera logró que llegaran a horario al
colegio y su marido la despidió con un beso hasta media tarde.
Ese día no tenía que ir a dar clases.
Su colegio estaba cerrado por desinfección.
Disfrutando
del silencio de su casa vacía, se sentó con un café cerca de
la ventana que daba a la calle, el vecindario comenzaba a despertarse , la
vecina de enfrente abría las rejas de su garaje para sacar el auto y llevar los
chicos al jardín de infantes, el kiosquito de la esquina desplegaba el toldo a
rayas haciendo saber con esto que ya estaba abierto, el dispensario bullía de
actividad, era día de vacunación, y el vendedor de huevos había comenzado su
ronda habitual pregonando su producto.
Volvió a su frase de vigilia… “Duelos Diferentes” tendría que hablarlo con su analista.
La imagen de su compañera de trabajo surgió entre la
nebulosa de su visión a través de las cortinas y la niebla de su mente.
Había enviudado hacía muy poco, unos meses nada más.
Y
cada día parecía ser peor que el anterior.
Cada
mueble por revisar era una nueva despedida, un nuevo velorio….en este duelo que
nada tenía que ver con los tiempos de un calendario.
En vano buscaban variarle la conversación, todo
desembocaba en el mismo delta de emociones encontradas, donde la sorpresa,
estupor, tristeza, descreimiento, añoranza, fe y amor reconocido hasta el
cansancio, encauzaban en anécdotas repetidas una y otra vez.
También la imagen de su sobrina bailaba entre la
telaraña de sus pensamientos.
Habían estado cenando todos un par de días atrás,
hermosa adolescente, brillante, locuaz, divertida y recientemente distanciada de su primer amor.
O al menos el primero que contaba.
Ese
que nunca se olvida y que permanece “un poco para siempre” en el corazón de su
primera novia.
Si bien se tocó el tema porque todos esperaban verlo
como siempre sentado a su lado, abrazados, discutiendo, negociando y finalmente
sellando la paz con un beso, no se pudo ahondar en el tema por la susceptibilidad
de los “suegros”.
La verdad es que todos se habían encariñado muchísimo
con él, era uno más en el hogar de su hermana y una especie de prolongación de
su sobrina.
Demasiado chicos, muy hermosos, muy inseguros, lo
que comenzó con alegría, compañerismo, amor y mucha diversión, se fue
transformando en una mochila muy pesada de sostener.
La
continua perorata de “lo miraste” “te mirò” “se miraron” “te sigue” “te busca” “te
gusta” “te vi” “lo escuché” “lo leí en el face”
“te retuiteò”, etc convirtieron
el disfrutar los momentos compartidos en padecerlos.
Se querían mucho, muchísimo pero se borraban la alegría
y discutían con los demás, es decir con
sus respectivas familias.
Ahora
todos estaban de duelo.
Lo extrañaban, era inevitable hablar al respecto,
pero tampoco podían condicionarlos… ellos demostraron que necesitaban crecer…por
separado, para tal vez después intentarlo juntos.
O
tal vez no, pero si ellos habían sido tan valientes de separarse aún a pesar
del dolor, los mayores debían tragarse las penas y apoyar.
Al menos delante de ellos, en privado, hablando con
su hermana se dio cuenta de lo triste que es elaborar una ausencia.
Duelos Diferentes.
Realmente era así.
Y cuántos se atravesaban a lo largo de la vida de
cada uno, aunque se fuera joven.
El final de cada etapa escolar, el mejor amigo que
se va a vivir lejos, los abuelos que comienzan a partir, el mudarse de barrio,
el deporte que no se puede practicar más, el matrimonio que llega a su fin
porque se fraternizó, o la viudez, con
todo el desgarro que implica, el yerno que ya no lo es y que cuesta mantenerlo
en el círculo cuando la pareja se quebró, la secundaria que termina, el último día en el trabajo de toda una vida….Duelos
Diferentes…
Suspiró.
Se sintió melancólica.
El encontrar el “meollo” de su frase o creer haberlo
encontrado, no le aquietó el espíritu.
¿Cómo se atraviesan las despedidas sin acongojar a
los demás?.
¿Cómo poner voluntad cuando poner la mesa representa
un esfuerzo titánico?
¿Por qué se sentía así ella si ninguno de esos
duelos le correspondía?.
Por ahora… susurró la vocecita entrometida.
Nunca se sabe que cambios se avecinan, algunos se
pueden prever, otros no, algunos dan tiempo para ir haciéndose a la idea, otros
te toman de sorpresa, algunos son para bien, otros sin sentido.
Nadie está exento.
Salvo que vea pasar la vida a través de espejos
ajenos.
Se levantó de un salto.
El sol ya estaba alto, era una mañana diáfana y sin
nubes.
Iría caminando hasta el súper cercano para traer
pocas cosas, si iba en auto dejaba el sueldo entero.
Les había prometido milanesas con puré a los chicos.
Hoy era el día en que no tenían tiempo para una
siesta…. el que más costaba de la semana que ya estaba llegando a su fin.
Habría que hacer algunos planes para el fin de
semana.
El cansancio hacía que tuvieran pocas ganas de
deambular.
Tal vez invitarían amigos a cenar.
O fueran todos al cine.
Mejor dejar que las horas los sorprendan.
Se levantó, fue a dejar la taza en la bacha, buscó
las llaves de la casa, los infaltables lentes de sol y con paso casi deportivo,
se dispuso a recorrer las pocas cuadras
que la separaban de su lugar de destino.
Patricia Figura, julio de 2013
Bello. Muy bello. Pueden escucharse los engranajes de esa cabecita tuya llena de preguntas acerca de la vida con la que sueles enloquecer a los lectores mayores de sesenta. Sobre todo a aquellos que pasaron por la vida sin cuestionarse nada. Jajajaaaa...
ResponderEliminarnormisssssssssssssss..... supongo que no te referiràs a vos????? imposible semejante cornucopia de obras propias en una cabeza sin cuestionamientos.... besotes amiga querida.
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