CONTRA EL TIEMPO.
Sentía los pies destrozados.
Le costó llegar a su cama.
Sola….
esta vez, ningún cuerpo joven y viril hasta lo insoportable, la acompañó.
No es que no hubiese tenido oportunidad, en la feria
de las vanidades a la que había concurrido, sobraban sementales dispuestos.
Claro,
que eran sólo eso.
Y ella hacía años que estaba acostumbrada al juego, de apariencia cuidada, gastando lo que no tenía
para seguir teniendo un aspecto ¿atractivo?…
pero su frescura no era ya la misma, cada vez costaba más mantener un color
natural en su cabello, donde un alegre “despeinado”
le daba un toque naif… con las luces bajas, por supuesto, otra cosa era durante
el día, donde las manchas de tanto sol en su haber y las reiteradas
depilaciones por el molesto vello facial, quedaban expuestas.
Alegre, graciosa y divertida de lunes a lunes, con
sus amigos, con sus compañeros sexuales, lejos de ser amantes, ella los
utilizaba para su propio e insatisfecho placer, ellos hacían lo propio.
Malhumorada,
deprimida e inquieta a solas.
Por lo general manejaba sus estados de ánimo, la
sonrisa fluía cuando algún comentario la halagaba o era preliminar de una
salida roseada de buena bebida, baile hasta altas horas, todavía conseguía llamar
la atención con sus movimientos sensuales, enardecer a quienes sabían que sólo
traicionando podrían llegar a ella.
El grupo de siempre que unía soledades en
bloques, le hacían de marco a la imagen que pugnaba por dejar ver.
Pero su mirada se iba nublando con mayor asiduidad…descomposturas
productos de la velada histeria la dejaban temblorosa y asustada.
Las fiestas folclóricas, que los agrios racionalizan
en “son inventos comerciales” comenzaban a pesarle cada vez más, las parejas
que se amaban realmente a su alrededor, la deprimían, la mujeres de su edad que
disfrutaban de salidas familiares o en parejas le provocaban una mueca
despectiva, aunque tenía en claro que
era incapaz de ser fiel o enfrentar la rutina.
Esa disociación en sus sentimientos la molestaba, le
fastidiaba, la apartaba de un manotazo que se traducía en frenéticos mensajes
de texto organizando salidas, viajes, bailes….cualquier manto era válido para
no ver el peligroso paso del tiempo con sus inevitables estragos.
El mirar hacia atrás no se le iba a presentar grato
en el inminente declinar físico.
Cuando su compañero genital de turno, encontraba con
quien hacer el amor, disfrutando la experiencia y alejándose inevitablemente de
su cama, se transformaba en amigo, si los recuerdos eran gratos, o en un
pesado, si no había tocado ni una hebra de su acelerado corazón.
A su
alrededor las chicas, jóvenes, frescas, lindas, crecían como un jardín descontrolado,
ella se aferraba en seguirlas, mimetizarse, ser una más, pero la brecha era
cada vez mayor…todavía podía, la experiencia le sacaba una cabeza a la juventud,
pero… por cuánto tiempo más?
Llegaría a pagar por mantener brazos fuertes y
vientres trabajados, sobre ella?
Era una carrera contra el tiempo.
Por lógica estaba destinada a perder.
Pero todavía no, faltaba mucho.
Tal vez no tanto…pero no era algo en lo que pudiera
pensar.
No se duchó.
Buscó el refugio de las sábanas limpias, perfumadas,
se puso de costado y haciéndose un ovillo se entregó al sueño que la sumiría en
sus propias fantasías o en sus peores miserias, dependía de cuál de los
profundos laberintos mentales eligiera
su atribulado inconsciente seguir.
Patricia Figura, abril de 2012
Triste destino de muchas y muchos, escrito desde los ovarios. Bravo, Patri.
ResponderEliminares algo que muchas veces observè a lo largo de los años, mujeres aferradas a su aspecto, desesperadas por sentir que chicos mucho màs jòvenes las "eligen" y que los de su edad se alborotan un poco, pero claro, desde lejos, la verdad es que es tristìsimo, porque inevitablemente el juego llega a su fin, no es algo en que el tiempo pueda jugar a su favor.
EliminarAllí está la clave, ese es el problema... Esa brecha, cada vez mayor. Por eso debemos tener muy en cuenta el poema "Desiderata": "Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud"
ResponderEliminarLo más sano es aceptar el paso del tiempo, celebrar la vida y disfrutar cada etapa. Estuvo bueno releerlo. Besos.
ResponderEliminarUn! Fuerte querida amiga ....el no querer dejar que transcurra el tiempo , tratar de mimetizarse con personas más jóvenes pero interiormente con una gran tristeza sabiendo que no es posible ...no querer aceptar el paso de los años ....la imagino sola , sin hijos y sin otro interés que ella misma sumergida en una soledad que lastima y la hace morir día a día .....pensar que hay muchos así ....
ResponderEliminarExcelente historia que no es tal , que se da en la realidad
Ani