¿Canalla o Cobarde?
En la primer mitad del 1900, en la época en que
nuestras abuelas eran un poco más que adolescentes…las costumbres eran
diferentes, muy, pero la esencia de las
personas eran las mismas de las de hoy, se manifestaban distinto, eran otros
los usos, las excusas, los métodos….pero desde el momento en que una
sociedad se forma, queda expuesta a todo tipo de seres con sus miserias,
vanidades, lealtades, orgullos, bondades, amores y desamores….cambia el
paisaje, pero la naturaleza humana va donde uno va…..más allá de las diferentes
épocas.
Los jóvenes de ese entonces, comenzaban a usar
pantalones largos después de los dieciocho años…. Incluso usaban cancanes de
lana en los inviernos fríos.
Las casas, alquiladas o propias para los más
afortunados, tenían grandes fondos, patios de tierra, árboles donde se trepaban
tanto los hermanos varones como las señoritingas cuando nadie las veía.
Algunos
tenían la suerte de poder continuar los estudios.
Otros después de la primaria entraban a trabajar de
cadetes e iban haciéndose un lugar a medida de que los años pasaran.
Nunca
faltaba algún músico, el piano para las niñas, bandoneón o violín para los
caballeros.
El infaltable baile en los lugares propios de cada
barrio, donde las madres acompañaban a sus hijas, cómodamente apoltronadas en
mesas, escuchando tanto valses, como orquestas típicas…. Y ellas disfrutando
hasta la media noche, donde pasaba el último colectivo que las llevaba al
hogar, o las más pudientes con taxis, y las menos, el coche del padre manejado
por un hermano que también había salido con sus amigos a bailar.
Ellos se conocieron por ser él uno de los amigos de
toda la vida de uno de sus hermanos mayores.
Bromista,
divertido, enamoraba tanto a las más jovencitas como a sus madres que veían al
yerno ideal…. Un poco “tarambana” pero era seguramente hasta que “siente cabeza”.
Nunca
se oficializó el noviazgo, pero se daba por sentado.
Con la hermana de un amigo no se anda con vueltas.
No se miente.
Por supuesto que estaban las “necesidades de los
hombres” pero eso no contaba.
Ella, dulce, muñeca, hermosa, suave, ingenua….tuvo
la fortuna de poder seguir estudiando.
Sus recreos eran los días en que él se daba una
vueltita a la hora del radioteatro y mateaban con sus otras hermanas y con la
madre.
Se encontraban algún sábado en los bailes de la
vecinal de uno de los mejores barrios de la ciudad….si bien invitaba a todas,
con ella era con quién más piezas compartía.
La sonrisa en forma de corazón que se formaba en el
rostro de ella iluminaba a todos…. Los ojos le brillaban.
Lo buscaba apenas ponía un pié en el salón de baile.
La
fastidiaba la cortesía de tener que aceptar a otros bailarines….sólo con él se sentía
volar.
Él se dio
cuenta de que si bien apreciaba muchísimo a toda la familia, estaba cómodo en
ese que era casi como su segundo hogar….no
estaba enamorado de ella.
De alguna manera se sentía obligado a ir, a pasar más
tiempo con tan devota amiga, que esperaba dejar de serlo para ser realmente su
novia.
Su
amigo lo palmeaba pero también le marcaba territorio.
De esa manera tenía veladamente prohibido comenzar a
tratar a cualquier chica que le gustara, imposible intentar frecuentar a
alguien, comenzar a conocerse….tácitamente
tenía “dueña” y estaba involucrada toda la que de alguna manera consideraba
casi su familia.
Ella comenzó a cansarse mientras estudiaba, sentía fuertes dolores de cabeza.
Su familia le decía que era de tanto soñar con él….volaba
en lugar de leer sus apuntes…estaba distraída
todo el tiempo pensando en el momento en que sonaba la aldaba y con silbido alegre él anunciaba su
presencia.
Pasaba mucho tiempo tocando el piano, la música la distendía….aprendía
frenéticamente las partituras que más le gustaban a su enamorado.
Cuando las indirectas fueron demasiado “directas” de
parte de su amigo y de la “doña” de la casa…. él sintió que algo debía hacer…la
quería, eso sí, le causaban gracia las inocentes demostraciones de amor por
parte de ella….pero no sentía ni su
pulso acelerarse ni mucho menos su sangre arder.
¿Era un mal tipo por querer casarse enamorado?
¿En qué momento todo se salió de cauce?
Cómo plantear algo que nunca se había expresado
formalmente pero que todos daban por sentado?. Su amigo el primero. En privado le decía cuñado.
Los
dolores de cabeza de la núbil iban en aumento…. Viajaron a la gran ciudad vecina para consultar
un oftalmólogo…bromearon a cerca de que usaría lentes como las eruditas.
Y
un plan ¿macabro? se formó en la presionada cabeza de él.
Una
salida nada airosa.
Pero
que esperaba que diera resultado y de la misma manera mantener su amistad y reputación
intacta.
“Es
sólo por un tiempo”.
“Hasta
que se le pase el capricho y se enamore de verdad de alguien que le
corresponda.”
Luego de ausentarse un par de semanas, donde ni los
amigos lo ubicaron en los lugares de costumbre, sabían que su familia vivía en
el campo, así que supusieron que había ido a hacerles una visita, apareció muy cabizbajo y absolutamente
rapado.
Esa tarde nadie escuchó el radioteatro, le
ofrecieron el mejor té de la casa, ella lloró frente a todos y sintió que su
cabeza estallaría en miles de pedazos.
Con gesto caído él explicó que había estado
consultando a varios “doctores” y que aparentemente tenía una enfermedad
terminal, que iría primero de sus padres, que el aire de campo le sentaría muy
bien para el tratamiento y prometió escribirles a todos, confiaba volver con el
tiempo pero que por favor lo entendieran y lo recordaran con cariño.
Ni que aclarar hay, que los medios de comunicación de
la época no eran los de hoy, las distancias se hacían más profundas, casi
insalvables a no ser por el ferrocarril, y que el que quería “desaparecer”
realmente…. Tenía muchas chances de lograrlo.
Ella buscò en el aparador del comedor principal, el bellísimo
retrato que sus padres le hicieran hacer por un reconocido fotógrafo, cuando
cumpliera los diecisiete años….su rostro hermoso orlado de bucles brillantes y
las largas pestañas enmarcando sus ojos tan típicos…. tan soñadores.
“Estaba
pensando en vos cuando me la tomaron….quiero que la tengas hasta que estés bien….y
cuando vuelvas yo voy a estar esperándote con todo mi amor.”.
El nudo en la garganta de él no fue fingido.
Estuvo ausente mucho más de un año, lejos de estar
enfermo, comenzó una nueva vida, buen trabajo en la provincia de las sierras,
estaba satisfecho, le parecía que había sido la mejor manera de salir airoso
sin lastimar demasiado, sin defraudar…no se puede culpar a un enfermo ¿No?
Escribió dos o tres cartas en los primeros meses
pero desde una casilla de correo, sin dar dirección cierta.
Después
el vacío comenzó a hacerse notar.
Ya no se sentía asfixiado ni oprimido.
Los
extrañaba a todos…y a ese amor incondicional más aún.
Miraba esa fotografía que había recibido con tanta
entrega, con fuego en los ojos de ella…la besó….y se extrañó de su gesto.
Y se rió mucho ….hasta que se le salieron las lágrimas….
Estaba listo para volver, quién sería tan necio de no disfrutar de semejante adoración?
Después de todo….había conocido muchas chicas….y
ninguna le había acelerado el corazón…. Tal
vez él no era de esos, tal vez su postura era dejarse amar…lo que si sabía
era de que su destierro había terminado…”una cura milagrosa” nadie discute las buenas noticias.
Con su mejor traje, el silbido en la voz y su
cabello brillante y ya crecido hizo sonar la aldaba de la manera en que lo había
hecho siempre.
Lo recibió una criada ojerosa, triste, una casa
oscura.
Lo anunciaron a la señora de la casa, que recorrió la
galería con su vestido negro riguroso y el inseparable pañuelo mojado en las
manos.
Se arrojó en sus brazos, lloró sin consuelo mientras
repetía “murió diciendo tu nombre…sólo te llamaba a vos”.
No
entendía nada. No quería entender. No podía.
“Esos dolores de cabeza se hicieron más intensos….no
necesitaba lentes…lloraba sobre los libros, en parte por tu partida, también por
la jaqueca….no hubo mucho para hacer… fue todo tan rápido….te llamaba una y
otra vez…no sabíamos donde buscarte, ni si estabas vivo o no…ella no tuvo un
milagro”.
Las palabras de la buena señora lo golpearon durante
años, no encontraba paz, no lo podía creer.
Se sentía un ladrón.
¿Pero
cómo podía prever semejante desenlace?
Con dolor se separó de esa última foto de una
adolescente enamorada de una ilusión.
Se la entregó a su familia.
Él volvió a las sierras.
Con los años formó su propia familia, tuvo hijos, la
mayor llevó el nombre de ese ángel que él no supo cuidar.
¿Era un canalla o un cobarde?.
Pasaron muchísimos años….nunca halló respuesta.
Basada en una historia contada por mi abuela Kiki.
Patricia Figura, junio de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario